El reportaje publicado por el diario The New York Times (NYT), el 30 de diciembre de 2024, de que pleno centro de Culiacán de Rosales, Sinaloa, “en una calle bulliciosa llena de peatones, automóviles y puestos de comida, una cocina de fentanilo procesa unas 200 mil dosis”, no era creíble, indicó, el mismo día, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
“Por la nota que salió en el New York Times ayer, sale una nota que es importante señalar, en donde, presuntamente, dos reporteras entran a un laboratorio de fentanilo […] Hoy lo comentábamos en el Gabinete de Seguridad, también lo vamos a presentar aquí, cómo es que se hace la producción de fentanilo, porque no son las fotografías que se muestran ahí”, señaló la ex titular de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Durante su conferencia de prensa matutina -llevada a cabo desde el Salón Tesorería del Palacio Nacional-, la titular del Poder Ejecutivo Federal dijo que el opioide sintético causaba daños en la salud de quienes lo producían, además de que sugirió que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) o la Secretaría de Marina (SEMAR) deberían informar del proceso.
“El fentanilo se produce de otras maneras, que ya la Secretaría de Marina o el propio, ¿cómo se llama la autoridad regulatoria de medicamentos? COFEPRIS, pueden informar cuáles son los métodos de producción, pero no es creíble las fotografías que se presentan ahí, incluso por el daño a la salud que podría causar para quien está ‘cocinando’, como se dice, estas drogas”, comentó la mandataria nacional.
Asimismo, Sheinbaum Pardo dudó de la información presentada por el rotativo neoyorquino y expresó que se debería diferenciar entre narcolaboratorios para fabricar fentanilo y aquellos centros clandestinos en que se procesaban metanfetaminas.
“Es muy distinto, aunque sea una droga que hay que combatir y se han hecho muchas incautaciones de laboratorios de metanfetamina, también, permanentemente, todos los días hay destrucción de laboratorios de metanfetamina, pero una cosa es la producción de metanfetamina y otra muy distinta es la de fentanilo”, enfatizó la presidenta.
“Y también ambos consumos tienen un efecto en la salud muy dañino, pero particularmente el fentanilo tiene mayores daños, entonces, no es muy creíble, vamos a ponerlo así”, insistió la titular del Poder Ejecutivo Federal, quien también argumentó que el NYT ya había publicado antes sobre el tema e incluso que durante el Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador destacaron “algunas cosas”, pero reiteró que lo difundido un día antes, no era confiable.
“Solamente decir que no es muy creíble y ya viene de antes ese tema del New York Times, con relación a la producción de droga en México, aquí con el presidente López Obrador se presentaron algunas cosas y ya hubo otro reportaje vinculado con según esto, la cooptación de estudiantes de química para la fabricación de drogas muy potentes y ahora el que se presenta el día de ayer. No es muy creíble este reportaje por cómo se está presentando”, sostuvo la mandataria nacional.
La publicación de NYT mostró cuatro fotografías y dos videos breves respecto a cómo se producía supuestamente el fentanilo en una cocina casera, con utensilios domésticos como ollas metálicas, cucharas, cubetas, un batidor eléctrico y otros recipientes de plástico.
En una de las imágenes, un individuo con el rostro cubierto y una gorra negra manipulaba sustancias de ollas colocadas sobre una estufa doméstica, mientras una ventana con persianas rotas y un ventilador viejo mantenían la ventilación mínima del espacio.
En otra fotografía, el mismo sujeto, ahora con guantes quirúrgicos, trabajaba con una sustancia azul, en un recipiente metálico rodeado de botellas con químicos. Uno de los videos mostraba cómo dos individuos movían una especie de líquido blanco en ebullición. Uno de ellos portaba un cubrebocas. La otra grabación mostró un polvo azul, dentro de una cubeta metálica.
El presunto “cocinero” dijo que era fentanilo y que mezclaba el colorante, porque ese material sería convertido en píldoras, listas para ser traficadas a Estados Unidos. En otra fotografia se veía una bandeja de metal de una sustancia blanca, quebrada en partes pequeñas, como pedazos de cristal. En una gráfica adicional se ve polvo blanco sobre una mesita redonda, al lado de la cocina.
Las periodistas que firmaron el reportaje, Natalie Kitroeff y Paulina Villegas, señalaron que usaron “protector” y luego de ser alertados porque patrullaba el Ejército muy cerca, tuvieron que salir corriendo, junto con los supuestos miembros del Cártel de Sinaloa.
El 26 de diciembre de 2024, en otro reportaje publicado por el NYT, Pedro López Camacho, quien presuntamente vivía en un campamento de indigentes en Culiacán de Rosales relató a The New York Times, cómo los miembros del Cártel de Sinaloa ofrecían hasta 30 dólares a quienes estuvieran dispuestos a inyectarse la droga.
López Camacho contó al rotativo neoyorquino, que se ofreció voluntariamente en múltiples ocasiones, pero no todos sobrevivían a la pruebas. En el reportaje ‘En México, los cárteles prueban el fentanilo en personas vulnerables y animales’, las periodistas Kitroeff y Villegas revelaron que los cárteles mexicanos estaban probando sus fórmulas de fentanilo en personas vulnerables y animales.