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jueves, noviembre 21, 2024
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Celebra 90 años el artista plástico tijuanense Joel González Navarro

El reconocido artista plástico tijuanense Joel González Navarro celebró su cumpleaños número 90, el viernes 20 de septiembre de 2024, en compañía de su familia.

Radicado actualmente en San Diego, California, el pionero de las artes plásticas de Tijuana se mostró feliz por su onomástico número 90; además, envío un mensaje de agradecimiento a través de ZETA:

“Agradezco a todas las personas que me han felicitado”, expresó Joel González Navarro a este Semanario, al tiempo que refirió que se siente “bien de salud, con ligeras molestias propias de la edad”.

Jovial y de buen ánimo, expresó que sigue trabajando, “aunque sólo por ratos”.

A continuación, ZETA comparte una entrevista realizada al maestro Joel González Navarro publicada en 2023, cuando cumplió 89 años, ocasión en que participó en una colectiva en la Galería de Arte POP de Tijuana.

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En aquella ocasión, el diálogo se tituló “La pintura es la manera en que puedo expresar lo que sucede en nuestro país: Joel González Navarro”, mismo que se reproduce integro:

LA PINTURA ES LA MANERA EN QUE PUEDO EXPRESAR LO QUE SUCEDE EN NUESTRO PAÍS”: JOEL GONZÁLEZ NAVARRO

Pionero de la plástica tijuanense, el maestro Joel González Navarro cumplió 89 años el 20 de septiembre de 2023. Aunque actualmente vive en San Diego, es reconocido por su trayectoria como pintor y muralista en Tijuana, para fortuna del arte bajacaliforniano.

Joel González Navarro. Foto: Cortesía Mara Maciel/Galería de Arte POP

Su obra pictórica se encuentra en museos tanto de México como de Estados Unidos, así como en colecciones privadas del otro lado y de Tijuana. Este año donó generosamente una pieza de la serie “El Éxodo” para una rifa en beneficio de Jorge Conde. De hecho, por estos días se exhibe una pieza de su autoría en la colectiva “El Azul es el Verde que se Aleja” en la Galería de Arte POP, que estará en exposición durante este año.

Con una memoria asombrosamente prodigiosa, el maestro Joel González Navarro concedió amablemente una entrevista a ZETA, donde rememoró su llegada a Tijuana, recordó su formación intelectual en el internado de Agua Caliente, reconoció a sus maestros en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y reveló algunos detalles de su obra pictórica.

Hijo de Erasmo González Cruz y Clementina Navarro Ortiz, Joel González Navarro nació el 20 de septiembre de 1934 en Ciudad de México, aunque en 1947 se estableció en Tijuana, con su familia.

“Me trajeron a los 13 años, en 1947, en el mes que inauguraron el Jai Alai. Vine con mi madre, un tío hermano de ella y un hermano tres años mayor que yo”, contó a ZETA el maestro Joel González Navarro.

Fotos: Cortesía

Evocó que Agua Caliente fue un internado, donde estudió entre 1949 y 1954:

“El Gobierno Federal de Lázaro Cárdenas clausuró los casinos que funcionaban en el país. Éste de Agua Caliente era negocio de tahúres norteamericanos y Abelardo L. Rodríguez era socio importante. El gobierno pagó la indemnización y lo convirtió en escuela-internado para hijos de obreros y campesinos. También había clases de electricidad, carpintería y hojalatería. Aprendimos un poco de esas materias. En la Escuela de Enseñanzas Especiales Número 29, también llamado en 1949 Instituto Técnico Industrial (ITI), ahí estudié la Secundaria y primero de Preparatoria, de 1949 a 1954”.

Recordó a sus maestros en Agua Caliente, refugiados españoles en Tijuana que impartían clases de diversas disciplinas humanísticas:

“Hubo maestros españoles que llegaron directamente de España, a los que el gobierno de Lázaro Cárdenas dio refugio al tomar Francisco Franco el gobierno de ese país. Fueron excelentes maestros, algunos fueron diputados en las cortes republicanas. Un ex alumno, José Lino Ortiz, escribió y publicó un libro titulado ‘Fuente Castalia’, que retrata la vida en el internado de esos años. El maestro Miguel Bargalló nos daba clases de Geografía; Federico Campbell habla de él en su libro ‘Regreso a casa’.

“Otro profesor, Alberto Alberich, daba clases de Literatura Española. Y hubo un profesor que no participó en la Guerra Civil, era joven él, pero nos daba clases de Filosofía, Lengua y Literatura Española, Latín y Griego Antiguo a los que queríamos estudiar el bachillerato; se llamaba Antonio Blanco Sánchez, tuvo una librería en Calle Tercera y Avenida F, junto al Parque Teniente Guerrero, y en 1962 inaugura su Librería Atenea, la mejor de entonces; fue un excelente maestro, sabía además francés, italiano, inglés. A mí me distinguió con su amistad; tuvo un final triste en su vejez por el Alzheimer”.

