La crisis continúa

Carlos Torres Torres dijo que se ausentaría de la vida pública, que renunciaría a sus cargos honorarios, pero no se ha quedado con las ganas de seguir “luciéndose”. Primero, y después de una prolongada ausencia, se fotografió junto a sus dos hijos mayores diciendo que habían acudido a la Feria del Libro de Tijuana en las instalaciones del Museo El Trompo. La foto, dijeron los organizadores, se la tomó a las 12 y la posteó una vez que salió de ahí a las 2 de la tarde. Después, no resistió acompañar a su esposa, la gobernadora de Baja California, Marina Ávila Olmeda, a un acto de gobierno en la develación del Pabellón José Galicot en el Parque Esperanto, donde debido a la presencia del primer caballero de Baja California, el acto de reconocimiento público al empresario se volvió privado, sin medios, sin cámaras, sin imágenes, porque, por alguna razón, la gobernadora no quiso que le tomaran fotos con su esposo. De hecho, el acto lo transmitieron “en vivo” vía redes sociales, con cámara cerrada y sin que apareciera el momento en que ella le agradece a su esposo el trabajo que ha hecho en ese lugar. Entonces resulta que sí, de acuerdo a los hechos, que Torres Torres afecta la imagen de la gobernadora. Al tiempo que el otro Torres Torres, Luis Alfonso, sigue en desconocida parte y desaparecido, mientras es señalado por empresarios de Ensenada de la corrupción en Aduanas. La cuestión es que, efectivamente, en varias encuestas de medición de popularidad de los gobernadores de México, en la época post revocación de visa para ingresar a los Estados Unidos, post descubrimiento de la mansión que presumió en redes sociales y está en San Diego, California, post revelación que tanto su esposo como su cuñado aparecen en por lo menos una carpeta de investigación en la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, la gobernadora de Baja California, emanada de Morena, Marina del Pilar Ávila Olmeda, aparece en los últimos lugares: en el penúltimo y en el último. La clasifican en el fondo de la popularidad, la última de la lista. Y tan su equipo en el gabinete no ha sido capaz de sacarla de la crisis política internacional en la que se encuentra, que la Presidencia echó mano del ex gobernador y ex némesis de Marina Ávila, para que saliera a defenderla. Pero ni así. La gobernadora está en el último lugar. La crisis continúa.