18.1 C
Tijuana
lunes, febrero 17, 2025
Publicidad

La chica de la aguja

Magnus von Horn es un director sueco polaco que ha hecho una de las mejores películas no sólo de 2024 sino de la década y vaya que esta apreciación le queda corta a “La chica de la aguja”, un thriller que no parece serlo de entrada porque esa es la maestría detrás del guion, nunca permitiéndonos saber qué sucederá después.

Esta es la historia de Karoline (Vir Carmen Sonne), una joven que desde un inicio se exhibe la precariedad de su vida. Está sola, en una habitación que no puede pagar, donde hasta su aseo personal es una odisea. Esto es Copenhague en 1918, la Primera Guerra Mundial recién terminó y el entorno social es tan duro que el realizador ha optado por una cinematografía en blanco y negro que intensifica la miseria humana.

Publicidad

Anuncio

La chica ha dado por muerto a Peter, su esposo que se fue a combatir en una de tantas batallas y no regresó. Al quedarse en la calle va a dar a un taller de costura que le permitirá rentar un cuarto peor que en anterior, pero al menos tiene un techo.

En esta fábrica, que ya no hará uniformes militares sino ropa de lino, es seducida por Jorgen,  (Joachim Fjelstrup), un hombre adinerado, bastante mayor, dueño de la sastrería; soltero, sí, pero sometido a su madre, una baronesa que sabe que su hijo no renunciará a su dinero.

Publicidad

Anuncio

Cuando al fin Karoline, ya embarazada, con el sueño de un marido y un futuro prometedor, se topa de nuevo con Peter, no quiere saber más de él. El hombre tiene el rostro severamente deformado, oculto tras una máscara tan horrenda como su psicosis momentánea que calma con morfina

El problema es que la promesa de Jorgen brutalmente se desvanece. Karoline intenta abortar en la tina de unos baños públicos con una aguja de tejer y ahí es donde en verdad conoce su destino en la persona de Dagmar Overbye (Trine Dyrholm), una mujer madura, acompañada por la precoz Erena, una niña rubia de 7 años.

Publicidad

Dagmar evita el aborto, ofreciéndole a Karoline la posibilidad de dar al bebé en adopción cuando nazca a través de un servicio clandestino que ofrece a cambio de una cuota.

Cuando la joven da a luz, pese a que Peter le pide que se queden juntos con la nena, Karoline decide que ambos deben formar parte de su pasado. Con la niña apenas envuelta en una cobija va a la dulcería que Dogmar tiene como fachada y se la entrega. La mujer se enfada porque no puede cubrir el monto requerido y la nueva cliente promete volver con el resto del dinero. Cuando regresa empieza a sufrir un destino inimaginable con esta señora que está muy lejos de ser lo que parece.

Son acaso las almas retorcidas de una sociedad descompuesta por la guerra, las consecuencias de una comunidad criminalizada, o tal vez la urgencia de von Horn de rescatar una historia brutal y verídica y recrearla de una manera brillante aunque desgarradora justo ahora cuando el mundo juega con el caos, difícil saberlo, sin embargo lo que queda es un filme que atrapa porque nos coloca justo detrás de Karoline y frente a Dagmar, con dos actuaciones de Sonne y Dyrholm que no se entiende cómo pueden ser tan perfectas. Nominada al Óscar como Mejor Película Internacional sobradamente, sí. Qué joya, qué intensidad y qué final. Nada aquí se olvida. ****

Punto final.- “La chica de la aguja” está disponible en MUBI.

- Publicidad -spot_img

Autor(a)

- Publicidad -

Puede interesarte

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas

-Publicidad -
-Publicidad -spot_img