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lunes, octubre 13, 2025
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6 años después, madre buscadora Mónica Mariscal encuentra a su hijo

David Alberto Minjarez Mariscal, de 26 años, desapareció el 1 de julio del 2019 cuando se trasladaba en su automóvil sobre la carretera Tecate Ensenada, en un tramo entre la delegación de la Nueva Colonia Hindú y el poblado de Valle de las Palmas, donde fue interceptado por sujetos a bordo de dos vehículos, señalaron entonces testigos residentes del lugar. El joven se dirigía a su casa luego de pasar la noche en Ensenada; al no comunicarse con el paso de las horas, su madre Mónica Gabriela Mariscal inició su búsqueda en instituciones médicas, comandancias, amigos, conocidos, e incluso buscó acercarse a lideres criminales para solicitarles, con el clamor de una madre, información de su hijo; esa búsqueda duró seis largos años.

Semanas después de la desaparición de David, Mónica conformó un grupo de mujeres que pasaban por la misma situación de un hijo desaparecido. A ellas se sumaron madres de todo el municipio, hermanas, amigos, primos, todo aquel que en el 2019 (considerado como uno de los años más violentos del llamado Pueblo Mágico) registraba la privación ilegal y desaparición forzada de alguno de sus familiares.

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Con sus propios recursos y poco apoyo del estado se hicieron de picos, varillas y palas; se organizaban entre los integrantes para rastrear en las zonas señaladas como de alta posibilidad de fungir como fosa clandestina y comenzaron una larga lista de registros de personas con y sin vida que fueron localizadas en distintos puntos de la zona urbana y rural del municipio.

En su búsqueda, el colectivo que Mónica encabeza logró dar con narco fosas ubicadas en el río Tecate, como las localizadas en enero de 2020, a sólo seis meses de la desaparición de su hijo y de la conformación del colectivo en la colonia Rincón Tecate, dentro del cauce del río; un mes después, en el mismo lugar volvieron a localizar tres cuerpos más, acumulando en menos de tres meses seis cuerpos encontrados en esa área.

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El número de personas localizadas dentro de fosas, canales de agua, pozos y a la intemperie fue creciendo, lo que llevó a Mónica a recibir mensajes de integrantes de los cárteles, quienes amenazaban con asesinarla si no paraba las búsquedas que llevaba a cabo.

“La primera vez que me tocó llegar a una búsqueda pensé que iba a tener miedo y que no iba a querer acercarme, pero se me quitó al ver a una persona, al ver cómo quedó; era prácticamente un esqueleto”, dijo Mónica durante una entrevista, superando el miedo y el cansancio para enfrascarse en la búsqueda de su hijo, el asesinato de otro y las amenazas hacia otro más, el cual tuvo que huir de Tecate.

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“A Mónica el miedo jamás la inmovilizó; al contrario, ella siempre decía que no iba a descansar hasta traer a su hijo de regreso y lo cumplió”, dijo una de las integrantes que por años ha luchado junto a ella contra las advertencias de los cárteles, la omisión de las autoridades, la indiferencia de la gente: “Es verdad, el temor de abrir cada una de las fosas localizadas por el colectivo y confirmar la muerte de tu familiar es indescriptible; sientes la adrenalina en el cuerpo, el corazón se quiere salir al ir descubriendo las prendas, tatuajes, los rasgos, pero también está la necesidad de esa paz que les producirá regresarlo a casa, con su familia, darle un digno entierro y un lugar donde irle a llorar”.

“No somos nadie para juzgar, es un ser humano; hemos encontrado cuerpos calcinados, mutilados o decapitados. Me ha tocado ayudar a la forense a desvestir los cuerpos y levantar osamentas; le pedimos a la gente que se sensibilice porque no estamos exentos que nos pueda pasar en cualquier momento”; explicó en el 2023 Mónica Mariscal: “Estoy buscando a mi hijo, no sé qué fue lo que pasó con él, no he tenido ninguna respuesta. Levantamos el acta, y lamentablemente va uno a preguntar a la fiscalía y lo único que tenemos en el expediente es la fotografía que entregamos y el acta que se levanta”.

Foto: Cortesía

El cuerpo de David Mariscal había sido encontrado desde hace años, justo al día siguiente de su muerte; autoridades informaron que el 2 de julio del 2019 fue localizado en el municipio de Tijuana, en un lote baldío de la colonia Granjas Familiares en la delegación La Presa. Presentaba múltiples huellas de violencia, habían intentado quemarlo dejándolo prácticamente irreconocible. Los hechos fueron registrados y el ADN puesto en la base de datos, mientras que el cuerpo, al no ser identificado o reclamado, fue destinado a la fosa común.

