“Mi trabajo no es un accidente”, refiere a ZETA el artista plástico bajacaliforniano que expone la individual “Fragmentario”, en la galería Alfonso Bustamante
Entre búsquedas y encuentros en una obra que va de la figuración a la abstracción, o que aborda la migración desde el humanismo, Ignacio Hábrika se encuentra en una etapa muy productiva, tal como lo muestra su más reciente individual, “Fragmentario”, que se inauguró el pasado jueves 24 de julio de 2025, en la galería Alfonso Bustamante Labastida localizada en el Grand Hotel, bajo la curaduría y museografía de Francisco Godínez y Guillermo Hernández.
Tras su retiro en 2012 luego de ejercer por más de 40 años como docente y después de dejar la función pública en 2022 al coordinar el programa estatal Talentos Artísticos durante ocho años, por estos días Hábrika se encuentra produciendo bastante obra, tal como puede apreciarse en “Fragmentario”, exhibición que consta de 21 piezas, incluidas 12 de reciente creación pintadas entre 2020 y 2025.
“He estado muy centrado, muy productivo. Produzco mucho, produzco en mi estudio, produzco en casa también”, reveló a ZETA el reconocido artista bajacaliforniano tras la inauguración de “Fragmentario”, ocasión en que también confesó algunos destellos de su propuesta estética y discursiva.
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“YO SOY MIS CAMINANTES”
En Baja California, Nacho Hábrika es el pintor de las multitudes, de los caminantes, de las migraciones, temáticas visibles o perceptibles a través de “obras que reflejan parte de una realidad social que percibo, contrastada con la belleza sutil de la forma y el color, elementos con los que busco esbozar al ser humano en su eterno divagar por la existencia, con la anhelada y genuina esperanza de prosperar o de sobrevivir”, en palabras del artista plástico (Mexicali, 1953), avecinado en Tijuana desde 1974.
Las multitudes en la obra de Hábrika pueden apreciarse en piezas creadas en las últimas décadas, como “Me miras y no me ves” (acrílico sobre tela, 105×105 cm, 2009), “Disfraces” (acrílico sobre tela, 123×93 cm, 2010), “Caminantes” (acrílico sobre tela, 92×92 cm, 2010), “Silencio incómodo” (acrílico sobre tela, 123×93 cm, 2022), “El sueño de la multitud” (acrílico sobre tela, 120×100 cm, 2023), “La escalera” (acrílico sobre tela, 77x61cm, 2024), “Caravana” (mixta sobre papel, 52×67 cm, 2024), por ejemplo.
“La migración es un fenómeno sociocultural que está desde que el hombre es hombre. Desde que empieza el hombre, empezó la migración; siempre está buscando tierras más cálidas o donde hubiese alimento y buscando, siempre caminando. Yo soy mis caminantes, ésa es la idea; fundamentalmente ahí está un sentido de por qué hago yo lo que estoy pintando; ahí es donde yo encuentro sentido. No encuentro sentido en hacer un retrato, en hacer un paisaje muy bonito que sea muy parecido”.
— ¿Por qué en tu obra son importantes las personas entre las multitudes?
“Yo me veo ahí junto con todos, yo me veo como humanidad, formando parte de una sociedad, formando parte de un mundo. Me veo como un elemento más. Yo quisiera que las cosas en el mundo pues fueran de otro color, pero estamos viendo muchas situaciones. Cuando yo estoy pintando las multitudes estoy reflejando precisamente la humanidad, las búsquedas de la humanidad, la gente tratando de prosperar, de sobrevivir, de avanzar. Entonces, eso es parte de mi lenguaje, es lo que yo siento, lo que me gusta pintar”.
