Los políticos metidos a morenistas que ansiaban adjudicarse la titularidad de la delegación federal de Bienestar que dejó vacante Alejandro Ruiz Uribe, especialmente para hacer política asistencialista, se quedaron vestidos y alborotados. La decisión, tanto de la Presidencia de la República como de la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, de ubicar como sucesora de Ruiz Uribe a una morenista que ha hecho carrera en la Ciudad de México, y no a un local ligado a los actuales gobiernos, refleja la desconfianza que en el centro del País se tiene sobre los gobiernos de Morena en Baja California, pues no le soltaron a ningún marinista la joya de la corona del gobierno central, el manejo y control de la entrega de recursos a través de los distintos programas que maneja la administración federal. Tal responsabilidad recae sobre Carmen Antuna Cruz, que llegó desde el centro del país para administrar los programas federales en el Estado 29, el 1 de octubre. Así que confianza, confianza, de Presidencia al Gobierno de BC, mucha no hay. Pues hay que recordar que Alejandro Ruiz Uribe llegó a esa delegación cuando lo propuso Jaime Bonilla al Presidente Andrés Manuel López Obrador, poco antes de tomar posesión como gobernador del Estado… por dos años. Esa era confianza entre mandatario nacional y estatal.
Vestidos y alborotados

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