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lunes, abril 7, 2025
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“Sin la literatura no hubiera podido vivir”: Margo Glantz

Expresó a ZETA sobre la “limpieza” realizada por el Gobierno Federal en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, tras los hallazgos de desapariciones y cremaciones clandestinas: “Lo borran todo, entonces borran doblemente la desaparición, la desaparición de la desaparición”

 

Caminando firme por los pasillos del Centro de Convenciones y Exposiciones Siglo XXI, por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y por el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, Margo Glantz fue la figura estelar de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2025, junto con Alberto Ruy Sánchez, que recibió el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco 2025.

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Cobijada por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) bajo la rectoría del Maestro Carlos Alberto Estrada Pinto, por la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) dirigida por la Maestra María Teresa Mézquita Méndez, y por UC-Mexicanistas que dirige Sara Poot Herrera, Margo Glantz recibió un homenaje en el marco de la FILEY que se desarrolló entre el 22 y 30 de marzo en Mérida, Yucatán.

Celebró recientemente su cumpleaños número 95, recibió un homenaje por parte de UC-Mexicanistas en el marco de la FILEY, y la UV reeditó “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”. ¿Cómo han sido para Usted estos días?

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“No creo que tenga 95 años, pero tengo 95 años, así que ni modo. Todavía me siento bastante fuerte y bien. Me da mucho gusto que me hagan un homenaje, pero sobre todo por la idea de Sara Poot, que me parece genial, para mí por lo menos, de que es una cosa bastante novedosa para mí que hablen de mí las escritoras y las académicas yucatecas, cosa que nunca me había pasado. Es decir, qué piensa de mi obra gente que vive tan lejos de la Ciudad de México, porque generalmente la gente que me conoce está en la Ciudad de México, me parece muy interesante, que alguien que no conozco y de una región específica hable de mi obra. Me parece muy buena idea de Sara”, respondió Glantz a ZETA en el lobby del Hotel Holiday Inn, de Mérida, durante la mañana del jueves 27 de marzo, antes de que acudiera a algunas sesiones del XVI Congreso Internacional UC-Mexicanistas, en las instalaciones de la UADY.

 

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EN “LA MÁQUINA DE ESCRIBIR” DE CAMPBELL

En la entrevista para ZETA, Margo Glantz trajo a la memoria sus primeras publicaciones, a propósito de la reedición, en 2024, de “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”, a cargo de la Dirección Editorial de la Universidad Veracruzana (UV).

Margo Glantz recuerda que en 1979 publica su texto en “La máquina de escribir”, del tijuanense Federico Campbell: “‘Doscientas ballenas azules’ se editó primero en ‘La máquina de escribir’ (1979) y luego en la Universidad (UNAM, 1981)”,  constata Margo Glantz.

Foto: Enrique Mendoza Hernández

En “La máquina de escribir” ya habían publicado, antes de Margo Glantz, autores sobre todo jóvenes como Jorge Aguilar Mora (“U.S. Postage Air Mail Special Delivery”), David Huerta (“Huellas del civilizado”), Evodio Escalante (“Dominación de Nefertiti”), Esther Seligson (“Tránsito del cuerpo”), Adolfo Castañón (“Fuera del aire”), Federico Campbell (“Pretexta”), María Luisa Erreguerena (“Un día dios se metió en mi cama”), Coral Bracho (“Peces de piel fugaz”), Ricardo Yáñez (“Escritura sumaria”), Carmen Boullosa (“El hilo olvida”), Mariano Flores Castro (“Desierto atestado”), Juan Villoro (“El mariscal de campo”), Carlos Chimal (“Una bomba para Doménica”), Javier Molina (“Para hacer plática”), Rosario Ferré (“La caja de cristal”), José María Espinasa (“Son de cartón”) y Eduardo Hurtado (“Ludibrios y nostalgias”), en ese orden.

¿Qué tan importante fue para Usted la publicación de “Doscientas ballenas azules” en “La máquina de escribir” de Federico Campbell en 1979?

