Ante los diversos escenarios de contextos de vulnerabilidad por lo que familias enteras se encuentran en la necesidad de migrar, diversas asociaciones de activistas en apoyo a la comunidad en movilidad recordaron la importancia de atender la salud mental de los niñas y niños.
Arizal Anzueto, miembro de la organización en apoyo a los derechos de las infancias “Save The Children”, señaló que tras el tránsito los niños pierden su sentido de pertenencia al salir de su estado y llegar a otro país. Por lo que buscan también ayudarles a armonizar este camino “que puedan sentirse en casa y no lejos de ella”.
Violencia, falta de comunicación y falta de concentración en el sector educativo son algunas de las consecuencias de no atender la salud mental de los menores, enfatizó Johana García, facilitadora en Save The Children.
Aunado a que en su mayoría ya se encuentran huyendo de contextos vulnerables, siendo la violencia y la economía, algunos de los principales factores que desencadenan la movilidad.
Tras ello, uno de los principales retos que enfrentan los menores es la inserción escolar, pues a veces no cuentan con su documentación personal en orden, se dificulta comprobar la validez del nivel estudios e incluso atraviesan barreras de idioma; es por ello que a través de la Secretaría de Educación Pública, ya se facilitó la identificación a través de los documentos, no solo en físico, sino también digital.
En el tránsito migratorio, los menores suelen perder entre 1 año a 2 años de periodos escolares. Es por ello que celebró que durante este año han logrado apoyar a 17 niñas, niños y adolescentes con inscripción formal en educación, para lo cual solo tardaron alrededor de 3 semanas. Mientras que Save The Children suma el haber apoyado con diversos servicios a 2 mil niñas, niños y adolescentes, así como personas adultas,
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Por su parte, Verónica Ochoa de Centro 32, compartió que pueden padecer problemas patológicos, ansiedad y muchos problemas conductivos en el aprendizaje, en la atención y en la concentración, al enfrentar este tipo de procesos en una edad importante para el desarrollo de sus habilidades.
“Los motivos de movilidad de las familias son muy distintos, pero la mayoría son por violencia. Entonces al llegar acá, están concentrados en qué van a hacer, cómo van a sobrevivir o a dónde vamos a ir, pero los niños dejan de ser vistos”, comentó.
Es por ello que en su atención psicológica suelen escuchar comentarios como “A mí nadie me preguntó”, “yo no quería venir”, “no sé porqué estoy aquí”, “extraño mis juguetes”, “mis perros”, “extraño mi escuela”, “mis amigos”.
Con estos testimonios de las infancias en diversos albergues de la ciudad, Diana Arenas de Alianza para la Salud de los Refugiados (Refugee Health Alliance), presentó el libro “Mi diario de Viaje”, con actividades terapéuticas para niñas y niños.
“Esta es una herramienta de salud mental para la comunidad, tanto para la niñez, como las familias”, explicó. Según manifestó, el daño a la salud mental es circular, pues si un miembro de la familia se encuentra afectado, impacta a sus cercanos.
Fue a lo largo de 6 meses que se acercaron a los diversos albergues de Tijuana, recopilando testimonios para conocer las necesidades de los menores. Según informó de 2023 al 2025, han atendido a 2 mil 781 personas.
Al detectar la necesidad de reafirmar su identidad, pertenencia y continuar siendo niños y niñas con el deseo de jugar, realizaron un llamado a la atención de la salud mental y buscar apoyo en las organizaciones civiles en caso de ser necesario.