“EL PAISAJE INFLUYE MUCHO”
En la obra de Ignacio Hábrika se refleja el color arena claro de la península bajacaliforniana -que no es blanca como la de la península de Yucatán o café oscuro como la del Golfo de México-, y el azul marino del Golfo de California o del mar del Pacífico, en piezas como “La escalera” (acrílico sobre tela, 77×61 cm, 2024); o los colores café claro y terrosos de La Rumorosa o la Laguna Salada, como en “Paisaje 22” (acrílico sobre tela, 100×125 cm, 2023) o “Contemplación” (acrílico sobre tela, 92×61 cm, 2025), por citar algunos ejemplos.
— ¿Qué tanto ha influido en tu obra el paisaje de Baja California?
“Totalmente, totalmente. En mi obra encuentras San Felipe, La Rumorosa, el área de San Quintín, el área de la Laguna Salada me fascina. Por ejemplo, en ‘Contemplación’ vemos el espacio abierto. Fue importante para mí ver el espacio abierto rumbo a San Felipe, donde de pronto yo veía 360 grados, era una locura ver tanto espacio y la sensación que me provoca, de esa majestuosidad. De alguna manera, se ha reflejado esa búsqueda, esa sensación. Son sensaciones que van quedando”.
Reconoció la influencia del paisaje bajacaliforniano en su lenguaje pictórico: “El paisaje influye mucho. Me nutro de esos espacios, de esos paisajes; entonces, los he incorporado en mi lenguaje plástico. Sí es importante para mí el paisaje y ha influido, por supuesto, ahí está presente”.
— Más allá de la reproducción realista, ¿cuál consideras que es tu papel como artista en torno al paisaje?
“Yo pienso que el artista tiene que aportar ideas, tiene que aportar formas, imágenes que puedan hacer que las personas encuentren un sentido, que se vean reflejadas. Me decían: ‘Yo aquí voy en esta multitud’, ‘Así es como llegué’, ‘Así es como me moví’, ‘Así fue como emigré’, he escuchado en muchísimos lugares ese comentario. Yo pienso que el artista es un elemento fundamental, no nada más de artes plásticas, sino de teatro, danza, de todas las artes; es fundamental, es como un termómetro de la sociedad, un termómetro de la cultura. Los artistas somos seres necesarios. Imagínate el mundo sin música. Imagínate el mundo sin escultura, sin pintura. Imagínate una sociedad así, qué terrible sería. El arte de alguna manera tiene que ver con la conciencia, con los sentimientos, con el interior de las personas. El artista aporta muchísimo a la sociedad”.
ENTRE LA FIGURACIÓN Y LA ABSTRACCIÓN
Hábrika no retrata multitudes, las recrea o interpreta. Su obra no es realista, más bien se diluye entre la figuración y la abstracción: “La realidad que distingo se encuentra situada entre la figuración y la abstracción, en una constante dualidad, complementándose plásticamente, pero sin importarme mucho cuál predomina o el porqué, ya que finalmente todos los caminos me llevan a reconocer que la luz, tiene la última palabra”, sostiene Hábrika.
— ¿Por qué para ti “la realidad se encuentra situada entre la figuración y la abstracción”?
“No me importa mucho cuál predomina, si la figuración o la abstracción, pero al final todos los caminos nos llevan a lo mismo: al final, si tú ves una obra figurativa, donde ves personajes, vas a ver que está rodeada de un ambiente de abstracción. Me apoyo en las dos escuelas: figuración y abstracción. O sea, me encantaría a veces hacer geometría, me encantaría hacer puras manchas; hay gente que echa manchas y les quedan unas obras preciosas, pero a mí no me termina de convencer ese tipo de trabajo. A mí me convence esto porque sé que tengo algo que decir, sé que tengo algo que comunicar de alguna manera, algo que expresar, algo que quiero transmitir: una sensación”.
“TODO VA APARECIENDO DE ACUERDO A LA NECESIDAD”
En la entrevista para este Semanario, Nacho Hábrika también se mostró dispuesto a confesar algunos secretos de la creación de una obra.
— ¿Qué es primero para ti al crear una obra: la idea, la imagen, la composición, el color? ¿Cómo te enfrentas al acrílico sobre tela en blanco?