“Para mucha gente que no tenía editorial, que no era conocida, la única forma que tenía era la de publicar en una editorial que tenía prestigio, porque la de Campbell tenía prestigio, pero al mismo tiempo había que pagar por la edición. Eran cuadernillos muy pequeños, muy divertidos. Campbell era muy generoso, porque en realidad yo creo que él ponía dinero también, porque pagábamos una cantidad bastante exigua y él la distribuía también. Fue una labor heroica. Yo era vieja y los otros, jóvenes: Villoro era jovencito, Coral Bracho era jovencita. Yo debía haber tenido como 47 años y era una vieja frente a los otros”.

¿Significó un parteaguas publicar en “La máquina de escribir” para escribir ficción?

“Yo era conocida como profesora, como docente, y poco a poco de una manera muy sigilosa de repente ya era escritora. Entonces digo: ‘Ahora soy escritora y antes era yo docente’. Yo fui docente 60 años, así que para mí la docencia es fundamental, fue importantísimo mi carrera como docente. Estuve en la Universidad más de 60 años y enseñé en muchísimas universidades de Estados Unidos, Europa, también en Buenos Aires y en Perú, etcétera. Así que era yo una gente conocida, pero en el campo de la docencia”.

 

EN LA TRADICIÓN DE LA UV

Ha sido la Universidad Veracruzana la que ha reeditado “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”, en 2024; de hecho, tal como Margo Glantz reveló a ZETA, próximamente la UV reeditará “Síndrome de naufragios” (Joaquín Mortiz, 1984), con el que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia 1984.

‘Síndrome de naufragios’ lo publicó Joaquín Mortiz y ganó el Villaurrutia, luego quedó completamente sepultado, en el olvido. Así que, si la Universidad Veracruzana lo publica y lo rescata o lo resucita, me parece importantísimo para mí, no sé si para los demás. ‘Síndrome de naufragios’ me lo publicó Joaquín Mortiz y la reedición va a salir ahora en abril, nunca había sido publicada de nuevo; es un libro muy parecido al de ‘Doscientas ballenas azules y cuatro caballos’ con asociaciones, muy vinculado. Es un libro que empieza con el naufragio universal, como algo fundamental, con ‘El arca de Noé’ y termina en un naufragio en un vaso de agua. Es una trayectoria. Es un libro que también pasa revista a la literatura, que trabajo varios autores como Quincey, Defoe. Es como una especie de repaso histórico sobre los naufragios”.

Considerando la tradición literaria de la Editorial de la Universidad Veracruzana, ¿qué valoración hace de que su obra ahora está en el catálogo de la UV al reeditar “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos” y “Síndrome de naufragios”?

“En la Universidad Veracruzana publicaron, como Campbell, a muchos autores que no tenían donde publicar, así que realmente es muy interesante. Publicaron ‘El coronel no tiene quien le escriba’ de Gabriel García Márquez. Bueno, y además tenían la revista ‘La Palabra y el Hombre’; ahí estaba Sergio Galindo. Ahí publicó también Pitol, hizo una serie de libros de traducciones, porque era magnífico para traducir. Pitol ya era muy conocido porque publicó ‘El tañido de una flauta’ y fue un libro muy importante; luego Pitol estuvo fuera de México, pero tuvo mucha relación con ‘La Palabra y el Hombre’ también. Tenían una editorial que realmente era muy importante, publicó Blanca Varela que es una poeta peruana muy importante. Mucha gente publicó. Fueron muy anteriores a Joaquín Mortiz, por ejemplo”.

“Había pocas editoriales que publicaban literatura. Estaba, por ejemplo, el Fondo de Cultura Económica, pero en realidad había pocas editoriales que publicaban literatura. Luego estuvo Joaquín Mortiz, que estaba en el Fondo; de ahí salió e hizo su propia editorial; Era, también, fue importante porque empezó a publicar a escritores, etcétera, pero había pocas editoriales que publicaban escritoras. Estaba Editorial Botas que publicaba a mucha gente que publicaba novela de la Revolución. Pero realmente había poca posibilidad de publicar, ahora hay montonales. En ese sentido Campbell fue pionero y, bueno, Joaquín Mortiz también fue muy importante. Digamos que poco a poco se fue creando una industria editorial que canalizó mucho de las obras de mucha gente que no tenía donde publicar”.

