Por el atraso de las lluvias invernales, las vastas zonas en California, Santa Mónica, Pasadena… todo eso fue presa del fuego apocalíptico luego de que se alargaran los vientos de Santana. Hay culpables, claro: los países industrializados, no controlar el daño atmosférico, la capa de ozono y su mega agujero. Con esta tragedia y pérdidas de vida y daños millonarios, California va a dejar de ser zona de oro, zona única, zona de artistas famosos, zona de emigrados; ciudadanos querrán mejor emigrar a otro estado de EE.U.U.
Cenizas, chatarra, chimeneas de pie, todo lo que soportó el fuego quedó de manifiesto sobre la oleada de lumbre naranja que arrasó con todo y dejó a miles sin dónde dormir, con todo y que las lluvias estaban próximas a llegar. El estado rico perdió su riqueza en unas zonas, en varios días de era incendiaria donde los aires Santana fueron copartícipes de aumentar la pronta propagación calorífica, y también la falta de agua en hidrantes y baja presión pusieron de manifiesto la inseguridad con que viven los californianos en esa gran zona árida, según el Atlas de Geografía.
Una vez más, otra experiencia donde el fuego y la explosión demográfica, y el construir mansiones y casas muy juntas con material inflamable (madera), hicieron de California la atención mundial. La paz y Nuevo Año 2025 se nublaron, se opacó la felicidad a siete días de iniciar el año con el brindis en copas de cristal que hoy yacen rotas, humeadas y en el piso repleto de escombros. Todo se perdió.
2025 será año de emigrar a un estado menos calurosos, menos árido, para salvaguardar la vida, patrimonio y tranquilidad de vivir. Tristeza, dolor e impotencia que los vecinos californianos hayan visto perecer su casa, hogar, y perder toda una vida de trabajo e inversión en tales inmuebles. Ojalá el fondo y seguros contra incendios los haya fuertes, aunque muchos ya no querrán volver a vivir a lo que fue su hogar, al elegir nueva casa y tener en la memoria el fantasma del incendio de enero, y arribar al verano con contubernio el viento de Santana nacido en la gran cuenca de Mojave, California y hasta el Gran Cañón.
Quizás todos sean corresponsables de desastres cuando pasan tragedias. Recordemos Hawái, que ya sufrió lo de California. Muchos hawaianos se sumergieron en el mar para evitar el infernal calor y salvar su existencia. De nueva cuenta la naturaleza madre hizo de las suyas con una tempestad mal embarazada y un aborto fenomenal, como es el fenómeno del “Niño” o “Niña”.
Duele lo que pasó en el estado que un día fue de México. Rápidamente, vecinos han sido samaritanos para ayudar a su población en desgracia. Nadie quiere vivir esa página negra de destrucción y muerte de seres humanos, animales caseros, árboles y demás especies con vida que sucumbieron al fuego y allí fue su tumba.
Publicidad
Una lección carísima para California, que debe reprogramar su explosión demográfica, sus obras con casas de madera, cortar hierbas y hacer movilidades de hierbas no inflamables cerca de zonas habitacionales. Los condados tienen mucha tarea para reprogramar la construcción del bello California que muchos conocemos. Empezar desde cero es una tarea triste, dolorosa, traumática, cara y muchos no tendrán aliento, con fuego y vientos que destruyeron todo.
California renacerá otra vez.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.