Marty Mauser lo juega todo con una seguridad en sí mismo que no se cree. Timothy Chalamet es el joven actor que hace convincente este personaje marginal, trazado por el director Josh Safdie como un experto en ping-pong sin un lugar donde caerse muerto. Pero hay talento; de sobra, vaya.
Basado en la historia del tenista Marty Reisman, Safdie desarrolla la trama de este joven que está a un paso de la victoria y del infierno y desconocemos su destino.
Con un elenco muy logrado, donde destacan Odessa A’zion, Kevin O’Leary y Abel Ferrara, es la veterana Gwyneth Paltrow la que mejor complementa al protagonista en su papel de Kay Stone, una actriz empolvada que es seducida por el astuto joven judío, más no convencida de sus artimañas, que anticipa fácilmente gracias a la experiencia de tanta vida.
La película genera más emociones, situaciones inesperadas, la actuación más carismática de Chalamet a la fecha y una experiencia cinematográfica cargada de adrenalina. Sobra decir cuánto vale la pena ver este filme en los últimos días del año. ****
Punto final.- El pueblo de Derry que Stephen King imaginó lo recreó HBO a la perfección.






