Encabezado por Omar Chaparro, llega a salas de cine “La celda de los milagros”, filme colombo-mexicano basado en la popular cinta internacional “El milagro de la celda no. 7”, donde un hombre con una discapacidad neurológica es separado de su hija, acusado injustamente de un asesinato, encarnando una historia profundamente humana que explora el amor incondicional, la injusticia, el sacrificio y la esperanza en medio de la ternura de un lazo inquebrantable
Como un conmovedor regalo cinematográfico para los mexicanos, “La celda de los milagros” llegará mañana 25 de diciembre a salas de cine en todo el país, bajo el sello Cinépolis Distribución: una historia sobre el amor de un padre, la inocencia y la esperanza, encabezada por el conductor y actor chihuahuense Omar Chaparro, gestando una de sus interpretaciones más emotivas de su carrera, al encarnar a un hombre con una condición neurológica.
Publicidad
Compartiendo créditos con Gustavo Sánchez Parra (“Amores Perros”), Natalia Reyes Reyes (“Terminator: Dark Fate”), Sofia Álvarez (“El Diario”), Arturo Ríos (“La Casa de las Flores”) y Jorge A. Jiménez (“Pancho Villa: El Centauro del norte”), Chaparro propone un viaje emocional hacia los rincones del espíritu humano, bajo la dirección de Ana Lorena Pérez Ríos (“Como agua para chocolate”).
Basada en la popular coreana y turca, “El milagro de la celda no. 7”, la película colombo-mexicana narra la historia de Héctor, un hombre con una discapacidad neurológica, y su pequeña hija, Alma, de quien es separado al ser injustamente acusado del asesinato de la hija de un alto oficial del ejército, por lo que es sentenciado a muerte, y donde recibe el rechazo de los reclusos, pero cuya bondad y dulzura conquistan los corazones de quienes lo rodean, mismos que descubren su inocencia e idean un plan para darle una nueva oportunidad de vida afuera de una cárcel clandestina.
Publicidad
Profundamente mexicana en esencia, y latinoamericana en su vocación, “La celda de los milagros” fue filmada en Colombia (Bogotá, Bojacá, Cajicá, Zipacón y Guasca), recreando la atmósfera de un pequeño pueblo del Sur de México, bajo la mirada de Pérez Ríos, quien considera al largometraje como una película de inocencia y fe.
Publicidad
“Es mirar el mundo con los ojos de un niño, sin prejuicios. Es una historia de amor entre padre e hija: un lazo transparente y poderoso que atraviesa la oscuridad. Un recordatorio de que incluso en los lugares más devastados, la luz puede abrirse paso, y además una invitación a reflexionar sobre el poder transformador del amor y la capacidad humana de resistir”, subrayó la directora.
Y agregó: “La fe puede hacer milagros, y la película es un motor para volver a creer. Hay una luz en el camino, fe; y desde el amor y la visión de los niños, de la inocencia, de esa cosa que todavía no tiene un prejuicio del estar presente, suceden cosas increíbles”.
Por su parte, Chaparro compartió su experiencia con el personaje: “Me gustó no entrar al terreno neurodivergente, saber qué tipo de retraso o enfermedad o discapacidad pueda tener Héctor, sino al de construirlo, inspirándonos en la inocencia de un niño, observando cómo se mueven, piensan, sin filtros, inmersos en el aquí y ahora. Fue muy fascinante para mí abordar el personaje desde ahí; y luego este sentido de estar en el ahora sorprendido, lo empecé a adoptar para mí como persona. Entonces como actor, yo lo construí desde esa ingenuidad, esa vulnerabilidad”.
Pérez Ríos consideró que “La celda de los milagros” abre una oportunidad para hablar de los sistemas y la inclusión, y las maneras de llamar a lo diferente; “no tenemos infraestructuras para tratar estos problemas en la sociedad. Creo que es una película que habla de dualidad también, de lo claro y lo oscuro”.
Cobijado por actores de la talla de Gustavo Sánchez Parra y Jorge A. Jiménez, para Chaparro este fue el mejor camino: “Los ves a los ojos y ves la generosidad, donde ellos también quieren estar presentes. Los actores jugamos a no actuar, si me explico, sino a vivir. Y cuando tienes estos actores es mucho más fácil a que no se meta el actor, que el personaje juegue. Y sumado a tener una directora tan creativa, y con una visión tan clara me permitió construir mi personaje quitando capas inconscientes, y conectar con una paternidad muy pura”.
Para Ana Lorena Pérez Ríos, uno de los retos más grandes de filmar “La celda de los milagros” fue “mantenerme fiel a la inocencia, el tono. Para mí fue muy complicado entonar la película para que pudiéramos jugar. Generar un ambiente de juego donde hay mucha adversidad. Es muy fácil querer contar una cosa realista, una cárcel en donde estamos esperando a ver gente en situación privada de la libertad, con una violencia brutal, un personaje con una discapacidad. Para mí era muy importante contar un cuento. Un cuento desde la visión de un niño de cinco años, donde todos los personajes son resultado de creer y de una transformación interna porque observan desde la mirada de nuestro niño interno”, precisó la cineasta, quien en breve filmará la película “Carlota”, con Belinda de estelar, cuyo rodaje será en España.
