Las protestas emprendidas en Los Ángeles por las redadas del Servicio de Inmigración y Control y Aduanas se expandieron a otras ciudades de la Unión Americana y el sábado 14 de junio millones de personas se sumaron a la protesta nacional “Un día sin rey” en rechazo a las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
“En más de 2 mil 100 ciudades de toda la Unión Americana, más de cinco millones de personas tomamos las calles celebrando manifestaciones, marchas y mítines para empezar a desmontar la política inhumana, racista y clasista del presidente Donald Trump”, refirió en entrevista con ZETA el director de la Coalición Derechos Plenos para Inmigrantes en California, Juan José Gutiérrez.
Previo a las manifestaciones del sábado Los Ángeles fue escenario de una serie de protestas efectuadas a partir del 6 de junio, contra los operativos de control migratorio, como el que ese día procedió afuera de una tienda Home Depot, donde agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas arrestaron a jornaleros congregados al exterior del establecimiento en busca de trabajo.
Dos días después, efectivos de la Guardia Nacional estatal se desplegaron para hacerle frente a las protestas y los inconformes bloquearon una autopista, incendiaron vehículos autónomos, arrojaron objetos a la policía. El 10 de junio, autoridades de L.A. procedieron con un toque de queda y las manifestaciones comenzaron a expandirse por territorio estadounidense, de tal suerte que en ciudades como San Francisco, Seattle, Filadelfia, Nueva York hubo concentraciones.
“Cuando empezaron aquí, en el epicentro de la resistencia (Los Ángeles), a favor de los derechos de los inmigrantes, las protestas, las marchas, los desencuentros con las autoridades, los jaloneos y todo esto y luego se incorpora esta demanda a las más de 2 mil 100 marchas, eso fue una cosa verdaderamente significativa”, aseveró Juan José Gutiérrez.
Explicó que en razón de la respuesta que tuvo la convocatoria a la protesta nacional, con decenas o cientos de miles de personas en las calles, la agenda del movimiento organizador “#50501” (cincuenta estados, cincuenta protestas, un día) no podrá atenderse sin incorporar a la lucha la búsqueda de una reforma migratoria que dé lugar a la obtención de la ciudadanía.
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“Entonces fue esta jornada de protestas importantísima, tomando en cuenta que se pusieron a la vanguardia de esta lucha los trabajadores de Nueva York y de Los Ángeles, donde en cada una de esas dos ciudades marcharon y protestaron o protestaron más de 200 mil trabajadores”, afirmó.
Agregó que en Miami y Seattle participaron 80 mil y 50 mil inconformes, respectivamente. “O sea que hubieron manifestaciones por todos lados, que en suma fueron más de 5 millones de personas y esto apenas empieza”, remarcó
La protesta “Un día sin rey” se llevó a cabo con el pormenor de que ese día se celebraron 250 años del Ejército de Estados Unidos y Donald Trump cumplió 79 años.
Juan José Gutiérrez criticó al republicano de tratar de engañar al pueblo norteamericano. “El sábado pasado antes de las marchas, (dijo) que ya no se iban a efectuar redadas y arrestos de inmigrantes indocumentados en campos agrícolas, plantas procesadoras de carne, hoteles y restaurantes y el día de ayer (16 de junio), antes de retirarse de la Cumbre de la G7 anuncia para que quede claro que no, da marcha atrás y los arrestos y deportaciones continuarán en todos lados”, señaló.
Recordó que el presidente dio a conocer que los operativos de control migratorio se intensificarían.
“He girado instrucciones para que las autoridades de migración y demás agentes federales intensifiquen las redadas, pongan más presión a los trabajadores inmigrantes indocumentados precisamente en Nueva York, en Chicago y en Los Ángeles”, citó el director de la coalición Derechos Plenos.
Habló de “miles de deportados” y observó que las cifras diarias no han alcanzado la meta trazada por Trump.
