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lunes, septiembre 1, 2025
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La música de nuestros días

Acostumbraba ir a un restaurante ubicado en el malecón, con mis hijos. Ya hasta teníamos “nuestra mesa”.

Todo iba bien, hasta que empezaron a poner música con letra obscena, especialmente en sus referencias hacia la sexualidad de la mujer. Independientemente de la libertad de expresión o de la manifestación del arte, el punto es que había niños presentes y al personal eso no le importó.

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Hablé con la encargada. Se manifestó apenada, pero aclaró que no era cuestión de ella y que no podrían cambiar la música porque eran órdenes de los dueños. El asunto es que recibían clientes mexicoamericanos, a quienes les gustaba ese género musical, y evidentemente habían decidido darles preferencia.

Nunca más regresamos a ese restaurante.

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La anécdota surge porque en el transcurso de la semana, una asidua lectora de mis artículos, molesta porque sus pequeños hijos y ella misma están -como todo mundo- expuestos a música cuya letra ya desbordó todo límite de prudencia, siendo casi imposible proteger a los más vulnerables, porque la exposición es abrumadora.

Si bien no proponemos una censura exagerada, incluso gubernamental, sí como sociedad y como padres de familia deberíamos emprender acciones para cuidar a los niños y mujeres frente a frases e imágenes explícitas que nuestros hijos no deberían escuchar, ya que contienen mensajes que pueden penetrar en la mente de los menores y afectar a su comportamiento.

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La infancia es una etapa muy delicada para la formación de una persona.

Si el niño escucha letras groseras y violentas constantemente, terminará pensando que es algo normal y que puede expresarse de la misma forma.

Un estudio publicado por UNICEF sobre el influjo de los medios de comunicación en los niños y adolescentes, afirma que “la influencia de la música más popular afecta a los jóvenes entre unos 12 y 20 años en el lenguaje, la manera de vestir y la forma de tratar a las mujeres, que generalmente son cosificadas”.

Hay que evitar el acceso a videos de contenido sexual protagonizados por mujeres y hombres semidesnudos con escenas que roban la inocencia de nuestros hijos, quienes no tienen edad para asimilar ese material.

Comúnmente, los cantantes se refieren a las mujeres como simples objetos sexuales vulgares que deben complacerles en todo. Al escuchar esto, los chicos comenzarán a asumir una actitud machista, mientras que las niñas querrán imitar la actitud de las chicas de los vídeos y sus movimientos de baile, haciendo creer a los niños que el éxito consiste en tener auto lujoso y efectivo para derrochar.

Para contrarrestar las influencias negativas, nuestra función como padres es establecer límites, y eso incluye controlar la música y videos que pueden escuchar. Somos los encargados de orientarlos en la vida y mostrarles el mejor camino que deben tomar.

Todo es cuestión de cuidar la música de nuestros días.

 

Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.Correo: [email protected] Internet:  http://about.me/sandovalalberto/  Facebook: Alberto Sandoval. X (Twitter): @AlSandoval

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