Calavera a Andrés M. López Obrador
Fue en 2018
cuando el tabasqueño triunfó.
La Catrina todo el tiempo lo observó,
pero su política pronto se fue al cabo.
Quiso apaciguar malos con abrazos y no balazos
y eso nunca dio buenos trazos.
Poco duró en encantamiento nacional,
de Tijuana a Chiapas tiempos de funeral.
AMLO se basó en el bienestar económico
y la Muerte veía arrasar desde un inicio.
La democracia ficticia rumbo al precipicio
con tanta violencia desde un principio.
La Huesos sabía de las mañaneras,
puro espectáculo, gasto y apantalle.
“Eso no es gobernar con detalle,
es política burguesa, gasto de mil maneras”.
Pasaron los años y la Chirriona observaba,
veía al país en mal desarrollo y aun así callaba.
Giras y giras, y nada mejoraba,
y habló la Catrina: “Pronto esto se acaba”.
Dijo la Huesos: “La violencia sigue,
la gasolina por las nubes.
Tu gabinete cambios y más cambios,
señal de mal gobierno de titubeos.
AMLO dormía en el Tren Maya,
la Dientona lo ve y él se desmayó.
“Tabasqueño, aquí todo termina desde mañana,
tu presidencia va peor que la de Enrique Peña”.
Andrés vio a la del velo blanco
y palideció y murió de espanto.
Pronto lo abrazó la Calaca
y lo sacó cerca de una palaba.
Va contando la Flaca:
“Terminó mal gobierno, de males y cloaca”.
Vio que lo esperado
aquí todo ha terminado.
Lo depositó en un paupérrimo féretro
pa’ la mortaja de la de medio metro compró.
Dijo gobierno austero,
pues allá vas a tu oscuro agujero.
Calavera a Claudia Sheinbaum
“Mentiras, mentiras”, dice la Huesos, “¿ves?,
fue dedazo de Andrés Manuel.
Sólo terminó el machismo,
pero al fin todo será lo mismo.
Ebrard era el bueno para lo electoral,
pero AMLO traicionó al Ebrard tal.
Puso a doña Sheinbaum a su modo,
la democracia se manchó de lodo.
Esta Presidenta es de AMLO espejo,
es mismo corte político y parejo.
Morena sólo político de encandilamiento,
México gime y llora en nacional sufrimiento.
La Chirriona conoce y sabe de la 4T, y
mentiras de eso. “Eso no me late,
la Reforma Judicial será apocalíptica,
hundirá a México tipo Venezuela”, dice la Tilica.
La misma Muerte dice ser inferior al hombre,
pero ella pepena, parejo y siempre,
desde millonarios
hasta personas precarias.
Empezó la mañanera en noviembre
y Claudia Presidenta no llegó como siempre.
La Chirriona la pepenó al abordar su auto,
su chofer del susto murió en el acto.
Desmayo, pero despertó la Sheinbaum
diciendo: “Todos quédense donde están,
hoy me llevo a ella antes llegue la mañanera”.
La Huesos es experta sepulturera.
“Te llevo de una vez, científica,
grande te quedó la silla. Es la crítica,
se te ve el miedo al gobernar
Sinaloa; nada mejorar, el país va a estallar.
La Doctora, como ella se dice,
la del velo blanco es sabia y predice
la Ejecutiva Federal su elección;
error garrafal y mortal.
Dice la Catrina: “Salvaré a los mexicanos,
me llevo a Claudia al panteón, lejos,
y por ser dedazo femenil de Morena
pondré un interinato esta semana”.
Calavera a Marina del Pilar
Se vio la gobernadora allá por la capital
a un mitin de gobierno tradicional.
Apoyos, bienestar y puro hablar,
giras sin sentido sabe presentar.
La Huesos ve por allí a Carlos Torres Torres
aconsejando a Marina una y otra vez.
Se siente la oleada panista,
de eso se ve a primera vista.
La Dientona gritó: “¡Ávila Olmeda,
no puedes con la violencia y joda!
Cambias de procurador o fiscal,
rige la impunidad desde bahía a la capital”.
“Mucho apoyo a féminas,
obra y pavimento; no se ve en la colonia
¿y el dinero de los autos chocolates
a dónde lo das o reportas?”.
La Chirriona de todo se entera,
qué forma de gobernar y pésima manera.
Puras selfies, glamour, fotos, abrazos,
y en BC no cesan los balazos.
La Huesos y pueblo ven lo mal del gobierno:
asaltos, carestía y terrenal infierno.
La Parca suplica: “No me mandes más muertos,
mi camposanto ya está repleto”.
La Flaca perdió la paciencia y enfureció.
“Te llevaré, el pueblo lo pide”, murmuró,
“pronto tendrás tu última morada
en el Centinela o Ensenada”.
La Pepenadora en el Congreso estatal,
allá hubo oportunidad en la mera capital.
Al oler la muerte, Ávila Olmeda
en un dos por tres murió luego, luego.
La tomó de su larga cabellera,
ya estiró la pata y va bien muerta.
La paseó por cielos del Estado,
por muchos y lejos lados.
La trasladó hasta la Bufadora,
allí nadie encontrará a la gobernadora.
Un pedazo de tela percudido usó, tirado,
mortaja, coja y por siempre ya su cuerpo helado.
Calavera a la exalcaldesa Montserrat Caballero
Recién la exedil dejó la alcaldía,
dirigió Tijuana tres años sin empatía.
La Huesos la observaba y diría:
“Dejaste una ciudad, baches, caos y carestía”.
Supo la Catrina vivió en el cuartel
y la ciudadanía soportando violencia cruel.
Muerte, fentanilo, la Parca la traía huida
y pidió clemencia, vivir con la milicia muchos días.
La del velo blanco supo cómo gobernó,
puras fotos, selfies, dinero, Tijuana decayó.
Esta Chirriona murmuró: “Esto no es gobierno,
la violencia no tuvo tregua en ese trienio”.
Dormía Montserrat en su millonaria casa,
era plena y fría madrugada.
La Catrina se asomó por la ventana,
vio que dormía, pero despertó asustada.
“¡Oh, Montse! soy la Catrina,
vengo por ti aunque haya neblina.
Con muerte pagarás tu pésimo gobierno”,
y en ese instante la Montse se murió.
La Huesos como pudo la sacó de la recámara,
va cantando la Chirriona en plena madrugada.
La lleva al Panteón Municipal, sin quejido,
no alcanzó agujero en Los Olivos.
Ya está la fosa cavada,
allí estaba ya su blanca mortaja.
Una económica caja,
lento, lento, la puso en su oscura morada.
Su epitafio se lee:
“Aquí yace la primer y última alcaldesa,
su ineptitud le costó su vida”.
Y la Hueso ríe feliz, jejeje.
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.