“En promedio iban mil 200 y pico, mil 204 por día, pero ahora el presidente Trump ha dado la orden fuerte de que estos números se tienen que incrementar a un promedio mínimo de 3 mil arrestados y deportados por día”, detalló.
En opinión de Gutiérrez, el mandatario estadounidense pretende darles a los inmigrantes “una guerra sin cuartel”. De ahí que el activista recalcara: “Por eso estas manifestaciones de este fin de semana no van a parar, porque las amenazas sobre las cabezas de todos siguen latentes, siguen siendo sumamente peligrosas y yo creo que el pueblo norteamericano ya se está dando cuenta de que esto no puede seguir así, no se puede permitir que aquí haya reyes, dictadores o ese tipo de personaje, siendo que en este país, con todos los defectos de su democracia se había avanzado mucho”.
Hizo referencia a “conquistas sociales” como el derecho a la sindicalización, al seguro social, al acceso a la salud, a la educación. Igualmente se refirió a “la revolución de los derechos civiles en los años sesenta”, en los que “se abatió de forma significativa la discriminación racial”.
En cuanto a la embestida que le atribuyó al presidente con motivo de las protestas, advirtió que “ya hay tropas movilizadas” en seis estados de la Unión Americana, entre estos California, Texas y Luisiana.
“Las acciones de Donald Trump en contra de nuestra comunidad inmigrante sin estatus migratorio es el abuso de poder más grande visto por mi persona en cuatro décadas como inmigrante”, expuso en entrevista con este semanario el presidente de la Red Migrante Guatemalteca en 43 Estados, Walter Batres, radicado en Los Ángeles.
Aseguró que el mandatario “sobrepasó otros Poderes, brincándose los procesos establecidos con acciones racistas y poco humanitarias”.
Sostuvo que como acciones a emprender tras las protestas del sábado 14, la Red recomendará a la población inmigrante “no salir si no es necesario”, proceder con “un boicot a los viajes y compras especialmente de las marcas que apoyan la campaña de Trump”, mantener actividad en redes sociales a fin de “repudiar las acciones de arrestos” y tener participación en actividades “pasivas, no violentas”.

Más de 60 mil en San Diego
Otra de las ciudades en las que la gente tomó la vía pública, el sábado 14 de junio, fue San Diego, California, donde decenas de miles de participantes marcharon por las calles Harbor Drive y Pacific Hwy.
“I have no idea” (no tengo idea), reveló un oficial del Departamento de la Policía cuestionado sobre la cantidad de personas congregadas. Indicó que con el uso de drones podría calcularse la cantidad de participantes en una manifestación como tal.
“Yo he estado aquí 35 años y nunca había visto algo como esto. He estado en muchas protestas. Esto es increíble”, refirió a ZETA un ciudadano norteamericano, quien se identificó con el nombre de Brian.
De acuerdo con el grupo de activistas Take Action San Diego, el tamaño de la multitud, establecido con base en “videos terrestres y aéreos” fue de “69 mil 513 participantes”.
Desde distintas vialidades del Centro de San Diego, enfilada por las aceras, la gente se fue aproximando al punto de partida, el parque Waterfront. Incluso no pocos manifestantes partieron de las estaciones del Trolley H Street, E Street, 24th Street, 8th Street, de donde abordaron abastecidos con banderas de Estados Unidos y carteles. “We the people think you suck” (Nosotros la gente pensamos que apestas), rezaba un cartel en manos de una ciudadana, quien refirió que el blanco de ese mensaje era Donald Trump.
En las inmediaciones del parque numerosos participantes se encaminaban a la manifestación por la calle Ash St., llevando cartulinas con mensajes dirigidos al presidente y otras figuras políticas, sin mostrarlas plenamente o alzándolas en señal de protesta. Otros ondeaban bandearas de Estados Unidos y no faltó quien la llevara colgada de los hombros, a modo de capa.
