“No se pueden abordar los temas de la frontera, ni de Tijuana, endulzándola todo el tiempo”, expresó a ZETA el autor, que acaba de publicar “El último show del Elegante Joan” editado por Penguin, editorial que también reeditó este año “Idos de la mente” y “Aparta de mí este cáliz”; mientras que el FCE relanzó “Misa fronteriza”
Un gran año 2024 ha sido para el narrador bajacaliforniano Luis Humberto Crosthwaite (Tijuana, 1962), tras publicar recientemente “El último show del Elegante Joan”, editado por Literatura Random House, su libro de cuento más reciente presentado en diversas ferias del libro del país. Además, Penguin Random House reeditó este año “Idos de la mente” y “Aparta de mí este cáliz”; mientras que el Fondo de Cultura Económica relanzó “Misa fronteriza”, además adelantó que en 2025 Penguin también reeditará “Tijuana: crimen y olvido”, “Instrucciones para cruzar la frontera” y “Estrella de la calle Sexta”. A la par, el escritor ganó el Premio Nacional Letras de Sinaloa 2024.
“La obra de Luis Humberto se compone de novelas y cuentos que ponen de manifiesto una observación sensible del territorio de la frontera norte del país, por medio de personajes emblemáticos que se muestran vulnerables y cuestionan su identidad a través del género policiaco”, de acuerdo con el Jurado del Premio Nacional Letras de Sinaloa 2024, que estuvo integrado por Geney Beltrán, Ave Barrera y Kyra Galván.
Reconoció que tras la obtención del Premio, para él han sido “días normales, con la emoción en su momento”, declaró a ZETA, al tiempo que reveló algunos recuerdos del inicio de su trayectoria y detalles en torno a su premiada obra.
DESDE “FUERA DEL CARDUMEN”
Con sólo 18 años, en 1980 Luis Humberto Crosthwaite se dio a conocer como narrador al obtener el Premio III Juegos Florales del IX Ayuntamiento de Tijuana con su cuento “Amor a la tierra”, mismo que concibió mientras participaba en el Taller de Cuento en 1980 en la Casa de la Cultura Tijuana de la colonia Altamira, que era coordinado por el escritor Ignacio Betancourt.
“Los talleres fueron en la Casa de la Cultura con Ignacio Betancourt y, luego, por razones presupuestales nos dejó después de un año; luego lo sustituyó un escritor chileno, Jaime Valdivieso, que también después de un tiempo dejó de ir. Y luego nosotros nos empezamos a reunir en el consultorio de rayos X del doctor Jorge Raúl López Hidalgo, en el Centro; ahí por ejemplo, venía Sergio Gómez Montero, que es o era el director de la Universidad Pedagógica en Baja California, él como escritor venía y nos daba también taller en el gabinete de rayos X”, trajo a la memoria.
Crosthwaite inició su trayectoria con “Amor a la tierra”, un cuento que especula con una hipotética Tijuana del siglo XXI, entre edificios y en medio de un gran terremoto a propósito de la zona sísmica, lo que ahora se conocería como ficción especulativa; dicho relato fue incluido en “Fuera del cardumen. Antología de una nueva narrativa bajacaliforniana”, edición de autor coordinada por el propio Crosthwaite en 1982, en el que fueron incluidos Jorge Raúl López Hidalgo, Jesús Guerra, Virginia Corona, Daniel Gómez Nieves y el propio Luis Humberto Crosthwaite.
“Nosotros hicimos la selección del material y yo coordiné la edición y se imprimió en ediciones Anza”, reveló el narrador fronterizo en su visita a las oficinas de ZETA, junto con Karla Rojas.
“De hecho, todos los cuentos (contenidos en ‘Fuera del cardumen’) tienen como un girito fantástico. De los que están ahí, de los que recuerdo, también hay uno de unos moluscos (‘El otro lado del sueño’), ya no me acuerdo; Karla Rojas los ha leído más recientemente, yo la verdad es que no los he vuelto a leer”, reconoció.
Incluso, recordó el momento de la obtención del premio cuando Rubén Vizcaíno le avisó a su madre: “Yo vivía ahí en la colonia Marrón, en la esquina, a un lado estaba el Gimnasio Silvestre. Yo no sabía, pero el profesor Vizcaíno era asiduo al Gimnasio Silvestre; él iba ahí, tenía su programa de ir con frecuencia y en una de ésas llegó a mi casa a avisar lo del premio. Yo no estaba ahí, pero le avisó a mi mamá (Aurora Marrón). Cuando yo llegué a la casa, mi mamá estaba toda emocionada porque había llegado el profesor Vizcaíno a decirle que yo había ganado un premio. Eso es como lo verdaderamente que recuerdo de ese momento y el hecho de que él se haya tomado el tiempo con su cámara de ir a la Casa de la Cultura a tomar la foto”.
— ¿Fue un espaldarazo el haber obtenido el Premio III Juegos Florales del IX Ayuntamiento de Tijuana en 1980 para seguir escribiendo?
“Sí, era una lana. El presidente municipal era Xicoténcatl, él me entregó el premio. Fue en el Antiguo Palacio Municipal. Me acuerdo más de esos detallitos, que fueron tan especiales para mí, que de los cuentos mismos”.
