El poeta y promotor cultural, cofundador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y catedrático jubilado, Víctor Soto Ferrel, el jueves 11 de septiembre fue distinguido con el Premio Rubén Vizcaíno Valencia 2025, otorgado por el Centro Cultural Tijuana (CECUT) durante las XVII Jornadas Vizcaínas.
A propósito de la distinción al maestro Víctor Soto Ferrel, la poeta y narradora Ruth Vargas Leyva escribió el texto “Víctor Soto Ferrel. La vocación de crear y compartir”, en homenaje a su amigo y colega, mismo que compartió con ZETA, del cual se extraen algunos fragmentos medulares.
“La actividad de Víctor, que se extendió durante más de 45 años, como un acto de fe, cubrió conferencias sobre cine y cursos sobre historia del cine, apreciación del cine, literatura y cine, guionismo de medios audiovisuales, historia y perspectivas del cine documental, desarrollo del cine en Baja California y, finalmente, análisis cinematográfico; todo ello en el marco de una actividad académica que incluía clases, talleres, asesorías, dirección de tesis. Este compromiso amoroso de Víctor Soto Ferrel se prolongó, con apoyo de la UABC, hasta principios del 2000”, reconoció Vargas Leyva.
“Víctor Soto Ferrel extendió –quizás es más correcto decir que elongó– a todo el Estado las acciones del Departamento de Difusión Cultural en Tijuana. Una relación de apoyo mutuo y de complicidad con Rubén Vizcaíno Valencia donde no había descanso. Entre las actividades promovidas por el Departamento de Difusión Cultural de la UABC en Tijuana, estuvo un concurso de testimonio oral. Víctor y yo dedicamos los domingos, durante tres meses, para apersonarnos en el Parque Teniente Guerrero y recabar el testimonio oral de asistentes, visitantes y personas sin hogar. Uno de ellos ganó el concurso. Sin identificación, Víctor y yo dimos fe de la legitimidad de su testimonio. Cualquier proyecto fue un reto que Víctor asumió sin reparos, entre ellos la participación en el Taller de Poesía Amerindia y la publicación de las revistas ‘Amerindia’ y ‘Hojas’; en todos dejó una huella indeleble”, recordó.
Finalmente, valoró al homenajeado: “No he conocido, a nivel regional, persona más generosa con sus saberes, ni más comprometida con la literatura y el cine, más analítico, con una fina ironía y sarcasmo que siempre divierte; porque Víctor es un hombre apasionado en todo lo que hace, un docente maravilloso, un promotor de la cultura desde hace más de 50 años y un amigo incondicional al que todos reconocemos en sus méritos y queremos entrañablemente”.
A continuación, con la autorización de su autora, ZETA comparte el texto íntegro de la poeta Ruth Vargas Leyva, titulado “Víctor Soto Ferrel. La vocación de crear y compartir”, mismo que escribió a propósito de la entrega del Previo Rubén Vizcaíno Valencia al también poeta y promotor cultural Víctor Soto Ferrel.
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“VÍCTOR SOTO FERREL. LA VOCACIÓN DE CREAR Y COMPARTIR”
Por Ruth Vargas Leyva
“Antonella Estévez, afirma que ‘Todas las obras cinematográficas, como producción cultural, vienen de un contexto y ese contexto está definido por el momento ideológico, el momento económico, el momento político y también están definidas por el contexto en que se exhiben’. Esta última afirmación es relevante cuando nos referimos a Víctor Soto Ferrel. El contexto en que exhibió las películas en rollo, en ocasiones cargando incluso el proyector y transportándose en autobuses, fue el de espacios educativos sobre todo universitarios, el de bibliotecas y otros foros, que Víctor atendió como uno de los actores del Departamento de Difusión Cultural de la UABC que dirigía en Tijuana Rubén Vizcaíno Valencia. Fue más allá de proyectar en Mexicali, Tijuana, Ensenada y Tecate, cintas de la Filmoteca de la UNAM, en Tijuana, a partir del 19 de febrero de 1979. Su actividad incluyó el acervo del Servicio Cultural de la Embajada de Francia, la filmoteca del Instituto Goethe, de la Embajada de Alemania, la Cineteca Nacional y el Servicio Cultural del Consulado Chino en Tijuana.
“Creó una nueva generación de espectadores en Tijuana en escuelas del nivel educativo medio, en la Librería México-Tijuana, el Club Campestre, la Escuela Cuauhtlatóhuac, el Sindicato de Telefonistas, la secundaria Pablo L. Martínez, la Sala Esplandián en la Biblioteca del Parque Teniente Guerrero, la Casa de la Cultura, el Teatro Universitario y las salas de la ahora Facultad de Humanidades. En Mexicali proyectó en las salas de las facultades de Sociología y Derecho, la Casa de la Cultura, la Biblioteca Pública y, finalmente, en un espacio propio: la Sala de Cine de Extensión Universitaria; lo mismo hizo en Tecate. En Ensenada atendió exhibiciones de películas en Ciencias Marinas, en las salas del Centro Cultural Riviera Pacífico y en Extensión Universitaria, además de los ciclos de Indoamérica en el Teatro del Estado.
