Morelia, Michoacán.- Como parte de la Competencia Mexicana de Ficción se presentó “Chicharras” – en el Festival Internacional de Cine de Morelia –, el trabajo más reciente de la realizadora oaxaqueña Luna Marán, filmada en San Pablo Guelatao, Oaxaca, lugar de nacimiento del expresidente Benito Juárez.
En conferencia de prensa, los intérpretes Yuliana Berenice Martínez, Ernesto Martínez López, Javi Meléndez, Víctor Robinson y el cinefotógrafo Pablo Morales García, este último comentó que “desde el inicio se tomó la decisión de que se pudiera jugar con la luz natural, que no fuera tan invasiva como la luz artificial, conservar la esencia de la luz que existe dentro de la comunidad”.
La cinta retrata como el pueblo entra en acción cuando llega a sus límites un convoy enviado por el gobierno federal para construir una carretera, hecho que las autoridades del lugar desconocen y deciden impedir el paso de la maquinaria en lo que la asamblea comunitaria toma una decisión al respecto de permitir o no los trabajos. En ese tiempo somos testigos de la vida diaria del lugar y las relaciones de sus habitantes.
Para Víctor Robinson “esta película es el resultado de la comunidad y se ha dado de una forma casual, lo que nos lleva a alcanzar una película que es natural, donde cada uno de nosotros, como actores, nos desempeñamos naturalmente”, para él “como oaxaqueños estamos trabajando en mostrar nuestras raíces indígenas, nuestra cultura, nuestra organización”.
Durante la conferencia hicieron un ejercicio sobre las similitudes entre la comunidad ficticia de la cinta y el pueblo de San Pablo Guelatao, comentando que “somos el ojo del huracán, somos experimentos en términos de política, lo cual es una bendición y una maldición de repente, porque no saben como trabajamos adentro de la comunidad” y que al recibir tanta atención y apoyos económicos les lleva a tener que tomar decisiones duras pero siempre en el bien comunal.
Yuliana, por su parte, comentó que la película muestra la forma el poblado se organiza y la forma en que las cosas se desarrollan en él, pero “no en todas las comunidades existe la posibilidad de generar el respeto por la gente, por los usos y costumbres, en nuestro caso si sucede” por lo que muestra “el proceso de reflexión de lo que sucede, pero hay otros casos de comunidades que no podemos explicar, donde no existe ese derecho a la decisión comunitaria”. (Irving Eduardo Torres Yllán / Especial para ZETA)