“Mira, yo veo una tela, la pongo y me siento a verla. A veces puedo tardar horas viendo el material y de pronto encuentro el sentido y la composición, y empiezo a imaginar cómo se verían los colores, cómo se vería el equilibrio, qué elementos debo de usar. Y así es como se empieza a elaborar. Empieza y van apareciendo, van saliendo las formas, los colores, todo va apareciendo de acuerdo a la necesidad que la obra presenta, porque sí tiene uno que saber que hay colores que no hacen buena combinación, hay ciertas reglas sobre todo de teoría del color, que no debes de hacer determinadas combinaciones porque echas a perder un color, por si lo quieres intensificar, muchas veces nos equivocamos. Entonces, tenemos que saber qué colores usar, cómo mezclarlos. Es todo un proceso. Yo hago algunas pruebas con los colores y cuando estoy convencido ya puedo ubicar la imagen completa del cuadro, digo: ‘Ah, ya sé lo que quiero’. Lo visualizo, ya lo demás es mecánico. Cuando empiezo un cuadro, a mí me parece muy feo. Es más, nunca me gusta mostrar nada que no esté terminado, porque es un proceso y empieza así, y se va poco a poquito, se va vistiendo y se va realizando la obra”.
— ¿Cómo sabes cuando una obra está concluida y ya puede ver vista por los demás?
“La obra lo dice. El ojo te lo dice. Ya dices: ‘Si le pongo algo más, se va a sobrecargar’. Uno tiene que buscar equilibrios tanto en el color como en la composición. Entonces, es ese sentimiento, tiene que ver mucho el sentir la obra. Si yo siento que la obra se está yendo por otro lado y no es lo que quiero, pues sin ningún problema retomo el camino y me voy hacia la idea que tengo. A veces también se van dando situaciones que me cambian la idea original y resulta algo muy interesante finalmente y, entonces, entiendo que estéticamente tiene más fuerza esta pieza que brotó de pronto que con la idea original”.
“MI TRABAJO NO ES UN ACCIDENTE”
Los colores no son lisos o planos en las obras de Hábrika, como en “Disfraces” (acrílico sobre tela, 123×93 cm, 2010), “Estudio 1” (acrílico sobre tela, 92×61 cm, 2019) o “Paisaje 22” (acrílico sobre tela, 100×125 cm, 2023), sino que se aprecia o se distingue en sus piezas una textura que parece grabado o alguna técnica de impresión.
— ¿Cómo ha influido en tu obra el monotipo con el que empezaste tu trayectoria en la década de los 70?
“Mucho, porque me da mucha riqueza en las formas, en las texturas. El monotipo de alguna manera es impresión. Pero no son monotipos, si no, pues le pondría ahí: uno de uno, tendría que poner ahí una señal de que es un monotipo. No, es pintura. En esto encontré mi camino, en ese tipo de formas, de texturas, de movimientos, encuentro mucha riqueza. Me puedo pasar horas viendo el interior, las partes y empiezo a encontrar cantidad de personajes y a veces digo: ‘Mira, lo que había estado pensando, aquí está reflejado en una imagen’. Esto es, va inherente conmigo, ésa es mi manera de pintar. Así pinto”.
— Pero sí hay una influencia en tu obra del monotipo, aunque no sea monotipo…
“Por supuesto, y puede ser parte del proceso creativo, desde luego que sí. Pero no es un accidente. Mi trabajo no es un accidente, y el monotipo pues se da como un accidente, es algo accidental lo que va a salir. Fíjate, he pintado piezas, multitudes, por ejemplo, usando el goteo -sin tener que dibujar-, puras gotitas y ahí ves a los personajes, ahí los ves, ahí están, les ves el rostro, el cuerpo, en fin, están los personajes y son puras gotitas. Jackson Pollock agarraba la pintura, la goteaba y salía algo maravilloso. Pero no sabías qué era, salía lo que tú querías ver ahí. Pero llevar algo dirigido, pues es diferente”.