“La actividad de Víctor, que se extendió durante más de 45 años, como un acto de fe, cubrió conferencias sobre cine y cursos sobre historia del cine, apreciación del cine, literatura y cine, guionismo de medios audiovisuales, historia y perspectivas del cine documental, desarrollo del cine en Baja California y, finalmente, análisis cinematográfico, todo ello en el marco de una actividad académica que incluía clases, talleres, asesorías, dirección de tesis. Este compromiso amoroso de Víctor Soto Ferrel se prolongó, con apoyo de la UABC, hasta principios del 2000.
“Víctor Soto Ferrel extendió –quizás es más correcto decir que elongó– a todo el estado las acciones del Departamento de Difusión Cultural en Tijuana. Una relación de apoyo mutuo y de complicidad con Rubén Vizcaíno Valencia donde no había descanso. Entre las actividades promovidas por el Departamento de Difusión Cultural de la UABC en Tijuana, estuvo un concurso de testimonio oral. Víctor y yo dedicamos los domingos, durante tres meses, para apersonarnos en el Parque Teniente Guerrero y recabar el testimonio oral de asistentes, visitantes y personas sin hogar. Uno de ellos ganó el concurso. Sin identificación, Víctor y yo dimos fe de la legitimidad de su testimonio. Cualquier proyecto fue un reto que Víctor asumió sin repararos, entre ellos la participación en el Taller de Poesía Amerindia y la publicación de las revistas Amerindia y Hojas, en todos dejó una huella indeleble.
“Víctor acompañó su vocación literaria, por la que dejó la medicina, con la promoción cultural en diversos ámbitos y abordó un tipo de crítica que evalúa una película abarcando diversos aspectos como el contexto, la trama, los temas, la dirección, el guion y las actuaciones, los personajes en el espacio, los planos, encuadres, la luz, el sonido. Concretó la crítica cinematográfica en una obra de arte que dialoga con otra obra de arte. Ofreció y acercó a sus alumnos y al público en general a una interpretación personal coherente y clara para fomentar el diálogo con el espectador.
“Como docente en la Escuela de Humanidades, Víctor Soto Ferrel creó una corriente de crítica cinematográfica dotando a los alumnos de herramientas para su propio análisis, para decodificar imágenes, para interpretar cada escena, para pensar sobre lo visto. Porque ni el director, ni los actores tienen la verdad sobre la película, sólo el espectador que al verla ubica cada escena entre sus referentes del mundo, prolonga su experiencia vital, se encuentra, en una mano que cae, en una nota que brota de un chelo, en una nube que desaparece en el horizonte, en un hombre que a medianoche atraviesa una calle en absoluta soledad. Introdujo a una crítica cinematográfica académica que rara vez se presenta en forma de reseña, pero que deja una mirada profunda.
“Quiero creer que mucha de la poesía de Víctor tiene raíces en ver cine, en pensar en lo visto, en extrapolar imágenes cinematográficas a la realidad y el contexto de Tijuana. Graba imágenes, las edita, las articula en la memoria en una historia que crea y recrea en su poesía. Calles recorridas deambulando, encuentros con personajes como Danielle Galois en el bar El turístico, reuniones con alumnos de la Escuela de Humanidades, entre ellos Noé Carrillo, caminatas hasta la casa de Raúl Rincón Meza. Paisajes cotidianos retenidos en un verso que se vuelve nuestro, porque su poesía siempre hace un sitio en nuestro espíritu. Ha publicado Sal del espejo (poesía), Ed. Penélope, col. Libros del salmón, México, 1982; La casa del centro (poesía), Fondo Editorial de Baja California/CONACULTA/ICBC, México, 2001; y Arena oscura, Premio Estatal de Poesía, ICBC, 2014; se publicó en 2015. Está incluido en la multicitada antología Siete poetas jóvenes de Tijuana. Hemos envejecido, pero él continúa siendo joven. De ello habla su entusiasmo, su narrativa, su mirada atenta sobre la ciudad, su compromiso con otros.
“No he conocido, a nivel regional, persona más generosa con sus saberes, ni más comprometida con la literatura y el cine, más analítico, con una fina ironía y sarcasmo que siempre divierte, porque Víctor es un hombre apasionado en todo lo que hace, un docente maravilloso, un promotor de la cultura desde hace más de 50 años y un amigo incondicional al que todos reconocemos en sus méritos y queremos entrañablemente.
“Víctor ha recibido varios homenajes por su trayectoria universitaria, entre ellos el reconocimiento que le ofreció la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) Campus Tijuana; homenaje como maestro, cineasta y poeta; el homenaje en la apertura del Encuentro Literario Norte 32 (antes Festival Felino), y el recibido en la Feria del Libro de la UABC. Me regocijo que se haya instituido el Concurso de Crítica Cinematográfica Víctor Soto Ferrel, también de que se le otorgue el Premio Rubén Vizcaíno Valencia 2025. Una vida universitaria se condensa en estos reconocimientos ampliamente merecidos. ¡Felicidades, querido Víctor!”.