Irving Eduardo Torres Yllán/Especial para ZETA – El cine documental en México se encuentra en un momento de reinvención, alejándose de las formas clásicas y girando a los terrenos de la experimentación, buscando crear trabajos que reten al espectador a encontrar explicaciones más allá de lo que la pantalla muestra.
Tal es el caso de “¡Ya México no existirá más! (¡Aoquic iez in México!)”, de Annalisa D. Quagliata (Veracruz, 1990), quien, a través de un ensayo visual, cuestiona la identidad del mexicano. Visión que compartirá en la vigésimasegunda edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), a realizare del 18 al 27 de octubre.
Para la veracruzana, la idea llegó al detonarse muchísimas preguntas e inquietudes que al final trataron de articular en “¡Aoquic iez in México!”, documental que retrata “la ausencia, como que se había borrado el cassette, como que hay un estado colectivo de amnesia en relación con la memoria precuauhtémica, lo que llamamos antes de la Conquista, antes de la invasión”, dijo.
“No hablamos náhuatl, sentía una desconexión muy fuerte con lo que supuestamente es nuestra raíz, que se celebra mucho en un nivel de narrativa nacional, sin embargo, todo opera para desvincularnos de esa raíz”, añadió la creadora.
El trabajo no tiene una narrativa, sino que es una serie de imágenes convulsas que van adentrando al espectador en un estado que le invita a confrontar sus ideas, a través de una edición que la realizadora califica de “medio estroboscópica, una cantidad de contenido que va circulando de forma muy rápida, la sensación que da cuando las imágenes se van desarrollando con esa velocidad, es que de alguna forma se empiezan a empalmar unas con otras y se empieza a sentir como esa cercanía temporal entre una imagen que puede ir cientos de años atrás a una imagen que es de hoy ;entonces, empiezan a ocurrir muchas conexiones, como un hilo que va haciendo un trazo transversal a través del tiempo, una danza que ocurre todos los días”, describió.
La cinta da gran peso a las figuras femeninas, resaltando el choque de la violencia contra las mujeres en el país, reflexión que para la directora “forma parte de lo que estoy tratando de amasar con esta obra, que salga a flote una violencia completamente vigente, no es algo que ocurrió hace quinientos años, la muerte, la violación y el despojo es algo vigente; de alguna forma estaba tratando de articularlo por medio de todas estas tensiones entre la imagen, el sonido, la colisión de imágenes, sin tratar de contarlo por medio de una historia de algún personaje, es un recorrido medio caleidoscópico donde siento que se van apareciendo muchas imágenes donde nos podemos ver reflejados si somos mexicanos”.
El trabajo, ganador del premio Umbrales en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM), transcurre en la mayoría de su duración en blanco y negro, y se concreta como un cine experimental que, si bien, carece de salas de exhibición, “es muy emocionante compartirla en circuitos fuera de aquellos que están muy acostumbrados a recibir material de este tipo, siento que es una película que detona una respuesta, ya sea que la odies o que te guste; lo que me interesa más de compartirla es dialogar y que se detonen muchas conversaciones”, precisó Annalisa D. Quagliata.
