Con el melancólico irradiar de una Luna en su fase cuarto menguante en el horizonte de una noche semi cálida entre montañas rocosas y el bordo metálico, las luces fluorescentes de juegos mecánicos rechinando insertados en el corazón de una ciudad cuyo nombre se ha impreso millones de veces en una cerveza, y el pasear de sus habitantes entre pasillos de puestos de comida y entretenimiento, se estampó la tercera jornada del Festival Tecate en Marcha 2025, donde poco más de 15 mil personas atiborraron el Estadio Manuel Ceseña y los terrenos adjuntos a él.
La euforia del barrio, la cumbia, y el gueto ondearon el clima del Pueblo Mágico con la llegada del guanajuatense Santa Fe Klan, considerado una de las voces más influyentes del hip hop en Latinoamérica por su excelsa narrativa que conecta profundamente con la realidad de las multitudes, enraizándose en la colectividad.
Así fue como minutos antes de las 00:00 horas, Ángel Jair Quezada Jasso, quien ha brillado con su propio talento para fusionar cumbia, acordeón, y rap, e internacionalizar su carrera a la par de colaboraciones con íconos de la talla de Snoop Dogg, Steve Aoki, Saweetie, y recientemente junto a Rick Ross (“Diamonds”), Saweetie (“Locos”) y Manu Chao (“Solamente”), saltó al templete escoltado por bailarines, elementos del folk tradicional mexicano, la cultura hip hop entintada hasta en la piel, trayendo su barrio a Baja California.
“Me acabo de echar unos tacos bien mamalones en Tijuana, a ver si no me cagó aquí, me echaré un shot de tequila para el desempance”, luego de intermpretar “Por mi México”, canción con la que iniciaría su presentación en Tecate, seguida por “Nunca imaginé”, “Soledad”, “Todo va a estar bien”, “Celoso”, “Así soy yo”, entre otras con las que probó su autenticidad y el profundo apego de los barrios tecatenses.
Sin olvidar su esencia, mostrándose como es, con el orgullo de su ciudad natal y sus orígenes guanajuatenses, Santa Fe Klan deleitó a miles la noche de ayer en el Estadio Manuel Ceseña, ganándose la ovación, el respeto, cariño y admiración de un público con el que compartió hasta sus botellas de tequila, energía y varios porros de marihuana durante casi tres horas de una peculiar actuación que provocó hasta estampida previo al inicio del concierto.
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