Cada día, cuando Roberto Méndez Arreola volvía a su casa ubicada en el fraccionamiento Lomas Altas, al Sur de la ciudad de Mexicali, se sentía seguro. El agente de 45 años y 23 de servicio, estaba comisionado a la Zona Sur del valle de Mexicali desde la primera época de Luis Felipe Chan al frente de la seguridad; sabía que el área que le correspondía dirigir era de verdadero riesgo, pero al llegar a la ciudad bajaba la guardia.
El policía de carrera, apodado por sus compañeros como el “Barney”, no se encontraba en el radar de ninguna corporación como deshonesto, pese a que laboraba en una de las zonas de mayor control del grupo delictivo de Los Rusos. Su estilo de vida discreto confirma esta versión.
Poco antes de terminar la noche del 14 de julio, después de la turbulencia derivada de la salida del Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez de la Dirección de Seguridad, y el regreso de Luis Felipe Chan Baltazar, Roberto fue contactado vía telefónica.
En pijama, le comentó a su esposa -también policía- que saldría unos momentos para pagar un dinero, sin precisar mayores detalles. Caminó tranquilamente hacia la esquina esperando encontrarse con alguien conocido, volteó hacia los lados después de revisar su celular, mientras buscaba a su contacto. En ese momento, dos hombres salieron a escena y abrieron fuego con armas de uso exclusivo del Ejército mientras se acercaban hacia la víctima, quien desde el primer disparo cayó descompuesto.
Esto no importó a los criminales, quienes descargaron sus armas por varios segundos hacia el cadáver del Barney; los estruendos fueron percibidos por vecinos varias calles alrededor, pero nadie observó la fuga de los sicarios, salvo una cámara de vigilancia colocada en un poste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de esas que la misma Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) han insistido en remover de las calles, pues no se encontraba dentro de un domicilio.
En total se recuperaron 88 casquillos de un arma calibre .223, los cuales provocaron más de 100 heridas en todo el cuerpo del Sucomandante Méndez. Además, se localizó un automóvil en los alrededores del canal Tulichek, muy cerca del sitio del ataque. El automóvil fue rastreado y se pudo confirmar que fue adquirido la tarde anterior, mediante una venta por internet, de donde se obtuvieron datos importantes que pueden ligarlo a los autores del asesinato.
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Entre el tiempo en el que la familia acudió a brindar apoyo a Roberto y el arribo de la Policía Municipal, como primer respondiente, hubo suficientes minutos para que el teléfono del agente “desapareciera”. Mientras que autoridades insisten en solicitar el celular a la familia -al grado de no querer liberar el cuerpo en tanto no se entregue el teléfono-, estos últimos refieren que desconocen su ubicación.

En otras palabras, el teléfono con el que Roberto sostuvo la última comunicación antes de ser emboscado, fue tomado de la escena y no por los sicarios.
Fuentes de las mesas de seguridad fueron consultadas por este Semanario y difieren un poco en la investigación, pero dos puntos son muy claros: policías municipales informaron a los asesinos sobre la ubicación de la víctima y participaron en el apoyo para sacarlo de su casa. Lo otro es que los caminos apuntan a que los responsables son una célula de Los Rusos y ubican perfectamente a un joven de 22 años apodado “El Misil” o “El Pistón”, como uno de los implicados.
La última vez que fue asesinado un policía municipal en Mexicali fue en septiembre del 2021, cuando ultimaron a Luis Quintero Machado, durante una persecución; el último mando asesinado fue Daniel Samaniego, en 2011, cuando se encontraba a las afueras del restaurante Sara’s; y en San Felipe fue ultimado en enero del 2025 se privó de la vida a Germán Rubio Gaxiola.
ROBERTO, SIN HISTORIAL CRIMINAL
El Subcomandante de la municipal, Roberto Méndez Arreola se dirigía a su tercera década dentro de la Policía Municipal, y a finales del 2024, los años de servicio le hicieron justicia al otorgarle el nombramiento de Subcomandante en la Zona Sur del valle de Mexicali, uno de los sitios más peligrosos, toda vez que se localiza el epicentro de las operaciones de la estructura criminal de Los Rusos, dirigida por Jesús Alexander Sánchez Félix o José Ponce Félix.
Su ascenso se dio luego de la turbulencia política generada a finales de la gestión del ex director Pedro Ariel Mendívil, en 2024, cuando el entonces secretario de Seguridad Ciudadana, Leopoldo Tizoc Aguilar Durán, ordenó un operativo en la Zona Sur del valle de Mexicali para que todos los mandos acudieran a una evaluación extraordinaria en el Centro Estatal de Control y Confianza (C3), bajo señalamientos de involucramiento con la delincuencia organizada.
Luego de restablecer las posiciones, Luis Felipe Chan reestructuró el cuadro de mando en la zona y Méndez Arreola, ocupó un cargo de jefatura. No pasaron muchos meses cuando su superior dejó el cargo bajo supuestas amenazas, por lo que el Barney ascendió de forma natural.

