En Baja California, si hablamos de homicidios de menores, no hay más de que de dos: o son asesinados por sus familias como parte de la violencia doméstica; o pierden la vida a manos de integrantes de células criminales tras haberse integrado en actividades relacionadas con la venta de droga, robo de auto y/ o tráfico de personas, o como victimas colaterales de las actividades delictivas de sus padres, estos también en menor cantidad”, explicó a ZETA Miguel Ángel Gaxiola Rodríguez, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Vida del Estado.
Así sucedió con el adolescente de 15 años que el 10 de febrero en la colonia Gómez Morin de Ensenada, viajaba en compañía de su hermano de 22 años, y el padre, Jorge Antonio Meléndrez alias “El Pitufo”, identificado como traficante del Cártel de Sinaloa desde el año 2014: fueron atacados y asesinados a balazos, dejando a la mujer del capo herida.
“Cada año hay por lo menos uno o dos de estos casos”, y pocos son resueltos, completó el fiscal.
“Las muertes violentas fuera de esas variables, si existen, pero son atípicas” detalló Gaxiola “…y me refiero a casos como el de Ariday”, recordó sobre el caso de la adolescente de 14 años, estudiante de secundaria, boxeadora, a quienes sus compañeros identificaban como “la Rendón”, que el 18 de septiembre del 2024 fue asesinada por su acosador, Ismael N. alias “El Chino”, de 19 años, quien por la madrugada entró a sus casa en la colonia Villita en Tecate, y le disparó a la cabeza mientras ella dormía acompañada de su hermano de nueve meses. Homicida que posteriormente fue capturado.
Incluso, los asesinatos de menores relacionados con violencia familiar representan una cantidad reducida de la incidencia total. En el recién concluido 2024, el nueve por ciento de los menores perdió la vida a manos de algún integrante de su familia; mientras el año previo (2023) fue el 18 por ciento. Judicialmente, en estos casos, por lo general los presuntos responsables son detenidos y juzgados.
Como la madre y el padrastro que fueron procesados por la muerte de Karla Guadalupe, de cuatro años, quien ingresó desmayada al Hospital General de Mexicali el pasado 6 de diciembre, como víctima de una presunta caída, y falleció el día 10 en terapia intensiva por un traumatismo craneoencefálico, después que los médicos reportaran la presencia de heridas viejas, “moretones, raspones y quemaduras en su cabeza”.
Caso similar el de Ángel Ariel N., detenido después que los investigadores determinaron su presunta responsabilidad en la “muerte como asfixia por compresión toracoabdominal” de su hijastro, al que habría “golpeado y asfixiado” cuando estaba acostado en una casa móvil ubicada en la colonia El Abuelo en Tecate, el 14 de noviembre del 2024.
425 MENORES ASESINADOS EN OCHO AÑOS
Este Semanario ha llevado un registro numérico de menores de edad asesinados en el estado los últimos ocho años, tiempo en el que Baja California ha acumulado los cadáveres de 425 niños víctimas de homicidio: 62 en 2017; 65 en 2018; 69 en 2019; 55 en el 2020; también 55 en el año 2021; 40 en 2022; 32 en 2023; 47 en 2024.
En el comparativo de los dos últimos años, las estadísticas de la Fiscalía General del Estado muestran un repunte.
Mientras el 2024 se registraron 47 asesinatos de menores en el estado, 43 de ellos adolescentes entre los 13 y 17 años, y cuatro menores de 13 años: 35 en Tijuana; seis en Mexicali, tres en Ensenada, dos en Tecate y uno en Rosarito.
Fueron 47 carpetas, de las cuales 10 se resolvieron, y 15 homicidas de menores detenidos, lo que indican una efectividad del 22 por ciento.
Previamente, el 2023 contabilizó 39 víctimas, 32 adolescentes y siete niños: 29 en Tijuana, cuatro en Mexicali, tres en Ensenada y tres en Tecate. Del total de expedientes,11 fueron resueltos y se procesaron a 16 asesinos, por lo que reportaron una efectividad del 28 por ciento.
En general, Tijuana acumuló el 75 por ciento de los asesinatos de menores en ambos años. Y a pesar de registrar una leve reducción de homicidios en general durante el 2024 -80 muertes menos-, los menores asesinados aumentaron seis víctimas.
CÉLULAS CRIMINALES PRINCIPALES HOMICIDAS DE MENORES
Actualmente, la mayoría de las células criminales con menores integrados que se han identificado son del Cártel de Sinaloa, y la mayor parte de los adolescentes asesinados, del Cártel Jalisco; pero todas las mafias tienen jóvenes entre los 14 y 17 años reclutados”, detalló un integrante de la Mesa por la Paz y Seguridad de Baja California.
“Para ellos son como cualquier otro integrante adulto; incluso puede tener más valor porque si empiezan jóvenes duran más tiempo delinquiendo, debido a que si son detenidos incluso por homicidios -cinco años-, son liberados en poco tiempo.
“Hemos detectado que los tratan igual, les dan droga, los invitan a fiestas; ‘encerronas’ las llaman. Les ofrecen de todo, droga, dinero, mujeres. Establecen ‘chats’ de aplicaciones encriptadas para darles instrucciones criminales y de WhatsApp para las reuniones sociales. Sus principales actividades son trasladando dinero, trasladando droga o armas y como halcones, pero hacen de todo, vender droga e incluso matar. Y aunque la célula este integrada mayormente por adolescentes, hay un adulto detrás”, concluyó.
