La lechería Jersey atraviesa una crisis económica que se ha agravado durante los últimos dos años, desde 2022, con un rezago que oscila entre las 15 hasta las 40 semanas en los pagos a más de once productores y proveedores, lo que pone en riesgo los empleos que dependen directamente de la producción de lácteos en Baja California. Los afectados solicitaron la intervención de la Secretaría de Agricultura estatal para ayudar a resolver el problema y ordenar las finanzas de los herederos de Ernesto Jiménez Orozco.
El rezago en los pagos comenzó poco después de la muerte del fundador de la lechera, Ernesto Jiménez, el 3 de junio de 2014. Los retrasos y pagos parciales han estrangulado las finanzas de los proveedores y productores. Los proveedores independientes simplemente dejaron de prestar servicios; los productores libres optaron por vender sus productos a otros competidores, como Lala y Star Milk; y los más afectados son los industriales que operan las cuencas, quienes están obligados a mantener exclusividad sin contratos ni garantías de pago por parte de los herederos de Jersey.
“Sí, traen un retraso de bastantes semanas, más del crédito que normalmente manejan, y ahí comentaron en la Secretaría que estaban en un proceso de venta de unas propiedades para fortalecer su liquidez, que traían problemas de liquidez”, respondió Juan Meléndrez Espinoza, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Baja California.
“Los últimos dos años han sido críticos, se ha triplicado la deuda. No hay un plan, no hay un proyecto para salir de este gran problema que son los retrasos en los pagos. De seguir así, estamos condenados a perder los negocios; se van a perder muchísimos empleos”, expresó uno de los productores afectados.
El secretario Meléndrez convocó a los herederos de Jersey a una reunión a mediados de diciembre de 2024 para establecer una ruta de solución. La directiva de la lechera solicitó que el gobierno de Marina del Pilar Ávila Olmeda los avalara para un crédito bancario que podría definirse durante mayo de 2025. Sin embargo, los productores advierten que dicho préstamo no obliga a Jersey a saldar sus multimillonarias deudas, ya que son pocos los proveedores que aún otorgan créditos a la palabra de la empresa.
“Hablaban también de la posibilidad de conseguir un crédito bancario y que la Secretaría los avalara”, comentó el secretario Meléndrez. “A veces dan el crédito y afuera ellos se lo gastan en otras cosas”, refutó un proveedor afectado.
Parte de las sospechas de los afectados es que los herederos de Jersey pretenden vender las cuencas o terrenos de producción y cambiar el giro al sector inmobiliario, ya que han disminuido la producción, encarecido el precio al público y asfixiado a los productores, quienes enfrentan complicaciones para alimentar al ganado.
“En el periodo de abril a junio es cuando las condiciones climáticas son mejores, hay más abundancia de forraje de mejor calidad y a mejor precio”, explicó uno de los productores, quien lamentó no contar con la liquidez para comprar alimento y almacenarlo, debido a la deuda de más de 15 semanas que mantiene Jersey. “Tener crédito nos destruiría, la verdad, porque no tenemos asegurado el pago semanal”, precisó.
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Juan Meléndrez, secretario de Agricultura, aclaró que el gobierno ya está poniendo atención para evitar que los terrenos dedicados a la producción de leche sean vendidos y cambien de giro. “Si así fuera, tendríamos que dialogar con ellos de igual manera y ver de qué forma esa propuesta pudiera cambiar, porque no se puede vender —más bien, no se debe vender— lo que son las cuencas lecheras del Estado. Ellos tienen unas cuencas muy importantes que, de alguna forma, están concesionadas a los productores de leche”, puntualizó Meléndrez.
Durante los meses de abril y mayo, ZETA se comunicó con las oficinas de la lechería Jersey para solicitar una entrevista con el administrador Ernesto Ponce Molina y con el responsable de difusión, Óscar Romero, quienes se negaron a emitir una postura sobre la situación económica de la empresa.