La historia de Víctor Barba García es la de todo tijuanense adoptado por la ciudad, una de motivación y superación. Nacido en Guadalajara, Jalisco, al poco tiempo su familia se mudó a la esquina Noroeste de México, donde su gusto por la guitarra y la música se manifestó, participando como compositor en un concurso junto a Antonio De Carlo (cantante), siendo el inicio de muchas composiciones, arreglos y una diversificación en las artes audiovisuales, donde un joven criado en la colonia Obrera ingresó en 1984 al Conservatorio Nacional de Música en Ciudad de México y obtuvo dos Premios Nacionales de Composición.
Desde conciertos sinfónicos, como “Concierto para piano y orquesta”, hasta producciones populares, como canciones grabadas con Los Riviera 76 (tijuanenses), arreglos para Cornelio Reyna, Banda El Toro; la banda sonora de “Sueños Amargos” (1999) y“The penny” (2011); dirigiendo programas como “TV CASH” (serie de comedia), “La trayectoria” (concurso musical coproducido con Héctor Rodríguez P.); o asesorando a artistas como Ericson Molano y Allison Iraheta, por ilustrar brevemente, lo cierto es que no hay límites creativos para quien eventualmente migrara a Estados Unidos, persiguiendo el sueño de musicalizar películas, y que en su camino ha hallado la vocación y el compromiso de generar mayor educación musical entre las infancias y juventudes, tanto de forma presencial, generando una escuela de música en Los Ángeles, o innovando digitalmente con aplicaciones y sitios educativos como Easy Music y Songnes, y contenido gratuito en plataformas como YouTube.
“La satisfacción más grande de un compositor es lograr que su música penetre en las personas, y que ellas puedan entender lo que tratamos de decir con la obra”, declararía el también escritor y creador de contenido en 1989, palabras que han trascendido el tiempo y contexto. Habiendo experimentado “en carne propia, lo difícil que es poder hacer algo, especialmente en el mundo de la música”, tanto en el contexto artístico como en el personal, tras el fallecimiento de sus padres durante la juventud, “batallé mucho para poder estudiar, para poder hacer cosas; pasé muchos sacrificios. Hoy, gracias a Dios, estamos en una posición de poder dar un poquito de lo que nos ha bendecido; qué mejor poder hablar con niños y jóvenes, y decirles que no se desanimen, que no se desmoralicen, que si tienen ese deseo de hacer algo, hoy hay muchas herramientas que en los 70 y 80, ni siquiera existían. Tienen muchas oportunidades de poder exponer el talento y lo que ellos tienen para que la gente los vea”, explicó Barba al Semanario, recordando las épocas en que “escribíamos toda la música a mano, nota por nota”, mientras que la tecnología actual “ha mejorado muchísimo, y la gente que tiene el deseo de salir adelante, que tiene la creatividad y el talento, puede aprovecharlo”.
Como todo mexicano migrante, lo cierto es que el objetivo nunca fue vivir en Estados Unidos, pero sí superarse, y el sueño de introducirse en las bandas sonoras estadounidenses ha permeado en múltiples actividades, objetivos y más sueños a realizar, entre los cuales está volver a Tijuana para “fomentar y promover más la educación, la importancia de la música. Visitar escuelas, donar mi tiempo, gratuitas, sin ningún costo alguno”, una visión pedagógica mediante pláticas, seminarios y talleres, para que los padres también reconozcan “la importancia de llevar a sus niños a estudiar música”, lo cual espera concretar a partir de noviembre.
Finalmente, para el músico, productor, docente y escritor, se trata de “poder hacer historias que realmente causen un impacto positivo y que hablen de cosas muy buenas y dar mensajes positivos, y utilizar ese medio para poder compartir”.