Pasó otro 23 de marzo. 31 largos años del asesinato del candidato oficialista en 1994.
Aún hay un tipo detenido que pide clemencia y libertad, más debe cumplir su sentencia de 45 años bajo la sombra. Lo ejecutó con plena facultad mental, con agravante de alevosía y ventaja, y casi por la espalda. Lo recuerdo, yo acudí a esa marcha la tarde de aquel marzo.
Se conmemora otro día luctuoso de la pérdida irreparable del candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta, que iba directo a la silla presidencial, no había duda, pero el destino es el destino.
Sobre Colosio Riojas, el vástago que navega en un partido diferente al de su padre: ya fue alcalde, hoy es senador por Movimiento Ciudadano.
Leí en ZETA que estamos expuestos al bullying de Donald Trump. Está en su derecho, es u país, presidente de la nación más poderosa del planeta, tiene facultad para imponer su ley. Un país sin leyes y desorden se va a la deriva (golpe de Estado). Haití, Irak, ejemplos de países sin leyes, y desorden.
Cuando se firmó el TLC en 1994 gobernaba México Carlos Salinas de Gortari, y George Bush el vecino del norte, un presidente amigable que firmó tal tratado. Colosio creo era senador de Desarrollo Social, y jamás opinó sobre el gobierno anglosajón. Hoy todos hablamos de Trump. Todos quieren sacar columnas, textos, tajadas; le tiran, pero es un problema y ley suya. Allí no podemos interferir; como dice doña Claudia Sheinbaum: USA no puede interferir en problemas de México.
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La señora Presidente no debe opinar, ni siquiera llamar a Donald Trump. Es como cuando subían el IVA y los mexicanos no hablábamos a Los Pinos o con los secretarios de Hacienda y Economía para decirles “rechazamos el IVA”. No, nunca.
Así que si Colosio Riojas dice que aguantemos el bullying de Trump, es porque es su ley, su país, y él dice que no entra. Ya soportamos a Donald en 2016-2020, qué más dan otros cuatro años, señores. Es su democracia, son sus leyes, su política, y allí no interferimos; y mucho menos el poder de Sheinbaum y todas las cámaras juntas de legisladores.
Ellos son ellos y nosotros, nosotros. Tan, tan.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.