CASO COBACH FLORIDO, PUGNA POR VENTA DE DROGA
A pesar de que las autoridades no lo admiten, el problema de alumnos de preparatoria vendiendo droga en los planteles no es nuevo. Uno de los homicidios de adolescentes que mayor impacto causó en el estado ocurrió en enero de 2010, cuando Osvaldo, Jonathan y Tamara, de 16 años, estudiantes del COBACH localizado en la colonia Jardines de la Mesa en Tijuana, fueron acribillados a balazos a unos metros del plantel a bordo de una camioneta Jeep Cherokee con placas de California.
Hace 15 años, las primeras indagatorias indicaron que el tío de uno de los jóvenes se dedicaba a le venta de droga, lo había reclutado y los adolescentes habían quedado en medio de un pleito territorial.
El 26 de noviembre del 2024, otra pugna por venta de enervantes en un plantel se hizo pública y llegó a las puertas de un COBACH en Tijuana; esa vez al que está ubicado en colonia Florido 1ra Sección, en Tijuana.
Sin embargo, para los investigadores, esta historia y el seguimiento de este grupo delictivo inició con el homicidio de un menor cuyo cadáver fue localizado el 1 de noviembre; lo reportaron desaparecido el 4 de noviembre, porque no lo veían desde el 31 de octubre.
Luis Aaron tenía 14 años, era estudiante de secundaria; lo decapitaron y le cortaron las manos, mientras el resto de su cuerpo fue abandonado en el interior de una carriola en la calle Nicolás Bravo del fraccionamiento Mariano Matamoros. encima, una amenaza escrita en una cartulina verde: “Esto les va a pasar a todos los que anden con la Rana el Florido ya tiene dueño, seguirá u me seguirán penando la ver…una y mil veces los tenemos bien ubicados a todos o se alinean o empezara la limpia en sus zonas, atte la Mera Ver…”. [sic]
Sus manos fueron localizadas, después, el 3 de noviembre, sobre un narcomensaje que dejaron frente a una casa en la colonia El Pípila: “Chilangos, 2do aviso, Ale siguiente los voy a matar, atte la mera ver…” [sic].
Los residentes del domicilio eran nativos del Estado de México, pero negaron cualquier liga criminal.
Conforme a las investigaciones, Luis Aarón era parte del grupo de jóvenes reclutados por el Cártel de Sinaloa que perpetró el ataque del COBACH Florido. 23 días después, a las 7:45 de la tarde, se denunciaron detonaciones por arma de fuego frente al bachillerato y se reportaron tres alumnos, menores de 17 años, heridos, todos llamados José, con diferentes apellidos: dos con lesiones de bala en los pies y uno se fracturó la pierna cuando se cayó mientras huía.
Un menor que había sido expulsado de la escuela un año atrás, fue identificado como uno de los agresores. El objetivo del ataque era uno de los menores heridos que no fue identificado; inicialmente refirieron la existencia de un problema personal, pero la indagatoria se encaminó a que el agresor vendía enervantes en la zona escolar, y consideró que el otro joven estaba invadiendo su ilícito negocio.
Por este ataque fue detenido Roberto Alonso Flores Cruz “El R”, de 18 años, quien les proporcionó las armas, y los llevó y sacó en auto de la escena del crimen. También fueron capturados Andrés Iván “El Panini”, cabecilla del grupo de 16 años, y Junior N., de la misma edad. Como parte de la célula que no participaron en esa balacera fueron identificados otros cuatro adolescentes: Edwin, Julián, Azael y “el Aréchiga”.
LAS TRES MUJERES ASESINADAS CON PARTICIPACIÓN DE UN TENIENTE
Otra víctima de los cárteles fue Brittany, quien tenía 16 años y vivía en Villas del Campo en Tijuana. En fechas recientes no era poco común que se “les saliera de la casa” a la familia; el 12 de diciembre se comunicó por celular con su familia para avisarles que se iba a vivir con su amiga Samanta Vega a un departamento en la calle Segunda de la Zona Centro y que se mantendría en contacto.
Cuatro días después, su cuerpo fue localizado en el interior de una camioneta Chevrolet Tahoe abandonada en el Libramiento Rosas Magallón, en la colonia Obrera de Tijuana, a las 11:45 de la mañana del lunes 16 de diciembre de 2024, junto con los cadáveres de otras dos mujeres, todas muertas por ahorcamiento, junto a un mensaje escrito en cartulina, amenazando que lo mismo le sucedería a quienes delinquieran con Franklin Ernesto y/o Eduardo Huezo Hernández, el Ranchero, operador del Cártel de Sinaloa en la Zona Costa de Baja California.
El día 14 de diciembre, el teléfono de Brittany fue contestado por un hombre; minutos más tarde, la menor se comunicó con la familia, pero la notaron nerviosa, y al no poder contactarla después, el mismo día, familiares presentaron una denuncia de desaparición y solicitud de localización.
Las indagatorias revelaron que la menor había sido reclutada por sus amigas Samanta y Angélica, de 18 años, para la venta de droga en bares a través de la prostitución en la Zona Norte, donde fueron recogidas por un grupo de hombres, quienes las invitaron y llevaron a un domicilio en la colonia San Ángel, donde fueron asesinadas.
Por estas muertes ya existen órdenes de aprehensión, y el teniente coronel, activo con permiso, Manuel Orozco, fue detenido por presuntamente haber participado en el traslado de las víctimas. Además, las autoridades detectaron que uno de los autores materiales tenía relación previa con una de las víctimas mayores de edad, y a ambos los relacionaron con la venta de enervantes.