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lunes, abril 28, 2025
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Criminales de “El Pantera” en tala ilegal en Sierra de Juárez

La tala clandestina de pinos centenarios en la Sierra de Juárez representa una amenaza que es impulsada por grupos delictivos que comercian la madera ilegalmente en madererías del municipio de Ensenada.

Las imágenes de cómo luce la vegetación dentro del Parque Nacional son devastadoras. Los taladores han destruido una gran cantidad de áreas protegidas, accionando sus máquinas para cortar árboles de más de 100 años de antigüedad.

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Las afectaciones ya han sido denunciadas formalmente por unos cuantos propietarios, de los al menos 99 ejidatarios que conforman toda la zona y están registrados ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

El número de folio de la investigación es el 0203855, donde se detalla el daño ambiental, y solicitan la intervención de otras corporaciones, como la Fiscalía General de la República (FGR), debido a la posible implicación de grupos criminales.

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Según los testimonios de quienes han visitado la zona del saqueo, los depredadores han cortado pinos considerados ya patrimonio del aserradero.

El Gobierno de México tiene catalogada esta superficie de la Sierra de Juárez como un área protegida de poco más de cinco mil hectáreas, junto a la Laguna Hanson, y es el único cuerpo de agua dulce natural dentro de la Baja California, lo que le da mayor valor para su conservación.

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“Entendemos que hay pinos que se caen solos, por el paso del tiempo, y nosotros tenemos problemas en que se usen; pero lo que está sucediendo en estos meses, o años, es una catástrofe”, compartió uno de los afectados dentro de su campo.

Cuando los taladores están cortando árboles son fáciles de detectar, contó, pues el ruido de las motosierras se escucha a kilómetros a la redonda, la música, además del humo que se desprende de las fogatas.

Y cuando algún vehículo extraño se acerca, narraron, huyen con el equipo, pero dejan las fogatas encendidas.

Por lo general, los ejidatarios tienen miles de hectáreas dentro de la sierra, eso dificulta la vigilancia e inspección de los propietarios; además de que por su seguridad no pueden actuar por su cuenta.

Los talamontes construyen sus campamentos en medio de la nevada; levantan cocinas, laboratorios improvisados con mangueras, químicos y combustibles para las labores de tala.

Operación de un grupo criminal dedicado a la tala de pinos en la Sierra de Juárez, el pino lo venden a madererías fabricantes de tarimas, Foto: Cortesía

Los furtivos usan las grandes rocas o cuevas como refugios, para cubrirse de las temperaturas bajo cero habilitando espacios para dormir con cobijas, tablas, así como fogatas que permanecen encendidas.

Igual los alimentos quedan alrededor de los campamentos, todos regados junto a basura acumulada con el paso de los días mientras realizan la tala clandestina.

Las bandas delictivas que operan en el perímetro de la Sierra de Juárez y otras áreas protegidas están bajo el mando de Leopoldo Lizárraga Ochoa, alias “El Polo” y/o “El Pantera”, quien ha sido investigado durante la última década por corporaciones de seguridad en Baja California debido a sus presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa.

El Grupo de Coordinación Estatal para la Seguridad lo considera un generador de violencia. Se le relaciona con la célula criminal encabezada por los hermanos René y Alfonso Arzate García. Entre las actividades delictivas que se registran en la región se encuentran el tráfico de personas, el saqueo de productos marinos, el secuestro, la extorsión, así como el trasiego y la venta de drogas.

Durante la Semana Santa, cuando hay mayor turismo en esa zona, los guardabosques de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) detectaron la presencia de inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

Esperaban que fuera un recorrido rutinario de vigilancia, pero fue imposible culminar el proceso administrativo, pues la vulnerabilidad del grupo en una zona despoblada los hizo retroceder.

Desde ese día, se ha detectado mayor presencia de las unidades de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Guardia Nacional (GN) y Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC) quienes han sido vistos en la zona llevando a cabo recorridos de seguridad.

 

SÓLO HAY UNA RUTA DE ASCENSO Y DESCENSO: EJIDATARIOS

Los grupos especiales de seguridad están al tanto de la situación ilegal que se lleva a cabo en la zona más alta de la sierra, donde operan los criminales, pues además es una ruta particular para el trasiego de droga en Baja California.

Ejidatarios describieron que para llegar a sus propiedades los caminos son de difícil acceso, por lo que se requieren de unidades de doble tracción que soportan peso y lo accidentado de la terracería.

La única vía en la que se puede transportar materiales con las dimensiones de un pino inicia en la delegación de Ojos Negros hasta Real del Castillo, pasando por Puerta Trampa, Pino Colorado y Arroyo del Sauz.