 

DE BALLENAS Y LITERATURA

En “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”, Margo Glantz aborda a los cetáceos, pero sobre todo relaciona el tema de las ballenas con la literatura, la Biblia y una diversidad de autores a lo largo de la historia de la literatura.

  “Melville relata en nombre de Ismael y convoca el horizonte enlazado a las ballenas”, se lee en “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”. Usted enlaza a las ballenas con la literatura y la historia…

“Las ballenas tenían un valor sentimental para mí muy grande. Yo estuve dando clases en el Institute Foreign Language, en Monterey, California. Yo estaba a la orilla del mar en Monterey, entonces me paseaba en la playa en las mañanas. Un día un compañero paseó conmigo y vimos una ballena, porque pasaban ballenas por ahí, y me dijo: ‘Sólo quedan doscientas ballenas azules en el mundo, ¿por qué no puede usted pedirle a su gobierno que hagamos un parque nacional de ballenas en México, en Baja California?’. Le digo: ‘Yo no tengo ninguna autoridad’. Era completamente desconocida para crear un parque nacional de ballenas. Pero me quedó la idea: ‘Sólo quedan doscientas ballenas azules en el mundo’. Me pareció muy lindo y muchos años después escribí ‘Doscientas ballenas azules’ y empieza así: ‘Sólo quedan doscientas ballenas azules en el mundo…’”.

El tema de las ballenas es el hilo conductor de “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”, pero también es un pretexto para adentrarse en la literatura, la historia, la Biblia y autores en relación a las ballenas…

“Sí, sobre sobre todo es emblemático el libro de Melville. Generalmente se conoce poco la obra de Melville que es muy buena, muy importante, pero generalmente uno se refiere siempre a ‘Moby Dick’, porque es la obra más conocida, más emblemática y Moby Dick se convirtió en un personaje fundamental, han hecho películas, etcétera. Para mí era muy importante esa imagen de Melville. Cuando escribí el libro trabajé mucho el tema de las ballenas, investigué, leí mucho, volví a leer a Melville que me gustaba mucho, lo leo muchas veces. Además hay un libro, ‘Call me Ishmael’ (de Charles Olson), que así empieza Melville; es un ensayo que es realmente una obra maestra de la literatura”.

Pero “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos” es también una oportunidad para hablar de la historia de la literatura…

“Sí, claro, como Melville, que fue ballenero él y luego estuvo en aduanas, que nadie pensaba que era un gran escritor. Él era amigo de Hawthorne, lo admiraba enormemente, pero es mejor escritor Melville que Hawthorne”.

Cortesía

ENTRE LOS GÉNEROS LITERARIOS

Se lee por “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”: “El mar es un caníbal: devora los tiempos de la arena y nos hace merodear buscando los sollozos desdentados de la gran mandíbula primaria”.

 Evidentemente hay pasajes poéticos en su obra…

“Sí, ya no me gusta, se me hace una asociación un poco rara. Digo, son asociaciones que a veces no tienen mucha explicación”.

“El hombre es peligroso, pero no infinito como la luna y la ballena”, se lee en “Doscientas ballenas azules y cuatro caballos”. A propósito, en su libro abunda el aforismo, sentencia, prosa poética, ensayo, relato y lo que hoy se conoce como literatura fragmentaria. ¿Se planteó Usted escribir en los 70 y 80 escritura fragmentaria y no género por género, es decir, una novela, un poemario, un libro de relatos?

“Como nadie me quería publicar, publiqué en ‘La máquina de escribir’ y publiqué a cuenta de autor, por el tipo de escritura fragmentaria. Por ejemplo, le llevé a Joaquín Díez-Canedo mi libro ‘Doscientas ballenas azules’, me dijo: ‘Si usted fuera José Gaos, el filósofo, y me trajera este tipo de textos, a él sí lo publicaba, pero a usted que es completamente desconocida, de ninguna manera’. Entonces no me publicó”.

 

“SIN LA LITERATURA NO HUBIERA PODIDO VIVIR”

Tal como revela Margo Glantz, durante seis décadas ha impartido cátedra sobre literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en diversas instituciones académicas del mundo; además de catedrática, es reconocida por su trayectoria como escritora.

