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miércoles, diciembre 11, 2024
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Padre buscador

La pérdida de una vida transformó la de miles de personas a través de la humanidad de Eddy Carrillo. El día que inició su tragedia, un 1 de junio de 2019, comenzó la que sería su más grande hazaña y logro en favor de una sociedad vulnerada por la violencia, gobiernos omisos ante el crimen y la inseguridad, como lo es la de Tijuana, Baja California.

Aquel día de junio de hace cinco años, su hijo, Erick Carrillo, fue desaparecido. Vulnerado en su seguridad familiar, frustrado por la inacción del gobierno, la incapacidad de las autoridades procuradoras de justicia, Eddy Carrillo se fijó un reto personal: encontrar a su hijo, donde fuese, hasta hallarlo. La esperanza le dictaba aquellos primeros días la posibilidad de localizarlo con vida, pero esa premisa esperanzadora se fue diluyendo con los años cuando se enfrentó a una terrible realidad: la localización de restos y cuerpos humanos en la búsqueda de su hijo.

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Creó el colectivo para encontrar a personas desaparecidas; lo llamó “Todos Somos Erick Carrillo”. Buscaba a su hijo y encontró a miles de desaparecidos. Exactamente, según sus cuentas, en cinco años el colectivo de Eddy Carrillo ha localizado mil 398 personas sin vida y 452 desaparecidos con vida; a su hijo lo encontró el domingo 1 de diciembre de 2024, en una fosa clandestina en Tijuana.

La búsqueda que inició en el calvario de localizar a su hijo con vida le dio paz cinco años después. En una fosa clandestina localizó los restos. Una osamenta que aún tenía la ropa con la que el joven Erick fue visto por última vez; “una chamarra café tipo de piel”, dijo el padre adolorido, pero a la vez con la tranquilidad de al fin saber dónde estaba su hijo. Se acabó el peregrinar, la desazón, la incertidumbre. Finalmente logró su cometido, aunque haya sido demasiado tarde y producto de la inseguridad y violencia que privan en Baja California y en todo México. “Por primera vez, sí siento que sea Erick; estamos más tranquilos. Ya duermo, ya puedo cerrar los ojos”, dijo al Semanario ZETA don Eddy, después de informar la localización de los restos de su vástago.

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El colectivo Todos Somos Erick Carrillo ha sido uno de los más fructíferos en resultados. Frente a autoridades incapaces, omisas y carentes de compromiso para buscar a los desaparecidos en este país, el señor Eddy, y quienes le colaboran en el colectivo, han puesto tiempo, dinero, esfuerzo y sudor, escarbando la tierra en Baja California y otros estados de la República Mexicana para localizar a los desaparecidos. Los encuentran enterrados, semienterrados, cubiertos; a veces los cuerpos completos e identificables, en ocasiones sólo huesos y restos de humanidad.

En su propia búsqueda, no sólo de la ubicación de su hijo, sino de paz, certeza y justicia, don Eddy les dio esas condiciones a muchas otras familias que, gracias a su labor, encontraron a los suyos que estaban perdidos.

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Erick Carrillo ni siquiera residía en Tijuana; vivía en Los Ángeles, California, donde se dedicaba a la construcción. Cada seis meses visitaba México para ver a su madre, y aquellos últimos días de mayo de 2019 había llegado a la fronteriza ciudad no sólo a pasar tiempo con ella, también a apoyarla con una remodelación en su hogar. La noche del 30 de mayo, decidió salir a departir con algunos de sus amigos de la infancia. Fueron de fiesta, de un lugar a otro, hasta que el joven desapareció.

Don Eddy organizó una búsqueda, acudió a las autoridades, solicitó pruebas de ADN, la indagación oficial sobre el paradero de su hijo, y se enfrentó a la terrible realidad: “En Baja California era un viacrucis poner una denuncia; no había quien te asesorara, no había una comisión de búsqueda, no había comisión de víctimas, y lamentablemente al ver todo eso entre la familia y amigos nos movilizamos. Hicimos marchas, publicamos su foto en redes sociales y así fue como fuimos escuchados por la fiscalía. De ahí comenzamos la búsqueda en vida y campo de Erick Carrillo”.

Pero no lo localizaron. Sí encontraron algunas de sus pertenencias, como su pasaporte. Entonces se reunieron para la búsqueda, unas 60 personas entre familiares y amigos; “dejamos todo por buscarlo, así se nos pasaron tres meses. En septiembre se nos empezaron a unir familias de personas desaparecidas, pues recibíamos muchos llamados a través de nuestras redes sociales. El colectivo -que en ese entonces no sabía ni lo que era un colectivo- se volvió un pilar para esas familias, fue cuando decidimos ampliar las búsquedas”.

En los años de búsqueda, Eddy Carrillo y quienes integran el colectivo han ampliado sus travesías a otros Estados, e incluso han puesto su vida en peligro, Han sobrevivido atentados, hostigamiento policiaco y de funcionarios de procuradurías y fiscalías, que se sienten afectados por el tesón del colectivo, el aferre a continuar las búsquedas que ninguna autoridad realiza por su facultad y responsabilidad. La amenaza -dijo alguna vez Eddy- no los amedrenta, es un suministro de adrenalina para seguir adelante.

Don Eddy Carrillo ha sido un líder entre los buscadores. El padre buscador se convirtió en el ciudadano que, junto a otros ciudadanos víctimas, afectados por la inseguridad y la violencia, han localizado a miles de personas, la mayoría sin vida, pero ya en familia sus restos y con la certeza de saber el paradero de los suyos. Esa encomiable labor, para Eddy ha llegado a una nueva etapa. Él lo dijo con puntualidad: que cuando encontrara a su hijo, se retiraría, pasaría a otros la batuta del colectivo de búsqueda y se sumaría al voluntariado, a ayudar a otros desde la paz de haber encontrado al suyo, a quien le ha dedicado palabras sentidas:

“No sé cómo empezar… hay tantas cosas que quisiera decirte: que te amamos, que día con día te pensamos, te buscamos, te esperamos, pedimos a Dios porque te cuide a cada instante, que guíe tus pasos, te proteja y te traiga de regreso a casa, que nos muestre el camino para que nuevamente estemos juntos.

“Nuestras vidas cambiaron aquel 1 de junio de 2019, cuando te arrancaron de nuestro lado; todo ha cambiado por completo en nuestras vidas, pero principalmente la tuya… Desde entonces te buscamos y luchamos cada día por encontrarte.

“Cada momento estás en nuestros pensamientos y corazones. Me pregunto en dónde estás, cómo estás, si comes, si tienes frío… infinidad de preguntas recorren nuestra mente, cada minuto es eterno y sé que principalmente lo es para ti; sé que al igual que nosotros nos preocupamos por ti, tú lo haces por nosotros. Te amamos Erick”.

Finalmente, Erick ya fue localizado. Y la odisea de un hombre por encontrar a su hijo desaparecido terminó; no con los resultados deseados, pero sí con la certeza y la tranquilidad de que en el camino encontró a miles más y cambió la vida de muchos.

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Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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