El 15 de abril del presente año en plena audiencia en la Ciudad de Colima, Colima, el señor juez Óscar Javier Mendoza Altamirano tomó una decisión sumamente difícil: decidió colgar su toga que lo caracterizaba no sólo como abogado, sino también como juez. Este último cargo lo ejerció según los abogados postulantes y personal adscrito al juzgado en donde él trabajó durante los últimos veintitrés años de su vida como juez. Lo hizo en protesta por la reforma que pretende que se elija a los jueces a través del voto popular, como si fueran políticos en plena campaña electoral, ya sea senadores, diputados, presidentes municipales, gobernadores, etcétera.
Al salir de su última jornada de trabajo el citado día 15 de abril de la presente anualidad, manifestó ante reporteros de la fuente: “Yo no tengo nada que ofrecerles a mis votantes”, dijo. La toga se ha quedado sobre la silla. El mensaje ha quedado escrito para la historia jurídica y política del país.
La inmensa mayoría de los abogados litigantes y también sus excompañeros de trabajo afirman: “Su renuncia ha sido un grito de dignidad. No fue un acto de cobardía, sino de congruencia. Dejó en claro que la justicia no se mendiga en campañas, tampoco se gana con aplausos, sino por estudio, ética y méritos”.
El señor Lic. Óscar Javier Mendoza Altamirano comenzó como chofer de un juez, le tocó competir con más de mil juristas y nunca tuvo ni una sola queja. Lo que defendió no ha sido el cargo que desempeñaba, sino fue la esencia misma del Poder Judicial. Si la justicia se vuelve electoral, creo que pierde su independencia. Si la justicia se politiza, indudablemente que se disminuye. Lo que está en juego no es sólo quién nombra a los jueces, sino qué tipo de jueces queremos: quizá uno en donde los tribunales protejan al débil del poderoso, o uno en donde los jueces deben de rendir cuentas al aplausómetro. Hoy, la toga en el piso nos recuerda que la democracia también se defiende en silencio, con actos de integridad moral y ética, no como aquellos que realizan algunos presidentes de colegios de abogados en el país, prestando sus foros para que sean vulgares pasarelas en donde los servidores públicos de jerarquía concurren para humillar a los abogados que asisten a dichas sesiones, o en donde los que se dicen presidentes de los citados colegios, barras y asociaciones de abogados sólo les interesa salir en las fotografías con los invitados a sus foros, así sean estos expositores de mediana estatura en el conocimiento legal.
Ahora tendremos el reto para este próximo domingo 1 de junio del 2025 de concurrir a las urnas para emitir nuestro voto, quizás sea la oportunidad que tanto se ha esperado para que lleguen a las magistraturas los abogados que se encuentren mejor preparados, gente que reúna los requisitos de principios solidos de educación y de ética, y que tengan verdadera vocación de servir a su país a través del sistema de administración de justicia, porque lo que nunca se discutió en nuestros foros es que hacía falta una verdadera reforma de forma y de fondo en las fiscalías generales de justicia, ya sea a nivel estatal o a nivel federal.
Tenemos un reto importante en las próximas elecciones a celebrarse en nuestro país para saber quiénes ocuparán el 50% de los cargos en el Poder Judicial, que es cierto requería una reingeniería urgente para ser más eficiente y dar respuestas prontas a los abogados y a la ciudadanía en general. Con todo y eso sigo sosteniendo que la justicia debe ser una búsqueda constante de principios y de lealtad, sin olvidar que esta elección que ya está hecha y decidida, aunque falte el voto ciudadano de Usted, es la concreción indiscutible de la insensatez y la venganza del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien no comprendió y no soportó saber que en México el equilibrio del poder público se debe a una sana división de funciones de los poderes de la unión.
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Por consecuencia en esta reforma el votante debe de estar plenamente consciente que se trata de una venganza del expresidente por todos los rechazos a las incongruentes y absurdas reformas que pretendió implementar y que estas reformas él deseaba que se impusieran, aunque estuviesen al margen de la ley. La presente reforma ya está preparada y lo único que se requiere es la validación el 1 de junio de 2025 con perfiles para ministros, magistrados y jueces de distrito a modo.
Esta elección que no ha logrado atraer a la mayoría del electorado y para cuyo pronóstico en las urnas considero que no más del 10% de los votantes en el país emitirán su sufragio.
Benigno Licea González fue presidente del Colegio de Abogados Emilio Rabasa, A.C., y actualmente es presidente del Colegio de Medicina Legal y Ciencias forenses en el Estado de B.C.
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