Incluso recordó a su contemporáneo Manuel Varrona (Tijuana, 1936-2020), también artista plástico bajacaliforniano: “Varrona estuvo en el internado sólo el primero de secundaria, de 1949 a a1950”.

De hecho, reconoció que fue en el internado Agua Caliente donde “teníamos clases de modelado con barro y arcilla, con el mexicano David Ojeda”.

“Tuvimos el privilegio de estudiar y vivir ahí algunos años de nuestra adolescencia”, reconoció.

Joel González Navarro empezó a dibujar desde la niñez, tal como reveló a este Semanario: “Me gustaba dibujar desde la primaria. Mirando fotos de pintores del Renacimiento, tuve el deseo de aprender a pintar retratos. En ‘La Revu’ veía a un magnífico retratista dibujar retratos de turistas, de él aprendí; Alex Duval se llamaba, judío asentado en Tijuana”.

De manera que durante el internado Agua Caliente (1949-1954), ya dibujaba y pintaba: “Ya podía, en 1952, en el internado de Agua Caliente, dibujar y pitar retratos”.

Al egresar de la escuela Agua Caliente, González Navarro estudió de 1955 a 1959 en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.

“En 1930, Diego Rivera fue director de la Facultad de Arquitectura, ahí funcionaba la ENAP. Sólo estudié en la ENAP; Varrona sí estudió en La Esmeralda”, recordó.

Durante sus estudios en la ENAP, González Navarro conoció a sus maestros, como Antonio Ramírez, Ángel Garibay, Benjamín Coria y Gustavo Montoya.

¿Por qué fueron importantes o qué le decían a Usted esos maestros en la ENAP de la UNAM?

“Antonio Ramírez nos descubrió el valor artístico de la Escuela Mexicana de Pintura, la importancia de valorar lo mexicano, el valor humanístico de esa corriente, que estuviera al servicio del pueblo y sus luchas por lograr un mundo mejor, una sociedad más fraterna”.

González Navarro relató a este Semanario que, tras estudiar en la ENAP, regresó a Tijuana, donde trabajó pintando fotografías en blanco y negro.

“Regresé a Tijuana quizá en marzo de 1960, estaba cerca la inauguración de la Plaza de Toros en la playa y la carretera; eran unos llenos tremendos”.

¿Qué hizo al regresar a Tijuana en 1960?

“Trabajé coloreando fotos, aún no se inventaba la fotografía a color y daba algunas clases de pintura a señoras conocidas, por poco tiempo. Hice algunas pinturas en terciopelo”.

¿Dónde trabajaba coloreando fotos?

“En un pequeño estudio de fotografía que estaba en la calle Quinta, junto a la propiedad de Vidal Pinto, lo conocí en ese año, 1960. Ya existía el Círculo de Arte y Pintura que dirigía el licenciado Ricardo Zamora Tapia. Él organizó algunas exposiciones en el edificio de la Cámara de Comercio de Tijuana. Varrona, Serrano y Rosales tenían un pequeño estudio en la calle 9, subiendo la colonia Independencia. El Círculo de Arte y Pintura tenía un local en el edificio 5 de Mayo en Calle Segunda, frente al Palacio Municipal, ahí nos reuníamos”.

¿Cómo coloreaba y cuánto cobraba por pintar una fotografía en blanco y negro?

“Con un ácido quedaban color café y se aplicaban colores al óleo especiales, más concentrados los pigmentos. Me enseñó el dueño del estudio, se llamaba Luis Flores. El dueño me pagaba dos dólares por día y me hacía el favor. Eran clientes de Tijuana”.

De igual forma, recordó su labor coloreando fotografías “desde que regresé a Tijuana, por un año”.

Durante la entrevista para ZETA, el maestro Joel González Navarro evocó sus primeras exposiciones:

“En 1961 hice mi primera exposición personal, en el Club Campestre. El director era Miguel Calette. Rubén Vizcaíno hizo publicidad en El Mexicano y una entrevista. Fui el primero que él promocionó. Eran unas 20 obras”.

¿Cuáles temas le interesaban en esa primera exposición de 1961?

“Presenté algunos temas relacionados a cuestiones sociales y otros ya más libres, de búsqueda temática y estilística. En 1962 se inaugura Librería Atenea en Avenida Constitución, entre Quinta y Sexta. El dueño de la librería, la mejor de entonces, fue profesor en Agua Caliente, Antonio Blanco Sánchez. Me dio la oportunidad de exhibir mis pinturas y se empezaron a vender, eran obras que pintaba en mi domicilio de ‘La Liber’”.

