La Cueva del Peludo es un conocido centro nocturno de Tijuana, sobre Bulevar Díaz Ordaz en La Mesa. Tiene más de 40 años de existencia, pero últimamente, a su alrededor y en el mismo inmueble, se han perpetrado una decena de hechos violentos. Sólo en 2024, contabiliza 10 incidentes. En los últimos tres meses ha sumado seis ataques armados, dos de los crímenes más recientes ocurrieron el 10 de septiembre; en esa ocasión, le dispararon a un guardia de seguridad y después abandonaron la cabeza cercenada de una mujer en el interior de un auto, junto a un narcomensaje, a pocos metros del centro nudista. Sin embargo, desde el 24 de septiembre, el centro nocturno cuenta con vigilancia exclusiva por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional y Guardia Nacional. Diariamente arriban dos unidades con al menos 10 hombres armados que se postran a las afueras y en los callejones aledaños al bar, permaneciendo por horas. Comerciantes del perímetro manifiestan su inconformidad por estar “resguardando” el establecimiento, en lugar de brindar protección a la ciudadanía en zonas conflictivas de la ciudad. “Ya quisiéramos muchos ciudadanos de a pie una guardia diaria de ese tipo en nuestras casas o comercios. No se vale. Es muy injusto”, refieren. Muchos de los negocios aledaños tienen que contratar su propia seguridad privada, pues están expuestos a robos, asaltos y otros delitos, y para eso, deben desembolsar miles de pesos. “Por qué nosotros sí tenemos que gastar, mientras aquellos grandes establecimientos son beneficiados con seguridad federal. Que contraten y refuercen su seguridad con sus ingresos”, cuestionó a DICHOZ Y HECHOZ un vendedor. La violencia refleja una amplia problemática en Tijuana, donde la protección de ciertos establecimientos parece tener prioridad sobre la seguridad de la ciudadanía en general. La presencia de fuerzas de seguridad en un solo lugar genera el descontento entre comerciantes locales, quienes sienten que sus necesidades de protección son ignoradas. La responsabilidad de las autoridades es garantizar un ambiente seguro para todos los ciudadanos, no sólo para aquellos que gestionan “grandes” negocios.