SU PRIMER LIBRO
“Fuera del cardumen” supuso su primera inclusión en una antología, mientras que “Marcela y el rey al fin juntos” fue su primer libro de cuento, editado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, en la colección Joan Boldó i Climen Editores, en 1988, bajo la edición de David Ojeda.
— ¿Cómo concebías el cuento cuando iniciaste a escribir relatos como de ficción especulativa contenidos en “Fuera del cardumen” y cómo con tu primer libro “Marcela y el rey al fin juntos”?
“Yo no tenía una concepción del cuento. Yo me describo en esas épocas como un animalito silvestre que no sabía realmente lo que estaba haciendo y que tomaba todo lo que podía para hacer sus historias. En este libro -‘Marcela y el rey al fin juntos’- es así, no como una concepción del relato como la tengo ahora, por supuesto, como la que ha evolucionado a lo largo del tiempo. Simplemente yo escribía historias, que es el gusto que todavía tengo hasta ahora: simplemente el deseo, simplemente construir personajes y ubicarlos en un espacio determinado para una historia”.
“Tampoco hubo un momento en que yo elegí escribir sobre la frontera, simplemente eran temas que yo iba tomando de mi alrededor. Yo creo que mi primer relato propiamente fronterizo es el que lleva el título del libro, ‘Marcela y el rey al fin juntos’, pero nunca me propuse ‘Ah, voy a escribir un cuento sobre la frontera’; ni siquiera era una opción, ni siquiera era algo que podría uno decir ‘Ah, voy a escribir un cuento sobre esta cosa legendaria’. Simplemente era lo que tenía yo en mi cotidianidad. A mí me gusta la música y decidí esta cosa absurda de poner a Elvis Presley en Playas de Tijuana; ese absurdo me ha acompañado hasta ahora”.
Y desde entonces hasta ahora, Luis Humberto Crosthwaite es un autor fundamental de la literatura tijuanense.
LA REEDICIÓN DE “MISA FRONTERIZA”
Además de las reediciones de Penguin, este año el Fondo de Cultura Económica (FCE) también reeditó “Misa fronteriza” (Tusquets, 2011), uno de los textos más fronterizos que lo ha llevado a otras fronteras trasatlánticas.
— ¿Cómo escribiste y cómo fue recibida “Misa fronteriza”?
“Ahora sí, en este momento, la frontera era un tema. A principios del año 2000, como que el mundo empezó a girar alrededor de los temas de la frontera, en todo el mundo, no necesariamente la frontera México-Estados Unidos: las fronteras en Europa, las fronteras de África, todo eso empezó a ser un tema relevante. Entonces, de ahí, digamos, se enfocó la atención a la gente que estaba escribiendo sobre estos temas. En esa misma época Manu Chao saca ‘Clandestino’ también; es exactamente la misma época donde estaba sucediendo eso”.
“En el 2000 yo acababa de publicar ‘Estrella de la calle Sexta’, donde el lenguaje tiene una relevancia, entonces como que llamaba mucho la atención; también sobre el aspecto fronterizo, lo que reflejaba del aspecto fronterizo. De repente me descubrieron, digamos, así como ‘las voces y la atención del mundo’. Me hablan de Barcelona, me dicen: ‘Vamos a hacer un evento que se llama Cosmópolis, te queremos invitar para que hables sobre la frontera’. Entonces dije: ‘Ah, caray, ¿qué voy a decir sobre la frontera?’. Yo no soy conferencista ni nada de eso, hasta la fecha yo rechazo simplemente hablar por hablar. Pero dije: ‘Bueno, voy a escribir lo que sé yo de la frontera, lo que sé sobre el tema a partir de mis historias y lo voy a hacer a mi manera, que es buscando formas distintas de hablar sobre un tema’. Entonces yo decidí hablar sobre mi cultura, la cultura norteña, mis gustos musicales para poder llegar así al tema de la migración, finalmente; y decidí hacerlo en la forma de una misa. No te puedo decir por qué, pero finalmente me gustó el resultado”.
“Yo fui a Barcelona muy nervioso, yo nunca había salido de México a una invitación de esa manera, y bueno, di lo que sería de una manera muy primitiva lo que se convierte en la ‘Misa fronteriza’. Finalmente es un texto leído con una bendición inicial y con todas las partes de la misa; no estaba tan desarrollada como está esto, no se llamaba ‘Misa fronteriza’ en ese momento. Ahora, ¿de qué manera fue recibida? Pues con mucha sorpresa, la gente se sorprendió muchísimo que alguien de fuera hiciera y hablara de la frontera de esta manera; hasta la fecha, 22 años después, todavía siguen diciendo: ‘Ah, caray, es una forma como muy novedosa’. Ya la leí, lo que sería mi última mi misa en público, en el Zócalo. La gente estaba sorprendidísima, así como que ‘¿Cómo puede ser esto?’; además, estaba bien entrada en el tema: por un lado, la idea de la misa que todo el mundo conoce el formato y que yo lo ponga a disposición de este tema. En España fue muy bien recibida y causó mucha sorpresa”.