— A veces pareciera que algunas de tus obras están hechas como cuando pegas papel con pintura, lo retiras y queda la rugosidad o la textura…
“Claro, sí, y también tela, alambres. El material es como un laboratorio”.
— ¿Cómo le hiciste para crear la textura en piezas como “Disfraces” (2010)?
“Tal vez usé tela, no recuerdo. No recuerdo exactamente, pero seguramente fue tela o papel. Siempre he querido hacer una exposición que se llame ‘Tela, papel y madera’. O sea, sobre esos elementos hago muchas cosas. Con la madera también puedes lograr texturas. Yo siempre les digo: hay que acercarse a buscar. La obra tiene riqueza, nada más hay que verla. O sea, si yo veo la obra de pasadita, pues sí, la ves y puedes juzgar, dices: ‘Ah, está fea, está buena’. Pero si te acercas y empiezas a encontrar sentido, ahí es cuando realmente el artista y el público entramos en comunicación, ahí es cuando nos identificamos y ya lo puede uno comprender”.
“ESTOY EN BÚSQUEDAS Y EN ENCUENTROS”
De las 21 piezas que integran “Fragmentario”, 12 fueron creadas entre 2020 y 2025. Incluso, cuatro fueron pintadas en 2025, incluida “Fragmentario”, título homónimo de la exposición, además de cuatro acrílicos sobre tela fechados en 2024.
— ¿Cómo ha sido esta época para ti en cuanto a creación pictórica a partir de tu retiro como docente y sobre todo estos últimos cinco años después de la pandemia?
“De maestro de educación primaria hice más de 40 años, hasta 2012. Después, en 2014 me nombraron Coordinador de Talentos Artísticos, un programa muy importante, hasta 2022. En 2022 llegó un momento en que nada más me he dedicado a pintar y a escribir. He estado muy centrado, muy productivo. Tengo cantidad de obra en papel, tengo cantidades de piezas que ni siquiera se las mostré al curador ni nada. Algún día voy a hacer una exposición que sea puro papel, sin telas; se van almacenando ahí piezas muy interesantes. Entonces, produzco mucho, produzco en mi estudio, produzco en casa también”.
— ¿En qué momento o etapa consideras que te encuentras en tu trayectoria?
“Disfruto mucho la vida, disfruto mucho el respirar, el estar, sé que todo tiene su etapa y su caducidad. Entonces, asumo que estoy viviendo algo irrepetible y que me siento feliz, feliz de estar haciendo lo que amo. No tengo prisa, no me está correteando el tiempo, estoy sumamente tranquilo, yo creo que en un estado muy ecuánime, muy centrado, muy metido en lo que hago. Aprecio mucho la vida, aprecio mucho a los amigos, aprecio mucho a las personas, a los niños. Soy feliz de ver tantas manifestaciones de la gente hacia mi persona. Me doy cuenta, miro hacia atrás y veo el camino enorme, largo, larguísimo; y hacia enfrente, corto. Eso me lo decía mi papá: ‘Yo volteo hacia atrás y veo un camino largo y hacia enfrente, cortito’. Bueno, pues así es esto, hay que tener la certeza de que no hay fecha que no llegue”.
— Finalmente, a pesar de tu trayectoria de más de 50 años creando obra, ¿por qué presentas “Fragmentario” como el reflejo de una “estética experimental”? Es decir, ¿estás constantemente experimentando?
“Estéticamente estoy buscando caminos que me lleven a acercarme más con el público, con las personas. Estoy buscando que la idea que quiero plantear sea recibida de una manera sin tanta complejidad”.
Finalmente, no obstante a su extensa y reconocida trayectoria, Hábrika sigue creando, experimentando, buscando, encontrando: “He estado buscando cada vez afinar más mis colores, llegar de una manera más fácil, estoy evitando ser muy complejo con mi trabajo, quiero que la gente disfrute la sensación que yo estoy transmitiendo, ya estoy evitando colores fuertes. Estoy en otro proceso, yo estoy en búsquedas y en encuentros”.