Este capítulo muy de la posguerra en Europa, aunque ya en ruta a nuevas tendencias modernas al estilo cine verdad en el centro de la nueva ola, es recreado en blanco y negro, con Godard como crítico estelar de Cahiers du Cinema; el único, además, que aún no había hecho un filme, pues su colega, el gran François Truffaut, ya había estrenado “Los 400 golpes”.
Cuatro años han pasado desde que Finney Shaw (Mason Thames) escapó del terrorífico “Grabber” (Ethan Hawke), pero la historia no acabó ahí, puesto que el director Scott Derrickson retomó el encuentro entre víctima y victimario con una visión mucho más siniestra y sobrenatural.
En aras de su primer informe de gobierno, ha dejado en claro lo culturalmente desubicado que está. Una invitación con portada en pasta dura, nada austera, por cierto, con una imagen ¡EN ZERIO! de la pirámide de Chichén Itzá, es lo que eligió para convocar al acto oficial el sábado 4 de octubre.
Jafae Panahi, sin discusión, es uno de los mejores directores de nuestro tiempo, con esa manera de plantear dilemas morales en sociedades que parecen no considerarlos, sobre todo cuando una tiranía como la que gobierna Irán deforma la manera que tienen los ciudadanos de ver el mundo.