Hay pocos directores que se interesen por el romance y John Crowley afortunadamente es uno de ellos. En “Brooklyn”, demostró que sabe manejar el género sin rozar siquiera lo cursi, sino adentrándose en las poderosas emociones de quienes todavía se atreven a enamorarse.
Ahora la pareja estelar es interpretada por el aún muy joven, pero ya veterano Andrew Garfield, y Florence Pugh. Ellos encarnan a Almut y Tobias, una chef en su propio restaurante, y un empresario que acaba de divorciarse.
Vemos a esta pareja conocerse de una manera accidentada, superar sus temores, entre los que destaca tener hijos y terminan con Ella (Grace Delaney), una hermosa niña que viene al mundo no sin dificultades para el embarazo de la madre. El mundo de esta familia parece perfecto hasta que aparece el cáncer de ovario.
La narración de esta historia dista mucho de ser lineal y para eso se agradece el talento de Nick Payne, dramaturgo que tuvo de tarea hacer este guion y cuyas escenas pilares se lograron gracias, también, a una excelsa fotografía de Stuart Bentley.
Pugh y Garfield están hechos el uno para el otro en esta entretenida y conmovedora película que tiene a dos personajes aceptando lo que su tiempo determina, además con el compromiso de una hija que representa un futuro que tampoco podrá detenerse. Bien por todos los partícipes en esta producción que parece una bocanada de aire fresco en una época en que el cine poco explora el amor sin tanto recoveco. ****
Punto final. – Es época de ver otra vez “The Nightmare before Christmas”, obra maestra de Tim Burton.