A más de un mes del colapso del Café Aquamarino, ubicado en Playas de Tijuana el pasado 14 de agosto, las víctimas del incidente continúan sin recibir la reparación del daño por parte del propietario del establecimiento.
El colapso ocurrió alrededor de las 6:00 p.m., cuando parte de la estructura del segundo piso se derrumbó, atrapando a cinco personas: Katia Yareli Lara Lugo, sus hijas de 6 y 9 años, su hermano de 18, y su madre de 54.
“Mi prioridad era saber dónde estaban mis hijas; no se veía nada, había muchísimo polvo de todo el cemento y el escombro. Mi mamá entraba y salía de la conciencia. A lo lejos alcancé a ver a mi hija menor, y yo estaba gritándoles porque quería saber si estaban vivas o conscientes”, relató Lara Lugo a ZETA.
Según Protección Civil Municipal, con el tiempo, la humedad de la brisa marina permeó el concreto de la construcción, corroyendo las varillas de la sección donde colapsó la losa.
Como consecuencia, su hija menor sufrió una fractura de húmero en el brazo izquierdo y tuvo que someterse a una cirugía. Lara Lugo sufrió una fractura de muñeca en radio y cúbito, con la articulación comprometida, lo que ha afectado su trabajo diario como maestra de danza folclórica.
A pesar de estar aseguradas al ISSSTE por el trabajo de su esposo, la familia tuvo que cubrir parte de los gastos médicos, incluyendo la compra de una placa de titanio y ocho clavos para la niña menor, ya que no había material disponible en el hospital. Lara Lugo también tuvo que operarse en un hospital particular, pues no había espacios disponibles para cirugía en el ISSSTE.
“Hemos gastado más de 100 mil pesos sólo en gastos médicos, entre clavos, cirugías, y recetas farmacéuticas, sin contar las fisioterapias y la terapia psicológica que aún están pendientes”, explicó.
Hasta ahora, únicamente dos trabajadores del café se han acercado para preguntar sobre sus necesidades, pero comentaron que sólo el dueño podía tomar decisiones, aunque no se presentó porque estaba “muy ocupado”. No fue hasta que su abogada logró contactarlo que manifestó no estar de acuerdo con los precios de los servicios particulares; sin embargo, posteriormente nunca volvió a comunicarse, por lo que decidieron proceder legalmente e interpusieron una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
El pasado 20 de septiembre, se realizó una reapertura provisional en el estacionamiento aledaño, según lo publicado en las redes sociales del establecimiento.
“Me pareció una falta de respeto total para mí y para mis hijas que él estuviera festejando su cumpleaños en su nuevo local, mientras nosotras seguimos con citas una vez a la semana, sin poder regresar a nuestras actividades normales y mi hija sin poder ir a la escuela”, puntualizó.
Al respecto, se solicitó la versión de los hechos al propietario de la cafetería; sin embargo, lo único que comentó José Segovia fue que seguirán el procedimiento conforme a la ley.