Para el 24 de marzo el elevador de la Clínica 27 del Instituto Mexicano del Seguro Social seguía fuera de servicio. Los tres pisos de la Unidad de Medicina Familiar lucían abarrotados. Entre los ciudadanos a la espera de consulta no pocos llevaban bastón, otros iban en silla de ruedas. Con todo y que la institución habilitó consultorios en el primer nivel para quienes no pudieran subir escaleras, había beneficiarios que ya tenían cita en el segundo o el tercer piso, a quienes se les dificultaba ascender.
“Apenas estoy llegando, apenas estoy viendo eso. No estaba. Vine aquí el lunes pasado, vine el lunes pasado, vine por medicamento y eso no estaba”, comentó una paciente identificada como Ilsa, a propósito de un aviso concerniente a a la habilitación de consultorios. Haciéndose valer de un bastón para desplazarse, reveló que recientemente se había sometido a una “cirugía de la columna” y que para recibir consulta en la Clínica 27 solía dirigirse al segundo piso, haciendo uso de las escaleras.
“Si usted tiene dificultades para subir escaleras por alguna lesión, uso de muletas, silla de ruedas o andadera se le informa que contamos con consultorios en la planta baja para su atención”, daba cuenta el aviso dispuesto a la entrada de la Unidad de Medicina Familiar ubicada en Tijuana. Al interior de la Clínica desplegado sobre la puerta del ascensor en el primer piso otro mensaje especificaba que el aparato se encontraba “en proceso de reparación”.
Tanto Ilsa como otra paciente, quien igualmente fue abordada por ZETA, manifestaron que el elevador dejó de funcionar, cuando menos, desde octubre de 2024.
La otra asegurada, en cuyo caso prefirió omitir su nombre, dijo padecer “de las rodillas” y acudir periódicamente al segundo piso para recibir atención.
El mismo día se hizo evidente cómo una paciente enfrentaba dificultades para utilizar las escaleras, afianzándose con las manos a uno de los barandales y ascendiendo con lentitud por los peldaños, mientras otros usuarios subían y bajaban sin dificultad. En cada nivel había personal de la institución, junto al ascensor en desuso o en otras secciones; sin embargo, nadie que se prestara a brindar apoyo a la mujer o a alguna otra persona que tuviera problemas con el uso de los escalones.
“No hay nadie (que ayude). Sus familiares son los que traen. Yo no traigo a nadie porque no tengo a nadie aquí, yo vengo solita, pero ahí con trabajos subo”, indicó otra beneficiaria, quien dijo llamarse María; “tengo un hueso astillado. Me duele mucho la columna para subir la escalera”.
A decir de distintas personas interrogadas, no es la primera vez que el ascensor se descompone en la Clínica.
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La primera ocasión “duró también su rato y ahorita ya tiene más que no lo han arreglado”, aseveró María.
En cuanto a su experiencia de utilizar las escaleras mencionó: “Me da trabajo subir hasta arriba y sí hace falta el elevador y muchos sufren porque no han podido con la silla de ruedas y con trabajo los suben”.
Expuso que en determinada ocasión perdió una cita por haberse demorado en llegar al segundo piso.

A decir de la entrevistada una trabajadora social le programó “otra cita para el siguiente mes”; sin embargo, ella requería tratamiento en razón de padecer diabetes e hipertensión. “Tuve que comprar la insulina y todo eso. La ocupaba”, señaló María, quien afirmó que de no celebrarse consulta el IMSS no le podía proporcionar el medicamento.
Desperfecto atenta contra Artículo 4: afiliada
Crisanta García Ramírez, quien está inscrita al Seguro Social, remitió un oficio al director de la Unidad de Medicina Familiar No 27, Francisco Javier Camacho Reyes, en el que le solicitó “tomar medidas con carácter de urgencia para reparar el elevador único” de la UMF.
Detalló que entre quienes asisten a esa Unidad figuran ciudadanos de la tercera edad, con movilidad reducida y cuya salud y seguridad se ponen en riesgo; personas con discapacidad, en cuyo caso “el elevador es una necesidad vital para acceder a diferentes servicios”; pacientes con lesiones o condiciones que les imposibilitan el uso de las escaleras.
“Entiendo que pueden surgir imprevistos, pero la prolongada inactividad del elevador ha sobrepasado un tiempo razonable. Esta problemática no sólo genera un ambiente de frustración e incomodidad, sino que también violenta el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual establece, entre otros, el derecho a la salud”, expuso la solicitante y agregó: “En algunos casos este problema es factor principal para el empeoramiento del estado de salud de pacientes con problemas cardíacos”.
El oficio, en el que incluyó su número de Seguro Social, fue recibido por personal de Administración del Instituto el 13 de marzo.
Instó a la UMF a adoptar medidas a efecto de resolver la situación “a la mayor brevedad posible”, toda vez que a su modo de ver “la salud y el bienestar de los pacientes dependen de ello”.
En entrevista con este medio, García Ramírez refirió ser hipertensa, enfrentar problemas en la columna, en una rodilla y acudir cada mes a consulta a la Clínica 27.
“Yo voy a consulta al tercer piso. Entonces sí es muy doloroso ir subiendo las escaleras hasta el tercer piso y no tener respuesta de la institución. Por respeto a las personas mayores, a las personas con discapacidad, yo creo que merecemos un trato más digno. Entonces esa es mi queja”, resumió.
Para lidiar con el uso de la escalera dijo hacerse acompañar de un familiar: “A mí me acompaña mi nieto, pero hay personas que no tienen quién los acompañe y van con muletas, con bastones, con silla de ruedas y veo que la institución no resuelve ese problema”.
La entrevistada hizo saber que personal de la Unidad de Medicina Familiar ha argüido que la descompostura del elevador tiene que ver con la falta de una pieza. Cuestionó que el Instituto no hubiera repuesto el componente siendo que se trata de una institución médica.
García Ramírez se pronunció en desacuerdo con que el gobierno de la república celebre “mítines” y reparta “dinero sin ton ni son, cuando deberían atender”, inconvenientes como la falta de ascensor en la Clínica 27.
Reparación concluirá primera semana de abril: Representación en BC
La representación del Instituto Mexicano del Seguro Social en Baja California informó a ZETA que la empresa a cargo del mantenimiento del ascensor programó “los trabajos de reparación con la llegada de las refacciones para el 28 de marzo” y que estaba previsto concluyeran “la primer semana de abril”.
Indicó que la descompostura obedeció “a un daño en el controlador del sistema”.
En cuanto a la disponibilidad de espacios en el primer piso negó que ello pudiera repercutir en la programación de las citas: “Para garantizar la atención a personas de la tercera edad y con dificultades de movilidad, se han habilitado consultorios en la planta baja de la UMF, esto asegura que la asignación de consultas no se vea afectada”.
En su portal de internet el Instituto dio a conocer que “al cierre de febrero de 2025 un millón 048 mil 506 patrones están afiliados al IMSS”.
En términos de trabajadores, “a febrero de 2025 se tienen registrados 22 millones 430 mil 931 puestos de trabajo afiliados al IMSS”, difundió.