Hay canciones que han marcado la vida de alguien en cualquier época del vivir en este mundo. Hay canciones escritas con el corazón y con el alma, que al cantarlas dan señal inequívoca de que se siente el amor, los gestos faciales, la mirada, el rostro ceñido de felicidad. Melodías que hablaban del amor, de poesía, necesidad, falto de complemento de un enamoramiento que entorpece, que se ha enamorado sincera y realmente.
Llegó la primavera y revolotean las mariposas en su vientre; le hacen caricias que atraen al sexo opuesto (hablo del ser heterosexual). Melodías escritas con el corazón para alguien, interpretadas por actores y cantantes inspirados en lo que dicta su corazón y su sentimiento hecho público. Lo demuestro con música, baladas románticas, etc.
El mundo gira gracias al amor de frutos, y se duplica la sociedad. Los ojos en los 50, 60, 70 y 80 eran amor e idilio de un sentimiento reflejante, visible casi, un amor explosivo de los cinco sentidos que daban razón concretamente de quien vivió el sentimiento, las finísimas vibraciones del alma, el palpitar del corazón y una alegría plena.
Así es el amor y así fue.
Hoy en día, ha cambiado mucho el sentimiento y el encanto amoroso. Tantas canciones que hablaban de la felicidad y fidelidad de un amor eterno, un amor sin juegos. El amor es compromiso; y ni qué decir del matrimonio: meta de una carrera amorosa de noviazgo que echaron a la navegación y zarparon para conocer horizontes y océanos de felicidad, donde los dos deben estar en el mismo timón para llevar ese amor al infinito, cuyas ventanas siempre tengan luz, brillo y una mirada amorosa como cuando los flechó Cupido (amor a primera vista que los dejó boquiabiertos).
Así es el amor, así fue y así debe ser.
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El amor es para volar juntos los dos, enamorados, y en cuyo caso ya tocó la marcha nupcial y escucharon la epístola de Melchor Ocampo, concretando el amor para que vuelen lejos y mantengan las ventanas del amor con luz, como la primera vez.
El amor es ciencia, es estudio y está escrito que requiere mimarse, regarlo. Un amor de verdad no precisa palabras, a veces incluso ni acta de matrimonio. Así es el amor entre un hombre y una mujer. Existe. Lo hay. Cuando el amor se vive, es para darle las atenciones que lo mantendrán.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.