“Habitantes han visto camionetas salir con pinos completos, ni siquiera costados”, describieron.

Las demás rutas que existen en las áreas serranas están diseñadas para el ascenso y descenso de quienes integran la red delictiva; según ilustraron, son caminos angostos para el transporte de carga en cuatrimotos.

Con esas unidades pueden superar pendientes, acantilados y laderas que conectan a Ensenada con La Salada entre los municipios de Tecate y Mexicali, mientras que por Ensenada las salidas dirigen a la carretera entre Valle de la Trinidad y San Felipe.

 

MADERERÍAS CÓMPLICES

En el mercado local, una tarima de tarima de madera se vende en alrededor de 65 pesos al mayoreo, y por encima de 500 pesos puede alcanzar hasta los 50 pesos por pieza. Las piezas reutilizadas se pueden encontrar en 25 y 30 pesos.

Hay al 40 cuarenta madererías en Ensenada que comercializan tarimas fabricadas con pino. Este instrumento es esencial en el sector industrial para la movilización de carga pesada.

“Conocemos el tipo de corte y los materiales que usan para la fabricación de tarimas; esto no es nuevo, son años de conocer esta situación y estamos informados”, explicó uno de los denunciantes, quien omitió su nombre por seguridad.

Contaron que los cortes se realizan a cierta medida que coincide con las tarimas, en forma de lajas, y con un grosor específico que permite soportar las cargas pesadas.

Residentes de la zona de Puerta Trampa, una de las comunidades con un único acceso a la zona de la sierra, han visto pasar camiones repletos de lajas de pino, e incluso pinos completos de varios metros.

Para sacar la madera de la sierra, es necesario atravesar filtros de seguridad: uno ubicado en la entrada al Parque Nacional 1857, donde se encuentran los guardabosques.

Un segundo punto de vigilancia es el edificio de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) en Ojos Negros, el puesto militar en la carretera Ensenada-San Felipe antes de ingresar a la delegación, así como los operativos de rutina de la Guardia Nacional.

 

A NUEVE AÑOS DE LA REFORESTACIÓN DE LA SIERRA

Desde hace una década la Comisión Nacional Forestal (Conafor) tenía detectado una deforestación dentro del área natural protegida de la Sierra de Juárez.

Fue en el mes de abril del 2016 cuando alrededor de 800 hectáreas de superficie fueron reforestadas a través del Programa de Restauración Integral y Complementaria.

Quienes integraron el organismo de restauración recibieron un subsidio por cinco millones 194 mil pesos para la realización de trabajos de reforestación, obras en suelos y de protección.

Con estas labores pudieron recuperar una parte del potencial natural de los suelos en la sierra, e incrementar los bienes y servicios ambientales para las comunidades de esas zonas.

Foto: Cortesía

En los Ejidos General Francisco Serrano, en la Laguna Hanson, Sierra de Juárez y Héroes de Baja California, en Ensenada, fueron colocados cercos perimetrales para la captación de agua de lluvia, y plantado de los árboles.

Las actividades se realizaron en los poblados perimetrales como en El Hongo, en Tecate, y en Puerta Trampa, Ensenada.

En el 2023 la Conafor reveló en su informe anual que la tala ilegal y el comercio asociado en todo el país, está atribuida principalmente a la presencia de delincuencia organizada y el lavado ilegal de productos forestales, las restricciones para unirse a actividades forestales legales, los conflictos sociales y la existencia de corrupción gubernamental.

 

LA TALA DE ENCINO, OTRO DELITO SILENCIOSO

La tasa de la deforestación en el país, en todas las modalidades, fluctúa entre 75 mil a cerca de 1.98 millones de hectáreas por año. Con esto, México está en los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo, y se estima que el 95 por ciento de esta actividad ocurre ilegalmente.

El Código Penal advierte, en sus artículos 418 y 419, que habrá una sanción de nueve años de prisión y 300 a tres mil días de multa a quien sea sorprendido traficando recursos forestales y sea sorprendido transportando, almacenando  o comercializando madera sin un documento que acredite la legal procedencia.

En Ensenada no sólo existe la sobreexplotación con fines de lucro de pino, principalmente para la fabricación de algunos artefactos como las tarimas, pero también leña en restaurantes, o fogatas.

Uno de los agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) en el municipio, informó que, además del pino, existe un problema serio con la tala clandestina de encino.

El árbol del encino, dijo, es cotizado en los restaurantes campestres para quema de leña en fogatas o incluso para la fabricación de muebles rústicos.

Según las estimaciones para la tala clandestina, indican que el volumen de producción es de alrededor de 13 millones de metros cúbicos, mientras que el consumo de leña es estimado en cerca de 36 millones de metros.

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