Vaya sorpresa que es esta película estelarizada por Jack Quaid, hijo de Meg Ryan y Dennis Quaid. Mucha violencia, sí, sin duda, pero al modo de la historia inverosímil de Nate Caine, un empleado de un banco en San Diego comprensivo con los clientes, tímido con Sherry (Amber Midthunder) y afectado con una condición física llamada CIPA (Insensibilidad Congénita al Dolor con Anhidrosis, en español), por lo que no siente el dolor.
En su primera salida con Sherry, Nate le explica su padecimiento y lo cuidadoso que debe ser en su día a día, sin saber que su vida está a punto de cambiar cuando a la mañana siguiente tres asaltantes entran al banco armados hasta los dientes, asesinan al gerente, toman a Sherry como rehén y le exigen a Nate la combinación de la bóveda.
Los ladrones huyen con el botín y con la chica, por lo que Nate va tras ellos luego de robarse una patrulla y aquí es donde comienza la acción bajo el ojo supervisor de los directores Dan Berk y Robert Olsen.
Las escenas que de ahí se desprenden son extremas, a veces nauseabundas, cuando vemos al pobre Nate sufrir los accidentes más pavorosos, aunque ya sin miedo, porque he ahí el meollo de la historia.
El carisma de Quaid es indispensable para que la trama fluya, y su química con Midthunder es también un gran acierto.
Tal vez esta película no trascienda a la hora de revisar lo más destacado del año, pero al momento es una buena opción para ver en fin de semana. ***
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Punto final.- Llegan los estrenos que anuncian el verano en la cartelera 2025.
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