Golpe seco al seudoanimalismo global
En medio de los atropellos y el arrasamiento imparable del sistema legal que la 4T lleva a cabo, para, entre otras muchas cosas, deslegitimar el bien cultural de la Tauromaquia en México, los taurinos hemos recibido en días pasados, de allende los mares, la excelente y oportuna noticia de que España ha blindado su tauromaquia.
Los políticos españoles en un acto de sensatez, de respeto a su cultura, a su historia y a sí mismos, han abortado en el Congreso una Iniciativa de Ley Popular (ILP) que intentaba cambiar su Constitución para derogar un artículo que protege a la tauromaquia como un bien cultural protegido por el estado. El Congreso determinó que la ILP ni siquiera entraría en una fase formal de debate. Se votó con algunas intervenciones preliminares de los partidos representados en el Congreso si pasaba o no a debate y el consenso fue que no pasaba. La discusión quedó zanjada con esta frase, que es una verdad palmaria: “La cultura ni se impone ni se deroga por decreto”.
La iniciativa estaba respaldada en números redondos por 700 mil firmas de ciudadanos a quienes no les gustan los toros, 1.5 por ciento de la población, y por los partidos comunistas de Sumar y Podemos (hoy muy activo en México, tiene hasta un canal de YouTube y asesores de Maduro en Venezuela; en España tuvieron un auge efímero, el espejo del comunismo encandilo a tres jóvenes sólo por breve tiempo; dos de sus tres fundadores, antitaurinos hasta la médula, enfrentan a la justicia actualmente por delitos sexuales). Los otros partidos que apoyaban la iniciativa antitaurina eran Bildu, heredero de los terroristas de ETA, y luego los partidos antiespañoles de Cataluña (con su líder máximo prófugo de la justicia, no puede pisar España), Galicia (con poco arraigo taurino) y alguna que otra ficha que se escapa. Es decir que los prohibicionistas de la tauromaquia estaban representados en el Congreso con el corte y perfil habitual de los intolerantes y los sectarios.
En España, más que en México, sí que corre más dinero por parte de las empresas que van a por todas en el mercado de la carne “sintética” y quienes están usando la tauromaquia como punta de lanza para acabar en definitiva con la proteína animal y hacer el negocio gordo de la “carne” que sale de una fábrica, pero que no viene ni de la vaca ni del toro. Algunos antis cooperan con esta causa, pero ni por enterados se dan, aunque sí que les salpica algún dinerillo de los lobbies que tienen este objetivo último de erradicar el ganado en su conjunto.
Esto es otra historia, pero al final el respaldo económico le imprimía mucho ánimo y una fuerza adicional a la iniciativa antitaurina. Los partidos que votaron en contra de la iniciativa y por la tauromaquia como patrimonio cultural, son VOX, la derecha española en ascenso; el PP, derecha moderada, que tiene en Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la política más libertaria, desacomplejada, elocuente y elegante de España y asistente frecuente en Las Ventas. La sorpresa de la tarde fue la abstención del partido del gobierno, el PSOE, socialista moderado, que tuvo en su momento a un presidente muy taurino, a Felipe González, que por cierto se le vio varias veces en la Plaza México en compañía de Carlos Slim.
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Esta noticia no es poca cosa. En España desarma de recursos legales y manda a la lona a los prohibicionistas, en una batalla que hacían ganada por puntos. Al dejarse intacta en la Constitución a la tauromaquia como patrimonio cultural, el Estado queda obligado a defenderla y promoverla, de la misma manera que lo hace con el teatro o el cine. El mensaje es que los antis dejen de fastidiar y se potabilicen con la democracia y respeten al que piensa y tiene una cultura diferente.
Lo más importante de todo respecto a esta iniciativa fracasada es que los funcionarios públicos menores, los equivalentes a nuestros presidentes municipales, regidores y jueces distritales no se atreverán a suspender una corrida impunemente porque a ellos no les gustan los toros o porque tienen simpatía con tal o cual causa animalista. En España esto no será fácil; nunca lo fue, pero ahora será casi imposible. En México, literal y ojalá que no se me censure la falta de elegancia, pero casi cualquier pelado (con toga o sin toga), sin la menor noción de historia, de cultura, de leyes, de sentido económico ni de nada, puede hoy en día cancelar una corrida de toros. Y no sólo eso; lo más grave es que cambian el Estado de Derecho y cambian las leyes para hacer legal lo que conviene a su ideología e ilegal lo que no va a tono con su ideología.
¡En Tijuana tenemos más de dos años sin corridas porque un amparo de quien sabe quién lo puso frenó las corridas de toros! En su momento, quien fuera presidenta municipal de Tijuana, Montserrat Caballero, dijo que estaba feliz como lombriz porque a ella no le gustaban los toros.
Ojalá que los políticos sensatos de México acusen recibo de esta medida y cambio de aires respecto al debate taurino que hoy sopla en España y que se dejen de complejos antiespañoles, que no tienen razón de ser; son una cosa que AMLO se inventó sin ninguna razón y a los que hay que dar vuelta de página. Qué tan ligados estamos a España y que tanto amor se le tiene que la propia esposa de AMLO solicitó la ciudadanía española y juramentarse ante el Rey; o que Monreal celebra aniversario de bodas en Madrid; o que el secretario de Educación, Delgado, hizo su periplo vacacional español; y que Pedro Haces está en Madrid cada que puede.
Basta un poco de reflexión para llegar a la conclusión que la tauromaquia es tan parte de nuestra cultura como lo es en España; lo mismo que la increíble lengua que compartimos, que la religión católica (que hay mucho ateo que se queja, pero apenas les llega la edad del matrimonio y andan seleccionando una iglesia bonita), que el mole, el chocolate, el chicle todo esto se fusionó por siglos. La 4T ni nadie va a cambiar la cultura de un pueblo; esta florece natural y espontánea. Si hay cultura que valga la pena sea de origen azteca, española o árabe va a prevalecer.
Atentamente,
Francisco Del Olmo.
Correo: [email protected]
Tijuana, B.C.