Frente a la bahía de San Diego, donde se destacaba un conjunto de embarcaciones ancladas, la gente se arremolinó en el parque. “No Kings” (No reyes), predominaba semejante consigna en pancartas de diversos tamaños. Un menor de edad tocó el Himno Nacional de Estados Unidos con una trompeta, de la que colgaba un pequeño cartel que rezaba “Let freedom ring” (Deja que la libertad suene). No pocos ciudadanos rodearon al intérprete y guiados por el sonido del instrumento entonaron la pieza.
Tal fue el inicio de la manifestación en el parque, que en conjunto con el Centro Cívico se constituyó como punto de partida de la marcha.
Habiendo arribado por Waterfront Park los participantes se concentraron en North Harbor Drive. “No crown for a clown” (Que no haya corona para un payaso), consignaba una mujer en una cartulina en la que al centro figuraba una imagen de Trump. “All you fascist are bound to lose” (Todos ustedes fascistas están destinados a perder), rezaba otro cartel.
En el curso de la protesta, Brian, el norteamericano que dijo llevar 35 años viviendo en San Diego, calificó la administración de Trump de “peligrosa y temible”. Se dijo esperanzado de que las manifestaciones celebradas ese día a lo largo y ancho del país asustaran al republicano.
“Que (la protesta) le haga recordar que si trata de jugar con nuestras elecciones no va a funcionar. Somos muchos de nosotros”, opinó a pregunta de este semanario.
Otro participante, identificado como Al, definió la administración de Donald Trump como “abominable”.
Mencionó que con la marcha celebrada en San Diego muchos políticos locales se darían cuenta de cuánta gente rechazaba la forma de hacer política en EE.UU., y se pronunciaba por la democracia.

Con una cantidad incalculable de personas que abarrotaron calles como Harbor Drive y Pacific Hwy., San Diego, California, sumó a las protestas efectuadas este distintas ciudades de Estados Unidos en rechazo a las deportaciones emprendidas por la administración de Donald Trump.
En lo particular, dijo no gustarle la manera en que las cosas se hacen, políticamente hablando, en Estados Unidos. “Amo este país y siempre lo haré, pero el gobierno y los políticos, es mucha la corrupción la que está ocurriendo”, expuso y externó estar planeando pasar el resto de su vida en Sudamérica.
La comunidad latina igualmente se hizo presente en la concentración, tal como lo constató una manifestante con una bandera de México sujeta a modo de capa. “Que viva la raza”, enunció a voz en cuello otra participante.
Durante la marcha la gente también se dispuso a entonar cánticos: “Who´s got the power. We got the power” (Quién tiene el poder. Nosotros tenemos el poder); “What do we want? Justice. When do we want it? Now” (Qué queremos. Justicia. Cuándo la queremos. Ahora); “Hey hey, ho ho, Donald Trump it´s got to go” (…Donald Trump se debe ir); “No more kings. No more kings” (No más reyes. No más reyes).
Entre los asistentes destacaba un cartel que indicaba: “Deport hate, not people” (Deporta el odio, no a la gente).
La protesta no estuvo exenta de amenidades como un conjunto musical sobre Harbor Drive, cuyos integrantes atrajeron a parte de la muchedumbre con el sonido de sus gaitas y tambores. Uno de los percusionistas llevaba colgado del cuello un cartón que decía: “Resist” (Resiste), otra de las consignas reiteradas durante la manifestación.
El contingente dobló en Pacific Hwy., donde había otro grupo, integrado en su mayor parte por mujeres y abocado a la ejecución de ‘covers’ de rock: “We´re not gonna take it” (No lo vamos a tomar) entonó una vocalista.
Oficiales del Departamento de la Policía resguardaban el área permitiendo el paso de los manifestantes.
Parte del tumulto dobló en Ash St. El resto continuó y al pasar por Beech St., el grueso de la multitud se introdujo a esa vialidad. Fue el final de la protesta. Justo a las 12:00 del día. Tal como estaba programado. Tras dos horas de aglomeración, desplazamiento, consignas y cánticos la estación del Trolley más cercana estaba abarrotada. Numerosos manifestantes aguardaban el transporte en ambas direcciones: norte y sur.