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lunes, septiembre 15, 2025
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El especialista

Una pareja llevaba muchos años de matrimonio y no había logrado tener familia. Tras consultar a varios médicos sin éxito, fueron a ver a un especialista muy renombrado quien, tras muchos estudios, les dijo que la única solución era que buscaran un padre sustituto.

— ¿Y qué es un padre sustituto? —preguntó la señora.

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— Es un hombre seleccionado con mucho cuidado y que hace, por una sola vez, las funciones del esposo para que la mujer quede embarazada.

La señora vacila un poco, pero su marido le dice al doctor que él no tiene ningún inconveniente, con tal de ver realizada su ilusión de convertirse en padre. Pocos días después se contrata a un joven, concertándose una cita para que, al siguiente domingo por la mañana, cuando se ausente el marido de la casa, vaya y visite a la señora para cumplir su tarea. Sin embargo, sucedió que un fotógrafo de niños había sido llamado a una casa vecina para retratar a un bebé. Por azar del destino, el hombre se equivocó de domicilio, llamando al de la señora:

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— Buenos días señora, vengo por lo del niño.

— Mmmm, sí, pase usted…. ¿Quiere tomar algo?

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— No, muchas gracias, el alcohol no es bueno para mi trabajo. Lo que quisiera es comenzar cuanto antes.

— Muy bien, ¿le parece si vamos a la habitación?

— Puede ser allí, pero también me gustaría uno aquí en la sala, dos en la alfombra y otro en el jardín.

— ¿Pues cuántos van a ser? —se alarmó la señora.

— Normalmente son cinco en cada sesión, pero si la mamá coopera pueden ser más, todo depende —dijo mientras sacaba del portafolios un álbum. —Me gustaría que viera antes, algo de lo que he hecho. Tengo una técnica muy especial y única que le ha gustado mucho a mis clientas. Por ejemplo, mire el retrato de este niño tan bonito; lo hice en un parque público, a plena luz del día. ¡Cómo se juntó la gente para verme trabajar! Esa vez me ayudaron dos amigos, porque la señora era muy exigente, con nada le podía yo dar gusto y quedar bien. Para colmo esa vez tuve que suspender el trabajo, porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.

La señora, estupefacta, escuchaba todo esto mientras el fotógrafo continuaba:

— Ahora vea estos mellizos. En esta ocasión sí que me lucí, todo lo hice en menos de cinco minutos. Llegué y ¡plaf! dos tomas y mire los gemelos que me salieron.

La señora estaba cada vez más asustada oyendo al fotógrafo que continuaba:

— Con este niño batallé un poco más, porque la mamá era muy nerviosa. Yo le dije: bien señora, usted mire al otro lado y déjeme hacer todo a mí. Ella se puso de espaldas y así pude yo hacer mi trabajo.

A esta altura la señora estaba al punto del desmayo. Y el fotógrafo guardando su álbum le dice:

— ¿Quiere que comencemos ya, señora?

—  Cuando usted diga.

— Está bien, voy a por mi tripié.

— ¿Tripié? —dijo temblando la señora.

— Sí —comenta muy tranquilo el fotógrafo—, es que usted sabe, mi aparato es muy grande y necesito un tripié para apoyarlo y estabilizarlo, porque ni con las dos manos puedo sostenerlo bien….  ¿Señora? ¿señora?… ¡¡Señoraaaaaaaaaaa!!

Autor: Un fotógrafo.

 

Víctor y Pilar

Víctor y Pilar, un matrimonio normal, estaban discutiendo más de lo normal últimamente y en una de esas discusiones deciden que no se van a hablar más.

Ya se sabe, la famosa “ley del silencio/hielo”: uno no habla al otro y viceversa.

Pero llega la ocasión en que Víctor se da cuenta que necesita que su esposa lo despierte al día siguiente a las 7 a.m. (el despertador estaba estropeado), ya que tenía una importante reunión con un cliente.

Pilar se levanta todos los días a las 6:45 a.m. para organizar sus tareas laborales antes de ir a trabajar, y tiene un precioso reloj/despertador de pulsera que él le había regalado.

Pero Víctor no quería ser el primero en hablar, así que le dejo un post-it en su mesilla de noche que decía:

“Por favor, Pilar, tengo que levantarme a las 7 a.m. Avísame”.

A la mañana siguiente, Víctor se despierta y se da cuenta que son las 9 a.m., y que la reunión ya había pasado y quizás también el importante cliente se había ido.

Furioso, empieza a pensar las “burradas” que le iba a decir a Pilar cuando se la echara en cara (ni ley del silencio ni nada).

Y en eso se encuentra un post-it en su mesita de noche que dice:

“Víctor, levántate, son las 7 a.m.”.

Autor: un soltero feliz.

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