— “Mi religión es la frontera”, “Todos somos la misma frontera”, se lee por “Misa fronteriza”. ¿Están vigentes los postulados que escribes en “Misa fronteriza”?
“En cuanto a la vigencia, yo tengo mis dudas, porque no es lo mismo hablar de nuestra frontera en el 2002 que hablar en el 2024. La ‘Misa fronteriza’ está vista desde un punto de vista muy masculino, por eso parte de la idea de ‘José Alfredo Jiménez, el macho más macho, el que se cae del caballo y se vuelve a subir’. Ahora me parece a mí que si hablamos actualmente sobre la ‘Misa…’ no podemos ignorar que ahora son familias, que son mujeres mucha de la gente que está cruzando. En aquella época podíamos hablar de esos pueblos en donde nomás había mujeres, porque todos los hombres se habían ido de braceros. Ahora no podemos decir eso, porque son las mujeres mismas y las familias enteras las que se están desplazando. Y eso mismo no está contemplado dentro de la ‘Misa…’. Entonces, por un lado yo diría sí, hay unas partes que son vigentes, pero por otro lado diría que no, que hay otras partes que se han quedado rezagadas temáticamente”.
SU LIBRO MÁS RECIENTE
Desde la publicación de “Tijuana: crimen y olvido” (Tusquets, 2010) e “Instrucciones para cruzar la frontera” (Tusquetes, 2011), Luis Humberto no había publicado, hasta este año que entregó a Literatura Random House el libro de cuento “El último show del Elegante Joan”, donde propone 11 relatos que abordan también algunos temas retrospectivos, entre ellos el arte de la creación poética y literaria en general, aunque Tijuana y la frontera no aparecen de manera explícita como en libros anteriores.
— ¿Por qué en “El último show del Elegante Joan” no abordas a Tijuana ni la frontera? ¿O por qué quisiste excluir Tijuana a diferencia de toda tu obra anterior? (Aunque hay por supuesto algunos guiños a Tijuana y la frontera, no están presentes de manera tan explícita)
“No es tanto como una exclusión. Yo considero que Tijuana se aborda en todo lo que escribo, no se puede separar de mí mismo. Yo veo todas estas historias de ‘El último show del Elegante Joan’ narradas en Tijuana. De hecho, este cuento del ‘Último show del Elegante Joan’, surge por una experiencia que tuvimos Karla y yo en un restaurante aquí en Tijuana. Entonces, todo eso para mí es Tijuana, la cosa es que ya no se muestra de una manera tan evidente. A mí me parece que la frontera sigue existiendo en mis textos, pero ahora hay que buscarla entre líneas o hay que conocer lo anterior para entender esto, pero no fue una exclusión así como ‘ya no quiero saber nada de Tijuana’, no”.
— “Supongo que se despertó por la balacera que tronaba en su sueño”, se lee en el cuento “El corrido”, contenido en “El último show del Elegante Joan”. ¿Qué tanto la violencia de Tijuana o el país sigue permeando tu obra?
“De una manera que si no, yo no hubiera podido escribir ‘Tijuana: crimen y olvido’, ése es un libro atípico dentro de todo lo que he escrito y tiene que ver mucho con mi trabajo. Yo estaba trabajando en la redacción de San Diego Union en Estados Unidos; trabajando así, te están llegando noticias constantemente que el ciudadano común ni siquiera se entera. En esa época, estamos hablando de 2008, 2009, cuando yo estaba escribiendo la novela, era una época muy dura, una época muy difícil de secuestros, asesinatos de periodistas, cosas que siguen pasando, y por supuesto, yo tenía el referente muy cercano de nuestros héroes de ZETA. Ese libro fue el resultado de lo que se convirtió en mí todo este conocimiento de lo que sucedía en México”.
“Esto del Premio Nacional Letras de Sinaloa me trajo un recuerdo muy difícil: la última vez que yo estuve en Sinaloa presentando ‘Tijuana: crimen y olvido’ en Culiacán; me presentó un maestro, Álvaro Rendón, y a menos de un año ya lo habían asesinado. Entonces, este libro, ‘Instrucciones para cruzar la frontera’, salió a tres meses del asesinato de Álvaro y aquí está la dedicatoria (‘A la memoria del maestro Álvaro Rendón Moreno, feroz amigo, lector y crítico, abatido por las balas que asesinan a México, el 25 de abril de 2011’), en el sexenio de Calderón. De esa manera se manifiesta. Y en ese libro dentro de toda la temática fronteriza pues incluso metí uno de sicarios, porque no se pueden abordar los temas de la frontera, ni de Tijuana, endulzándola todo el tiempo”.
Sentenció el autor tijuanense: “Cuando hablo de Tijuana, procuro tomarla desde todos los ángulos. La cuestión de la violencia es un ángulo pequeño de lo que representa la ciudad toda mi vida. Entonces, vienen textos que son dichosos acerca de mis hijos y cosas así en Tijuana. Entonces, la violencia es parte de lo que escribo también. Decido o no abordarla, eso es otra cosa, pero nunca le doy la espalda”.