Era 2015 cuando la película de Jorge Ramírez-Suárez impactaba en las salas de cine al mostrar la historia de Ramón, un joven mexicano que emigra de Durango a Alemania, tras intentar cruzar a Estados Unidos sin éxito, convirtiendo el viaje intercontinental se convierte en una historia de resiliencia y, curiosamente, mucha ternura.
“Nosotros queríamos hacer una película totalmente distinta, pero también como un acto de correspondencia para ese momento, porque la ternura es parte de los seres humanos y porque la bondad y la ayuda, o sea no son cosas que tejen en el aire o que no existen, siempre van a estar ahí”, recuerda Kristyan Ferrer sobre el que fuera su debut como protagonista de un largometraje cuyas cualidades resaltaron por manejar otra cara de la migración, cuando, a su parecer, “el problema es que hay una tendencia cinematográficamente a pensar que la violencia es casi el único recurso para poder hacer cine, y la realidad es que al final la película con creces tuvo su audiencia y le fue muy bien y creo que también tiene que ver con que las personas se querían ver de otra manera y creo que es legítimo que la gente tenga esperanzas en la humanidad, sobre todo en momentos que son o que tienen una tendencia a la oscuridad”.
A decir del director, “creo que justamente, desgraciadamente el contexto actual se ha puesto peor”, por lo que revisitar “Guten tag, Ramón” en 2025, con un reestreno en salas de cines, es una muestra de que “la película está más vigente que nunca de hablar de la bondad de gente del pueblo de México, de la gente humilde de la provincia mexicana y sobre todo del norte de México o de varios países de estados, no nada más del norte, pero también Michoacán, Oaxaca” y ofrecer “otra mirada acerca de los migrantes y en general de los mexicanos. En época esa (2013-2015) había una tendencia muy fuerte a que las películas que eran consideradas serias estuvieran enmarcadas dentro de una especie casi ideológica de violencia y armas y sangre”, por lo que la película “hable de alguien como Ramón, que tiene una integridad y que no quiere ser narco, no quiere ser delincuente y que encuentra a otra persona bondadosa también del otro lado del mundo creo que habla mucho de lo que sigue sucediendo y de lo que pasa”.
Tomando en cuenta que las producciones mexicanas constantemente “tenemos que estar luchando a trompadas para tener un lugar en los cines, no tienen un camino fácil porque los distribuidores quieren primero poner las de Hollywood, las europeas, y al final las películas mexicanas de comedia o de horror”, explicó Ramírez-Suárez sobre un escenario donde “las películas como Ramón, tenemos que luchar ahí para que estemos en los cines; eso me gustaría que cambiara”.
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Hoy 20 de febrero, “Guten tag, Ramón” vuelve a Cinépolis con funciones que durarán el resto del mes, lo que es una “maravillosa posibilidad de mostrar este trabajo que es muy vigente en este momento, y pues bueno, aprovechar esta situación y mandar a la más gente que podamos del cine a que la vean”, añadió Héctor Kotsifakis, quien interpretó al “Güero”. “Es una película que está muy bien equilibrada en ese sentido, porque no es estas películas contemplativas que para mucha gente pueden ser aburridas, de arte; pero tampoco es una comedia boba”, pues si bien “tiene una parte muy digerible y con la que se puede comercializar muy bien”, también “muestra algo con un sentido, con un mensaje importante, con muchos valores dentro de ella, para transmitir como para las nuevas generaciones, crearles una, sembrar una semilla en su conciencia sobre este tema de la bondad y sobre todo de la migración. Esta película tiene un equilibrio perfecto”, sentenció.