“Vivimos en una sociedad triste, sin ilusión, distraída por cuestiones insustanciales…El hombre light no es feliz: tiene una cierta dosis de bienestar, pero no puede saborear lo que es la felicidad; tiene placeres, pero sin la verdadera alegría, ya que está centrado en sí mismo, en una egolatría sutil en la que se encuentra atrapado”.
-Enrique Rojas, El hombre light.
Juan Manuel Molina, presidente del Congreso del Estado de Baja California, tuvo la intención de corregir el asunto de la Caseta de Peaje del Río Colorado. Bienvenidos a Baja California, Bienvenidos a Sonora.
Por el bien de México, de Baja California, Sonora, California y Arizona. De una manera discreta, sin que nadie les invite ni oculte la realidad, sin presencia mediática. Marina del Pilar es la admirable gobernadora que tanto bien ha hecho con los distribuidores viales en el Estado, y sobre todo en Mexicali; también en las vialidades de seis carriles con acotamiento hacia el Aeropuerto.
Molina y Marina deberían, sin mucho protocolo, darse una vuelta un viernes por la tarde y recorrer como cualquier mortal o transportista o ciudadano, desde la colonia Miguel Alemán, Baja California, desde donde se hacen las filas para cruzar el Puente de Oro; la espera puede variar entre 15 minutos a una o dos horas. Hay que cruzar retenes por un sólo carril, aunque sea una autopista con acotamiento y doble carril. Esto en Baja California. Hay que pagar la respectiva cuota, según Los Ejes de mi Carreta, y luego algún retén -o Ratén– con filas esporádicas de municipales, estatal Investigadora, Guardia Nacional, o la Marina Armada de México.
Al llegar a San Luis Río Colorado un fin de semana o viernes, muchísimos camiones de pasajeros y de carga, más vehículos particulares o de empresas, son parte del flujo vehicular que como tortugas confluirán de Poniente a Oriente y viceversa, con enorme cantidad de tráfico vehicular que acaba de librar el retén militar Cucapah, a unos 20 kilómetros de la ciudad. Con recursos federales, “cuando quieren” reparan la Avenida Obregón o Carretera Federal no. 1.
Marina y Juan Manuel: aunque parezca descabellado, los millones y millones de recursos que ingresan por cruzar el Puente de Oro, no son ni para reparar la carretera a Mexicali, ni a Sonoyta, ni la avenida Obregón; ese recurso se reparte tripartitamente: San Luis- Sonoyta- Peñasco. ¿Por qué?
No se desanimen Marina ni Juan Manuel. Escucharán ecos aún y calcomanías que refieren el Puente es de San Luis. Deberían hacerse unas calcomanías: La UABC es de Baja California. O de plano hacer una Unidad de la UABC en el Ejido Hermosillo.
Como sea, la injusticia y atraso continuarían de no hacer un libramiento como el de Mexicali-Centinela. Hay que considerar que ni alineados los políticos, ha podido hacer realidad un libramiento como lo fue el glorioso tren cardenista (1935) Sonora-Baja California.
Alineados Presidente de la República, gobernadores de Sonora y Baja California, y alcaldes, Ni Fox, ni Calderón; Ni Peña, Pavlovich; ni AMLO, Durazo y Santos. Fox y Don Eugenio Elorduy dejaron para la región muchos libramientos y resuelto el asunto con Calderón de la Carretera de la Muerte, hermana gemela del Golden Gate.
Marina y Juan Manuel, el Puente de Oro, parece una vacilada, una intrascendencia. Una investigación del Congreso y del Estado y la SCT revelaría los daños económicos que causan a México y Estados Unidos, esta situación que hace 60 años era comprensible, como cuando el Colorado inundaba la naciente Mexicali.
Baja California ha sido generosa con Sonora, como en el caso del Puente Héctor Terán, para ir del Valle de Mexicali al Valle de San Luis; sin cuota alguna.
Una simple observación en la Obregón y la Calle Primera evidencia las enormes filas entre Sonora y Baja California, y al cruzar de Estados Unidos a México, por la frontera de San Luis. ¡Cuánta pérdida de recursos!
Que nadie les cuente Marina y Juan Manuel, obsérvenlo ustedes mismos.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.