Está Pepito en la clase de matemáticas.
Maestra: “Pepito, si te diera dos gatos, y otros dos gatos y otros dos, ¿cuántos tendrías en total?”.
Pepito: “Siete”.
Maestra:” No, escucha con atención, Pepito. Si te diera dos gatos, y otros dos gatos y otros dos, ¿cuántos tendrías?”.
Pepito: “Siete”.
Maestra: “Déjame decírtelo de otra manera. Si te diera dos manzanas, y otras dos manzanas y otras dos, ¿cuántas tendrías?”.
Publicidad
Pepito: “Seis”.
Maestra: “Bien, Pepito. Entonces, si te diera dos gatos, y otros dos gatos y otros dos, ¿cuántos tendrías?”.
Pepito: “Siete”.
Maestra: “Pepito, ¿pero de dónde carajos sacas el siete?”.
Pepito: “Sucede que yo ya tengo un gato en casa, maestra”.
Autor: Jaimito.
A las puertas de la muerte
Va Jaimito por la calle, cuando, de repente, se encuentra a su amigo. Este le dice:
— ¡Hola, Jaimito! ¿Cómo estás?
— Uff. He estado a las puertas de la muerte.
— ¿¡Pero cómo, Jaimito!? ¡¿Qué te pasó?!
— A mí nada. Vengo del cementerio.
Autor: Pepito.
Muy ebrio
Un hombre muy borracho llega y tropieza en la puerta principal de un bar y pide una cerveza; el bartender le dice:
— De ninguna manera, amigo, está demasiado borracho.
Unos minutos más tarde, el borracho entra en el baño, al rato sale y nuevamente pide una cerveza, y el bartender le dice:
— No hombre, la última vez le dije que está demasiado borracho.
Bien, el borracho sale del bar, pero cinco minutos más tarde entra por la puerta trasera y pide una cerveza; otra vez el bartender le dice:
— Estás demasiado borracho.
El borracho se rasca la cabeza y se dice a sí mismo: “Debe ser cierto, en los dos últimos lugares que visité me dijeron lo mismo”.
Autor: El bartender.
Efectos del alcohol
Una madre, enseñando a su hijo acerca de los efectos secundarios del alcohol, toma dos tazas, una la llena con agua y la otra con whisky. Ella dice:
— Quiero que veas esto.
Entonces pone un gusano en la taza con agua y éste anda tranquilamente dentro del agua, luego pone un gusano en la taza con el whisky y el gusano se muere inmediatamente. Entonces dice, sintiendo que ha dejado su punto esclarecido:
— ¿Qué me puedes decir acerca de lo que acabas de observar?
El niño responde:
— ¡Que si bebo whisky no voy a tener gusanos!
Autor: Una madre frustrada.
Llamada comprometedora
Suena el teléfono de la casa. (Llamada desconocida).
— ¿Aló?
— ¡Hola, linda! ¿Tienes novio?
— Sí, y lo amo mucho. ¿Quién eres?
— Soy tu hermano, le voy a decir a papá.
— ¡Tonto! (La chica cuelga).
Al rato nuevamente suena el teléfono. (Otra llamada desconocida).
— ¿Aló?
— ¡Hola! ¿Tienes novio?
— No. ¿Quién eres?
— Soy tu novio… desgraciada. ¿Cómo es eso de que no tienes novio?, ¿me engañas o qué?
— Discúlpame, es que mi hermano me acaba de hacer una broma para chismearle a papá. Sabes que te amo.
— Es broma, no soy tu novio, soy tu padre. Estás castigada por un mes.
Autor: El novio de verdad.
Pobres monstruos
¡Estoy hecho trizas!
Firmado: Frankenstein.
* * *
Dos vampiros se cruzan volando
— ¿Cómo te llamas?
— Vampi.
— ¿Vampi qué?
— Vampi Rito. ¿Y tú?
— Otto.
— ¿Otto qué?
— Otto Vampirito.
* * *
— ¿Qué pide Drácula cuando entra en un bar?
— Un vaso sanguíneo.
* * *
Estaba una familia de vampiros en la mesa almorzando cuando el hijo pregunta:
— Mamá, ¿puedo ir al baño?
— Sí, pero no tardes que se te coagula la comida.
* * *
El conde Drácula trabaja para reparar su ataúd y grita:
— ¡Vladimir!
— ¿Sí, Conde?
— Pásame el destornillador.
— Aquí tiene, señor.
— ¡Noooo! ¡El de cruz no!
* * *
— ¿Qué hace Drácula con un tractor?
— Sembrar el miedo.
* * *
Cierto día se encuentran Batman y Drácula en una exposición sobre la Luna.
Drácula se queda mirando a Batman fijamente, hasta que Batman, incómodo, le pregunta:
— ¿Le pasa algo, Conde? ¿Necesita algo de mí?
Drácula le mira con más intensidad aún y le dice:
— Batman, dime la verdad, ¿no seremos primos?
* * *
— ¿Qué tienen un común un fin de semana y un murciélago?
— ¡Ambos pasan volando!
* * *
— Mamá, mamá, en el colegio me llaman bruja.
— ¡Pero bueno! ¿Y tú que les dices, hija?
— Nada. Les convierto en sapos a todos.
* * *
— ¿Por qué los fantasmas nunca lavan?
— Porque corren el peligro de meter en la lavadora a sus parientes.
* * *
En la noche de Halloween, un niño le pregunta a su padre:
— Papá, ¿en esta casa hay fantasmas?
— No, hijo, ¿quién te ha dicho eso?
— El cocinero.
— ¡Recoge todo, que nos vamos de casa!
— ¿Por qué, papá?
— ¡¡Porque no tenemos cocinero!!
Autor: Un adelantado.