¿Hubiera podido vivir sin la literatura?

“Mi padre era poeta en yiddish, un idioma que elaboraron los judíos del alemán, hicieron un idioma literario, sobre todo en el XIX. Mi papá escribía en yiddish, también escribió en ruso porque nació en Ucrania que en aquella época era rusa. Y tenía muchos libros, tenía una biblioteca muy desordenada, pero muy interesante, yo leía desde muy niña porque era muy tímida y lo más interesante para mí era hundirme en la lectura. Es decir, leía yo a Julio Verne, leía yo a Alejandro Dumas, sobre todo libros de aventuras, desde muy niña”, rememora.

“Yo leía poemas también. Mi papá tenía a Rubén Darío, mi papá recitaba a Rubén Darío, le gustaba mucho la poesía en español y tenía poemas de poetas argentinos, de poetas mexicanos, tenía muchas antologías de poesía estupendas. Entonces, yo leía poesía, libros de aventuras y también a veces literatura medio pornográfica, porque mi papá no nos cuidaba las lecturas y nosotros agarrábamos los libros que fueran. Yo era la más lectora de la familia. Vivíamos en un departamento muy pequeño; éramos tres hermanas, luego vino una cuarta, y dormíamos las tres en una sola habitación. El comedor y la sala estaban medio cerrados, porque la familia cerraba los lugares de reunión para que estuvieran bien limpios y yo me metía en el baño o en el comedor para leer mis libros preferidos. Por ejemplo, leí ‘Los hijos del capitán Grant’ en el comedor o en el baño, para que no me molestaran. Leí muy precozmente”.

¿Qué ha sido la literatura para Usted en su vida?

“Sin la literatura no hubiera podido vivir”.

Foto: Enrique Mendoza Hernández

“BORRAN DOBLEMENTE LA DESAPARICIÓN, LA DESAPARICIÓN DE LA DESAPARICIÓN”

La entrevista con Margo Glantz se desarrolló durante la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), que se llevó a cabo del 22 al 30 de marzo en el Centro de Convenciones y Exposiciones Siglo XXI. En ese contexto, apenas el viernes 7 de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco y madres de desaparecidos publicaron fotografías de cientos de pares de zapatos de desaparecidos que, presumiblemente, fueron cremados clandestinamente en la localidad de Izaguirre, en el poblado La Estanzuela, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco; posteriormente, el 20 de marzo, la Fiscalía General de la República (FGR) organizó un recorrido para medios de comunicación y colectivos de buscadores de desaparecidos, aunque encontraron el rancho totalmente limpio de cualquier prueba.

Recientemente fue descubierto el rancho Izaguirre con las presuntas cremaciones clandestinas; además, continúan las desapariciones y asesinatos en el país. ¿Algo que quisiera expresar sobre el tiempo que estamos viviendo?

“A mí me produce una gran indignación, por ejemplo, el descubrimiento de los grupos de buscadores en el rancho de Izaguirre, encuentran una cantidad de pruebas, de objetos de gente que vivió allí; encuentran varios hoyos que pueden ser como fosas y no hornos crematorios propiamente dichos, pero donde incineraban gente. Luego viene la Fiscalía de General de la República y borran todos los restos, quitan todo. Las madres buscadoras y los buscadores llegan y no encuentran ya absolutamente nada, me parece de una hipocresía absolutamente fragante y ridícula, porque todo el mundo se enteró de lo que pasaba en ese rancho y luego lo niegan, lo borran todo; entonces borran doblemente la desaparición, la desaparición de la desaparición”, lamentó.

Concluyó en torno al sexenio de la Presidenta Claudia Sheinmbaum Pardo: “Me parece verdaderamente abominable, una de las cosas más horribles que han pasado en México que dice muy poco de Claudia Sheinbaum, pero yo creo que ella está obligada a hacerlo porque de alguna manera ganó la Presidencia porque la apoyó López Obrador. Claudia Sheinbaum sigue siendo la sombra de López Obrador, es como un fantasma. Ya no aparece él, pero seguramente está completamente en comunicación con ella. Entonces, negar lo absolutamente innegable me parece de una violencia política espantosa”.

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Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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