Un llamado a la gente
a asar carne
en el patio del gobierno,
y el crepitar del fuego
es el reclamo
de gente que sufre a los que piden piso, a los que piden quebrada, a los que exigen permisos que no sirven para nada, a los que roban, a los que asaltan, a los que medran con el dolor ajeno.
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La gente protesta con calma. En el crepitar del fuego se habla, no se grita, no se insulta, simplemente se come carne asada.
No es sólo a los que gobiernan; la queja es para todos los que mandan, para los que estrujan la bolsa y el alma, a los cínicos, a los que hacen sufrir en la casa, a la violencia doméstica, al padre que se pasa.
Se reúnen a comer carne asada, a protestar sin gritos, a protestar con calma, protesta al que engaña, al que miente, al que extorsiona, al que daña, al que no cumple su palabra, al que medra con dolor ajeno, al rico y a la maña, al que explota.
Protesta a lo norteño,
protesta con calma,
con fuego interno…
¡Cuidado!
Esa rabia
se manifiesta.
¡Cuidado!
Puede explotar con violencia.
Carne de fuego que crepita,
carne de dolor interno
que se expresa con risa.
¡Cuidado!
Diciéndole a los que quieren entender, “no estoy contento”, “no estoy feliz”, “necesito que me devuelvan el alma”.
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.
Correo: [email protected]