Como un “policía bromista”, agradable y muy abierto, son como algunos agentes lo calificaron al referir que no le conocían involucramiento con la delincuencia organizada. De hecho, tanto en la Sindicatura Municipal como en los informes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) no aparecía como persona de interés.
A diferencia de otros mandos en la zona rural, Roberto residía en el fraccionamiento Lomas Altas, por lo que sus trayectos al Sur del Valle de Mexicali eran muy largos, de más de una hora para llegar de su trabajo a su vivienda, pese a que gran parte del trayecto es carretero.
Tampoco se conocía que directamente -o que tuviera emisarios- recibiera dinero de la estructura criminal de Los Rusos o La Chapiza, para proteger o atacar a un grupo contrario.
LA HIPÓTESIS
Todas las fuentes consultadas refieren un evento específico como el principal motivo de la agresión en contra de Roberto Méndez Arreola, el cual ocurrió la tarde del 12 de julio, en la misma Zona Sur del valle de Mexicali, donde se suscitó una persecución.
Según lo referido por fuentes de seguridad, ese día, una pareja de agentes observó una unidad Ram TRX, circulando sobre una zona despoblada. La unidad sospechosa se detuvo frente a la patrulla y le hizo el cambio de luces, para luego seguir avanzando.
Los oficiales le dieron seguimiento a la unidad, pero en ningún momento se dio un intento de fuga. Los agentes solicitaron apoyo, pero ninguna unidad acudió al llamado.

El hombre a bordo de la TRX hizo algunos ademanes desde la ventana de los asientos del piloto y del copiloto. Sin embargo, los uniformados no entendieron sus expresiones.
De manera sorpresiva se colocó un vehículo Jeep Rubicon, color blanco, modelo reciente, el cual se detuvo a un costado de la patrulla. Nadie se acerca para conversar con los oficiales, por lo que los tres vehículos permanecieron detenidos por varios minutos.
El Subcomandante Roberto Méndez Arreola fue el primer agente en brindar auxilio, lo que causó que los criminales -quienes al parecer identificaron la patrulla del Barney- aceleraran su marcha con la intención de escapar.
En ese momento se desencadenó la persecución que se prolongó por muchos minutos a gran velocidad, primero en carretera y luego en camino de terracería, pero el acoso policial jamás se detuvo.
Versiones refieren que hubo intercambio de balas, pero esto no fue confirmado por ninguna autoridad. Lo único que se pudo establecer es que los agresores lograron escapar al cruzar la limítrofe con el vecino Estado de Sonora.
Se han referido muchas versiones sobre quiénes ocupaban las unidades, pero se logró identificar como ocupante a un joven de poco más de 20 años, de apodo El Misil, el cual custodiaba a un líder de la célula de Los Rusos.
Algunos refieren que el ocupante principal era Israel Leonardo Trigueros Muñoz, aunque también ubican al de nombre Javier Gabriel Mora Pino, alias “La Piruja”, quien cobró notoriedad tras la publicación del cartel de la SSC donde se observaban los rostros y nombres de algunos líderes de Los Rusos.
La hipótesis refiere que este incidente causó gran molestia a los implicados, quienes ya habían tenido otros roses con el Subcomandante, el cual había detenido a unos sujetos que -supuestamente- se acercaron con la intención de ofrecerle un monto económico a cambio de permitirle operaciones a los Rusos en la zona, a lo que se negó. También participó en la captura de un grupo armado de Los Rusos, en abril pasado, donde iba un familiar de Alfonso Cipriano Peralta Cázares, conocido como “El P1”.
Pese a ello, el director Luis Felipe Chan, aseguró que no tenían conocimiento de que los oficiales hubieran recibido una amenaza recientemente.
Investigadores que integran las Mesas de Seguridad para la Construcción de la Paz, consideran que la lógica sugiere que los responsables del crimen pudieron ser Los Rusos, debido al poderío con el que se perpetró el crimen y por el control territorial que tienen en la zona Valle Sur.
También consideran que el ataque fue propiciado o hubo apoyo de policías municipales dado que los matones conocían su domicilio. Asimismo investigan una posible relación de un agente de apellido Esparza, de la colonia Carranza, como un posible involucrado.
La misma fuente refirió que el ataque fue perpetrado con armas de fuego que no habían sido utilizadas en otro crimen, pero tenían una peculiaridad en el tipo de impacto que causaban en el cuerpo de la víctima. Como si se tratara de un tipo de proyectil diferente, mismo que causó similares lesiones en otros dos crímenes: los de los hermanos Tamayo.
Gerardo y Ricardo Tamayo Meza fueron asesinados en dos lugares diferentes, en un lapso de un mes, pero ambos se vinculan con sus actividades ilícitas dedicadas al tráfico de personas, y en menor medida, de drogas.

“El Gera” fue ultimado a inicios de junio, cuando conducía un vehículo sobre las calles del Conjunto Urbano Universitario. El ataque fue brutal, pues se descargaron dos proyectiles en contra de la víctima, quien murió en el lugar.
La madrugada del sábado 12 de julio, su hermano Ricardo también fue asesinado de la misma forma, pero a las afueras de un Oxxo ubicado en el cruce de las calles San Pedro Mezquital y Río Champotón, en la colonia el Cóndor, del otro lado de la ciudad.
En ambos casos se consideró que Los Rusos habrían sido los responsables de perpetrar el crimen, y específicamente se señaló a un sujeto de nombre Alexis, apodado “El Grillo”. Los tres crímenes fueron ejecutados de la misma forma, en condiciones similares y con el mismo tipo de arma, por lo que autoridades investigadoras indagan sí pudiera haber una relación entre los matones de todos los casos.
El apodo del Grillo ha cobrado relevancia durante los últimos meses como sicario de Los Rusos, el cual se ha encargado de asesinatos relevantes.