A Armando Ayala Robles le gusta ser protegido. Lo fue de Jaime Bonilla Valdez cuando no pensaba entrar en política y el tijuanense le enseñó todo lo que sabe de radiodifusión y radiodifusoras, y pasó de gerente a convertirse en competidor del ex gobernador como dueño de empresas de radio. Cuando Bonilla, fundador de Morena en BC, entró a las elecciones locales, volvió a proteger a Ayala, dándole la candidatura a la alcaldía de Ensenada, cargo que jamás el ex locutor pensó en ocupar si no fuera por la presencia del padrino al que posteriormente traicionaría. Incluso, el ex senador de Morena/PT promovió a Ayala para sucederlo en el Gobierno de Baja California, y en esas condiciones compitió por la candidatura contra la ahora mandataria estatal, Marina del Pilar Ávila Olmeda, quien pasó a ser, después de la traición de Ayala a Bonilla, la nueva protectora del ensenadense, que en segunda fórmula con la nominada marinista, Julieta Ramírez, logró colarse al Senado de la República. Y desde esa posición, sigue gozando de protección bajacaliforniana, pues de acuerdo a una denuncia pública del regidor del PT en el puerto, Isaías Bertín, a Armando Ayala lo protegen cuatro policías del Ayuntamiento de Ensenada, para mantenerlo a salvo de cualquier acto de inseguridad en el municipio que así de inseguro heredó a Claudia Agatón. De acuerdo al edil petista, los escoltas a Ayala cuestan “1.2 millones de pesos anuales, 100 mil pesos mensuales”, lo cual no es concordante con las cero iniciativas presentadas por el senador Ayala o sus cada vez más esporádicas visitas a Ensenada. De hecho, con lo que se le paga la protección al protegido morenista -justifica Bertín- podría contratarse a siete policías para labores preventivas en beneficio de los ensenadenses que padecen la inseguridad y la violencia cotidiana. Pero vaya, está en veremos eso de dejar las escoltas o pagarlas de su sueldo, pues al senador Ayala le gusta eso de ser protegido a cargo del erario.
El protegido

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