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jueves, abril 17, 2025
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La vida cara

¡Carajo, qué cara esta la vida! Es increíble cómo el valor de compra de la moneda va decreciendo. Recuerdo cuando era pequeño -¡uy! hace muchos años- que viviendo en la Ciudad de México, Don Isidoro Pessah, gran amigo de mi padre (y riquillo), nos obsequió a mi hermano Julio y a mí un peso que yo nunca había tenido; tendría 7 años, corrí al estanquillo de la esquina a cambiarlo por centavitos, que era una moneda que yo entendía, pero luego me mortificó tener 100 centavitos porque podría perder alguno, así que volví a cambiarlo por 1 peso y esta transacción la hice 3 o 4 veces con la venia del buen tendero. Cuando nos encontramos de nuevo con Don Isidoro nos preguntó a mi hermano y a mí qué habíamos hecho con el billete, yo mostré orgulloso mi flamante peso y mi hermano dos bolsas de dulces, lo que causó que Don Isidoro le diera otro peso a mi hermano; así, pues, no siempre conviene ahorrar en esta vida.

El peso mexicano ha variado de 1 por un dólar, 2 por un dólar, 4.65, 8.50 12.50 y luego la debacle, la caída meteórica del peso hasta llegar a miles por un dólar, lo que obligó al gobierno a quitarle tres ceros y volver a empezar la cuenta con 10 pesos por un dólar, hasta la circunstancia actual de 20 y quién sabe cuánto más por un dólar.

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Cuando tenía yo 9 años, nos venimos a vivir a Tijuana y fui a comprar una Coca Cola a la Zona Libre, que era la tienda inicial de los Fimbres; ahí estaba atendiendo “el Chato”, quien años después fue un gran amigo mío. Le pregunté: “¿Cuánto cuesta el refresco?”. Me dijo: “5 centavos”. Fui a pedírselos a mi abuelo, que me dio 5 centavos mexicanos, los que llevé al Chato para que me diera mi refresco y me dijo: “No, esos son plata, tienen que ser 5 centavos oro, o sea americanos”. Corrí de regreso con mi abuelo a hacer el intercambio de moneda y aprendí que en Tijuana se manejaba libremente la moneda americana. Hoy día una Coca Cola de 3 litros cuesta 40 pesos y la retornable 25 pesos mexicanos; o sea, más de 20 veces el precio que me cobrara mi buen amigo, el Chato Fimbres.

La familia acostumbraba a acudir en San Diego al restaurant Pulman de autoservicio para los alimentos dominicales y recuerdo con fruición el llenar mi charola con todo lo que se me antojaba comer, y puesto que comen más los ojos que la boca, ponía tres o cuatro postres que no alcanzaba a ingerir; todo eso costaba 85 centavos de dólar, lo que probablemente hoy día costaría 30 dólares, por supuesto que sin adquirir bebidas alcohólicas, porque esto tal vez equivaldría a gastar en una comida alrededor de los 50 dólares.

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En Tijuana una comida sin bebida alcohólica rebasa los 20 dólares y con bebida llega a los 30; en San Diego en un restaurant de comida iraní el costo de una comida sin bebidas alcohólicas cuesta 60 dólares y uno puede ver por doquier lo que significa la inflación.

Recuerdo que el salario que ganaban mis primas americanas como contadoras de empresa eran 125 dólares al mes, lo cual era una fortuna. Hoy día el salario mínimo por hora en San Diego es de 17.25 dólares, lo que en un mes normal significa $ 2,760 dólares.

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En la actualidad los cines americanos para “seniors” cuestan 21 dólares y se puede ver anunciado en la televisión hamburguesas en especial de 12 dólares.

Con las medidas de Trump, los costos de aranceles están provocando la inflación que prácticamente ya estaba controlada, lo que permitiría que los bancos centrales bajaran los costos de interés, sin embargo, este proceso tendrá que detenerse pues pronto tenderemos alzas en todos los insumos provocados por los aranceles. Aunque el Banco de México hace barruntos de bajar el precio del dinero al 8% para intentar contener la crisis que está provocando los malos manejos del régimen anterior y las tormentas generadas por Trump.

Si California es considerado el estado más caro del mundo y San Diego compite también como la ciudad más cara del mundo, amigos, preparémonos, pronto tendremos una avalancha de americanos comprando más departamentos en Tijuana, que están notablemente más baratos que en Estados Unidos, y también veremos a mucha gente de California emigrar a otros estados americanos donde puede vivir mejor con menores costos.

Los últimos años los bancos centrales -cuyo único objetivo es controlar la inflación- han procurado hacerlo de la mejor manera y bajando la inflación, bajan los intereses y la vida podría ser más cómoda; la cuestión es que estamos viviendo tiempos erráticos que pueden generar enormes problemas para el bolsillo de los ciudadanos y confusiones con las nuevas monedas, como los bitcoins, y los ataques al dólar “per se” por las economías de los bricks y sus adláteres.

Todo lo anterior no augura tranquilidad y paz para los habitantes de este mundo. Por cierto, que Trump ha logrado lo imposible, ha logrado unir a la unión europea en su contra para solidificar el euro y armar a sus ejércitos, pues ya no cuentan con la Pax Americana que no defenderá más a Europa de Rusia. Quizás también Taiwán y Japón tendrán que reforzar sus ejércitos creando una alianza con Filipinas. Japón, China y Corea del Sur han firmado un acuerdo para contrabalancear el empuje de los aranceles americanos. Insólito, casi imposible, pero están intentando un mercado común.

Y cuando uno se preocupa por los problemas mundiales probablemente le parecerán pequeños los suyos, sin embargo, al final son los que cuentan; sí, lector, tu economía privada es la que cuenta.

¡Ay, qué tiempos aquellos, Sr. Don Simón!…

 

 

José Galicot es empresario radicado en Tijuana.

Correo: [email protected]

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