En estas condiciones, en un país donde se presume de su gastronomía callejera, la niñez y la juventud no tienen acceso a ello en sus centros de educación, pero como el hambre y el antojo son innegables, ya se desarrolla el comercio informal desde la primaria y hasta la Universidad, de tacos, tortas, quesadillas, burritos, dulces, papitas, refrescos, nieves, helados, gomitas, y súmele lo que desee.
Si algo están aprendiendo los niños y jóvenes desde la educación básica hasta la educación superior es el comercio informal. Cómo tener éxito sin caer ante los ojos de los inspectores, cómo adquirir productos para revenderlos, cómo evadir los reglamentos y, ahora, con las leyes en las escuelas, cómo ponerle precio a la vendimia, cómo guardar su dinero, todo, para sobrevivir en dos momentos: el primero, burlar la Ley promovida por la Presidenta Claudia Sheinbaum para que desde el 29 de marzo de 2025 no se vendiera “comida chatarra” en las escuelas de México, y dos, saciar su hambre con alimentos y productos que no tienen en casa, donde suelen consumir comidas preparadas por sus padres, y no antojos escolares.
En las últimas semanas, dulcerías, tiendas de menudeo y mayoreo, y puestos de comida mexicana, han visto incrementadas sus ventas con nuevos clientes que adquieren los productos y alimentos al mayoreo. Lo mismo se han vendido muchas hieleras y mochilas, artículos en que dichos productos son almacenados para su venta sea en los estacionamientos de universidades o en mochilas en primarias, secundarias y preparatorias, todo desde la clandestinidad.
A partir de la entrada en vigor de la Ley que prohíbe la venta de alimentos “chatarra” en las escuelas de México, los menús antes atractivos para los estudiantes en cooperativas, tienditas y distribuidores de alimentos internos, han cambiado de manera drástica. Por ejemplo, antes les vendían para el desayuno un waffle con crema, nutella y frutos rojos, y hoy ha sido modificado a una simple rebanada de pan integral con frutas, así sin nada más.
Desaparecieron los burritos de machaca, los de picadillo, los de pollo con mole, los tacos dorados de papa, los chilaquiles con huevo, las flautas y las quesadillas con guisado o los famosos, al menos en la frontera, quesaburros, una quesadilla con un burrito en su interior, sea de chorizo, de machaca, de huevo, de carne o cualquier otro guisado.
Tampoco venden las famosas tortasde pierna, de carne asada, de pollo, con todos sus complementos, mayonesa, salsas, verduras como lechuga y cebolla; también salió el tomate y el aguacate.
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En una preparatoria de Tijuana, Baja California, la cooperativa preparaba para que los alumnos compraran y consumieran: biropizzas (un birote con salsa y queso gratinado), salchipapas, hamburguesas sencillas, con queso y con papas fritas, hot dogs sencillos o con papas, club sándwich de pollo, burritos de guisados, tortas, pollo teriyaki con arroz blanco, alitas y alitas sin hueso, aros de cebolla, papas fritas, molletes con chorizo, chilaquiles sencillos o con carne
Pero a partir del 29 de marzo se les prohibió vender esos alimentos preparados, nada con exceso de grasas, nada frito, mucho menos dulces o bebidas con sellos de exceso de azúcares, calorías o sodio. Al tiempo, los menús de otras tiendas se han reducido a la venta de frutas, verduras y papas naturales.
Incluso a puestos que solían vender alimentos preparados como tortas, burritos, tacos, quesadillas en los exteriores de las escuelas, las autoridades educativas les han prohibido ofrecerlos a los estudiantes y en algunos casos hasta un inspector les ubican para cerciorarse que los niños no adquieran productos en esos sitios fuera de las inmediaciones de las escuelas.
Es decir, no sólo los productos procesados con sellos de exceso de azúcares, sodio o calorías como dulces, papas fritas, chocolates, y refrescos entre otros, ha prohibido el Gobierno de la República, sino también platillos tradicionales y del gusto de los mexicanos como las tortas, los tacos, los burros, las enchiladas, los huevos con chilaquiles, los sándwiches.
En el menú propuesto por la Presidencia de la República sobre los alimentos que se pueden vender en cooperativas y tienditas de las escuelas de México sólo aparece una reducida lista: esquites, sólo con limón, sin mayonesa ni mantequilla; dos tazas de palomitas naturales, pasas, alegrías, obleas, yogur natural, sin sellos, cacahuates con cáscara, habas enchiladas, sólo 15 piezas.
Y cuando se trata de alimentos preparados, también sugieren: tlacoyo de nopales, tlacoyo de requesón, ensalada de nopales, torta de frijol con queso panela, y verduras, torta de pollo deshebrado con una rebanada de aguacate y salsa pico de gallo, quesadilla de tortilla de maíz con requesón y verduras cocidas. De bebidas, la lista oficial se reduce a cinco: agua simple potable, agua de fruta (sin azúcar), pozol, atole, y champurrado.
En estas condiciones, en un país donde se presume de su gastronomía callejera, la niñez y la juventud no tienen acceso a ello en sus centros de educación, pero como el hambre y el antojo son innegables, ya se desarrolla el comercio informal desde la primaria y hasta la Universidad, de tacos, tortas, quesadillas, burritos, dulces, papitas, refrescos, nieves, helados, gomitas, y súmele lo que desee.
Ahora sí que la Presidenta está educando y llevando a los estudiantes de México, desde jóvenes, a la informalidad. Porque hasta ahora por parte de padres y escuelas ha habido protestas, ni conformidad con la nueva y estricta Ley de lo que la presidenta considera comida chatarra.