Inspirada en la historia verídica de Sarah Rector, la película cuenta cómo una niña afroamericana de 11 años fue la primera mujer millonaria de esta minoría en los Estados Unidos.
Todo ocurrió en el territorio indio de Oklahoma cuando en 1913, la pequeña heredera de la Muscogee Creek Nation se hace poseedora de 160 acres bajo el Tratado de 1866. Sarah cree que el predio tiene ríos subterráneos. No se equivoca; el líquido que fluía era petróleo y es precisamente por eso que debe defenderlo de todo aquel que se acerca para arrebatárselo con engaños o por la fuerza.
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El director Cyrus Nowrasteh se apoyó en el carisma de Naya Desir-Johnson para desarrollar esta película apta para toda la familia y, sobre todo, para los que busquen contenidos inspirados en la fe religiosa, que es el motor de lucha de esta muy joven protagonista, apoyada por sus padres y por un cazador llamado Bert (Zachary Levi), que se convierte en un gran aliado.
Así terminamos con una narrativa inteligente, bien actuada, verosímil y muy grata, cuyo punto de partida es una anécdota que debía compartirse. ****
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Punto final.- Como que ahora faltan las propuestas navideñas tipo “Home Alone”. Por qué será…
