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lunes, noviembre 18, 2024

Civilización Americana

“El fin de la lucha política es el de establecer la moralidad como base de toda legislación; no es el fundar instituciones libres, no es la república ni es la democracia el fin que se persigue; esto no son más que los medios. La moralidad es el objeto del gobierno. Necesitamos un estado de cosas en el cual no pague el crimen”.

-Emerson, Ensayos (“Civilización Americana”).

 

“El estudio es el secreto del poder acumulativo y del progreso personal; implica facilidad de asociación, poder comparativo y cese de las ideas fijas”, decía el pensador veracruzano Guillermo Nicolás Kuri, doctorado en filosofía, a propósito de doctorados. “Un especialista es un hombre que sabe más y más sobre menos y menos”.

Cuando al físico judío ucraniano nacionalizado mexicano maestro de la UNAM, Marcos Moshinsky, hablando de las simetrías ocultas del universo, le querían forzar a decir algo de religión, de Dios, él simplemente respetaba con honestidad el tema del que conocía bien, siendo discípulo de Albert Einstein. Ni más ni menos.

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Cegados por la pasión política y otros inconvenientes, hay quien, doctorada en ciencias, quiere dar lecciones de derecho constitucional a la doctora Norma Piña, experta en derecho constitucional. Diría Emerson: “Las tribus de este país no han aprendido las artes de los hombres blancos, y en África el negro de hoy es lo mismo que el negro de Heródoto”. Ya se murió Ifigenia Martínez, y se morirán Bartlett, Gertz Manero, y nos iremos muriendo todos sin ningún remedio.

En 2018, en campaña, AMLO juró en Ensenada y San Quintín que construiría la autopista Peninsular con cuatro carriles; y que habría un Libramiento Mexicali-San Luis. Y nada. Todo esfuerzo, como buen sureño, lo invirtió en el Tren Maya, y en desarrollar Palenque, Chiapas, donde vive, dicen, como chino “amurallado”.

Hay notas periodísticas nacionales desde 1960-1970 en las que don Samuel Ruíz, Obispo, denunciaba que “en Chiapas parece que la Revolución nunca llego”. Y que en las campañas todos los candidatos presidenciales se convertían en Chamulas. Ya luego no regresaban ni por las gracias, olvidándose del pueblo. Y esto hasta que estalló en Diciembre de 1994 aquel movimiento inconcluso por ChiaPaz (con zeta), cuando el Presidente Zedillo inventó contra don Samuel aquella desafortunada expresión de Teólogo de la Guerra.

“La civilización depende de la moralidad”. Y no es frase de campaña. Como aquella de De la Madrid: “Por la Renovación Moral de la Sociedad”, que terminó en la renovación del morral. O “Arriba y Adelante” con Echeverría. “Bienestar para tu Familia”, Ernesto Zedillo; “Seré el Presidente del Empleo”, Felipe Calderón. “Mi Compromiso es contigo”, de Peña Nieto; y “Juntos haremos historia” de López Obrador, con su inefable “No robar, no mentir, no traicionar”.

“Ciñe oh Patria tus sienes de oliva, de la paz del Arcángel divino; que en el Cielo tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió”. En un país donde diariamente se le canta a Dios a través del Himno Nacional Mexicano, algunos pelafustanes, como el Nigromante, cegados de estupidez sostenían que  Dios ha muerto. O como torpemente ha expresado Fernández Noroña sobre la mal llamada Reforma Judicial: “Ni Dios Padre Encarnado puede revisar esto”.

Al respecto es inolvidable la tragedia en 1912 del Insumergible Titanic, donde entregó su vida libremente el único pasajero mexicano, el Diputado Constituyente Manuel Uruchurtu, sonorense de Hermosillo. (El Caballero del Titanic, Soledad Loaeza). Al propietario del Titanic le propusieron agradecer a Dios por tan magna obra humana; a lo que se sabe, aquel expresó que no hacía falta porque Este barco ni Dios lo hunde. Y vaya que no llegó ni a su destino en su primer viaje inaugural, donde el mexicano Uruchurtu sí haría historia de la buena, pues fue reconocido por su heroísmo por el Congreso Norteamericano.

Apunta Ralph Waldo Emerson en su ensayo sobre “Civilización Americana”: “Para cumplir algo excelente, la voluntad debe obrar siempre por fines católicos y universales. Es una grande instrucción el saber que los mejores arrestos no son sino chispas del Omnipotente. Sujeta tu carro a una estrella. No nos fatiguemos con obras mezquinas que sólo sirven para nuestro puchero y nuestra bolsa. No mintamos ni robemos; así no nos ayudará ningún dios. Procediendo así, todos seguirán distinto camino… Trabajemos por la justicia, el amor, la libertad, el conocimiento, la utilidad, que son los intereses que las divinidades honran y promueven”. (Emerson, Ensayos)

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

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