El lugar donde fue localizado el cadáver de David, apuntaron investigadores, era señalado como un área utilizada por el integrante del crimen organizado para abandonar a sus víctimas. Desde el 2015 hasta el 2019, al menos 10 cuerpos fueron localizados en el área; todos presentaban impactos de arma de fuego, huellas de tortura, estaban maniatados y más de la mitad fueron quemados, al igual que David. Un mes antes de localizar el cuerpo, el 6 de junio del 2019, cercanos a esa área ya habían sido hallados dos cuerpos, uno calcinado y otro en osamenta. Ese mismo predio, informaron también autoridades, se había decomisado una importante cantidad de marihuana.

El colectivo comenzó a buscar no sólo en la zona urbana, sino también en la zona rural, en la Nueva Colonia Hindú, en Cerro Azul, Valle de Las Palmas, San Pedro, Luis Echeverría, y Rumorosa; fueron intervenidos y los hallazgos comenzaron a sumar cuerpos por todo el municipio. A los cuerpos y narcofosas se le sumaron las más de mil 150 fichas de familias que solicitaban el apoyo para dar a conocer la búsqueda de sus familiares, hombres, mujeres, entre ellos adultos mayores y menores de edad.

“Todos pensamos que estamos preparados para encontrar a quien buscamos, pero el pensarlo, imaginarlo e incluso vivir el dolor del otro, no es comparable con el propio; es un impacto, un final de esperanza, un final que en una búsqueda nunca se está preparado para afrontar”, dijo Mónica.

 

FUE EL COLECTIVO EL QUE LOCALIZÓ LAS NARCOFOSAS EN TECATE

Al menos dos fosas clandestinas habían sido localizadas por el colectivo “Madres Hasta Encontrarte” el pasado 18 de septiembre en las inmediaciones de un predio ubicado en la delegación Rumorosa en el fraccionamiento Microondas, muy cerca de la carretera de cuota Tecate – Mexicali, donde fueron hallados dos cuerpos del sexo masculino y uno femenino, hallazgo que fue reportado minutos después del mediodía. Integrantes del colectivo continuaron la búsqueda, localizando una segunda fosa clandestina a escasos dos metros del primer hallazgo, con un cuerpo al interior, también del sexo masculino.

Apenas a inicios de año, el 21 de enero, fue intervenido un predio señalado por integrantes del crimen organizado al colectivo de búsqueda, como uno de los puntos en los que se habían enterrado a víctimas de la delincuencia organizada; ahí se localizaron cinco cadáveres apilados al interior de un narco fosa, así como tres osamentas. El 9 de febrero, nuevamente el colectivo de búsqueda logró localizar cuatro cuerpos que habrían sido colocados un mes antes de ser encontrada.

Los cuerpos localizados en ambas fosas presentaban huellas de violencia e impactos de arma de fuego; dos de los rostros habían sido carcomidos por animales de carroña, mientras que del cuarto cuerpo sólo se halló una parte de los pies y cadera.

El mismo domingo 9 de febrero, dos cuerpos fueron localizados en el tramo descendente de La Rumorosa; se encontraban torturados, atados con las manos hacia la espalda y con los pantaloncillos abajo.

 

EN MANOS DE LA AUTORIDAD

David estuvo por seis años en una fosa común, en espera de ser identificado; a pesar de las múltiples tomas de muestra realizadas a Mónica Mariscal, ninguna de ellas hizo match con su hijo que 24 horas después de su desaparición ya estaba en manos de las autoridades.

Mónica asistió en múltiples ocasiones a la fosa común para acompañar a integrantes de su colectivo, o bien ciudadanos que solicitaban su apoyo luego de que pruebas de ADN conformaran que su familiar estaba en esa fosa.

“Mónica fue muchas veces a acompañar a personas o solicitar alguno de los cuerpos que yacían en la fosa común; estuvo ahí, a metros de su hijo, al que buscó sin cansarse en días de lluvia, frio, calor. No se le que quebró el alma, y si el cuerpo se rehusaba, el corazón la movía; es verdad es una desgracia que por seis años haya tenido que pasar este dolor, cuando su hijo fue localizado al día siguiente, pero eso la llevó a formar este colectivo. Eso la llevó a luchas, a buscar una puerta para todos los que no la habíamos encontrado abierta, y a localizar a casi un centenar de fallecidos que pudieron regresar a casa, hoy después de tanto es su hijo el que regresará a casa”, externó una de las integrantes, que aún sigue con la esperanza de ver a su hijo, privado desde hace dos años de su libertad en Tecate.

A la fecha se contabilizan más de 18 mil cuerpos en la fosa común del municipio de Tijuana, informó Fernando Ocegueda, presidente de la Asociación por los Desaparecidos de Baja California; de ellos, más de la mitad pueden ser los que sus familiares hoy buscan por cerros, cañones, calles, pues la falta de empatía y de políticas públicas que permitan una dignificación de los espacios donde moran esos cuerpos ha complicado su identificación y, por ende, el regreso a sus hogares.

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