Uno de los artistas plásticos más importantes de Baja California, en la obra de Joel González Navarro destacan las series “El Éxodo” (aproximadamente 130 piezas), “Alegorías Indígenas” (60) y “La Conquista” (40 piezas).

¿Por qué o cómo se empezó a interesar por el tema de la migración y la frontera en su obra pictórica?, sobre todo en la serie “El Éxodo” …

¨Con frecuencia cruzaba la frontera a comprar tela y pinturas, así que veía los intentos por cruzar sin documentos de miles de personas. Además, las noticias sobre ese asunto, era doloroso ver esa necesidad de los seres humando queriendo huir de la pobreza y ahora también de la violencia. Entonces, deseaba abordar el tema poniendo el arte al servicio de la sociedad, como fue la intención principal de la Escuela Mexicana de Pintura, que el problema se conozca y se busque la solución o soluciones necesarias por parte de quienes están obligados a mejorar las condiciones de vida, de quienes necesitan la ayuda. Creo que todos, desde su profesión, trabajo o actividad, tenemos la obligación moral de actuar para mejorar la calidad de vida”.

Una característica de sus obras es el desvanecimiento o desgarramiento de los personajes pintados intentando cruzar la frontera en la serie “El Éxodo”. ¿Cuál es el significado?

“Pienso que la angustia a lo desconocido y el alejamiento de sus familiares van deshaciendo su espíritu, así como los peligros que los rodean los llenan de esperanza, aunque continúan con valor su camino. No tienen otra opción en su vida. He pintado el mismo tema por varios años, algunos parecerán repeticiones”.

En las obras sobre migración, como la serie “El Éxodo”, abundan colores fríos, oscuros, grises, azul marino o verde oscuro…

“Lo hago pensando que, entre tantos, alguno o algunos tendrán una calidad artística que los hagan quizá importantes. Quiero mostrar esos peligros que enfrentan en el camino y su estado de ánimo. No hay futuro claro para ellos. Todos son obstáculos, algunos insalvables, sobre todo ahora con estos muros tan altos. La indiferencia y el desprecio a su vida por parte de algunos sectores de autoridades y población del vecino del norte. En esos temas, los seres humanos aún están lejos de su meta”.

En su obra abundan muchos símbolos, como en las piezas sobre migrantes con imágenes como la silueta de la Virgen de Guadalupe en la obra “La Virgen del Bordo” (1997). ¿Por qué son importantes los símbolos como lenguaje pictórico en sus obras?

“Este tema lo pinté antes de un concurso con el tema de la Virgen de Guadalupe y los migrantes. Era sólo una madre llorando la muerte de su hijo, balaceado al cruzar la Línea por un vigilante, fue un hecho real sucedido en Tijuana. Vi que poniendo el halo de la virgen a la figura de la madre servía para presentarlo en el concurso. Los símbolos religiosos, en este caso de la Virgen de Guadalupe, pienso que refuerzan la idea del valor que tienen personas, que el migrante continúe su camino. Quizá sin esperanza de recibir un apoyo celestial no tendrían el valor necesario para iniciar y continuar su camino”.

¿Cómo reinterpretó la tradición de la Escuela Mexicana de Pintura del centro del país a la realidad fronteriza en su obra?

“La Escuela Mexicana de Pintura se ajustaba muy bien al origen de los migrantes: desde hace 70 años eran principalmente campesinos y jornaleros del campo mexicano huyendo del olvido, de los regímenes priistas, que invocaban en su propaganda electorera la continuación de la Revolución Mexicana, desde Miguel Alemán, sobre todo. Últimamente mujeres, médicos, abogados, arquitectos, se unieron a los migrantes para cruzar sin papeles. Médicos y abogados despachando tacos en restaurantes mexicanos en varios estados de Estados Unidos. Últimamente, menores, a veces solos y de varios países lejanos”.

¿Usted se propuso una continuación, ruptura, renovación, reinterpretación o adaptación, etcétera, de la Escuela Mexicana de Pintura a la realidad de la frontera norte de México?

“Se ajusta muy bien, un arte y estilo claros, que cualquier persona identifique un arte al servicio de los trabajadores y campesinos, principalmente, que no tuvieron oportunidad de estudiar en universidades. Eso es esa serie de los migrantes. Incluyo referencias del surrealismo que también se adaptan muy bien a este tema. Leyendo ‘Pedro Páramo’ fue como se me mostró la manera, el estilo que debía utilizar para resaltar dibujo y color, la figura humana, en el tema. No hay luminosidad, no hay alegría; todo es sufrimiento y desesperanza”.

¿Reconoce entonces alguna influencia del surrealismo en su obra?, sobre todo porque también se le ha relacionado con el expresionismo…

“Sí, es una mezcla de estilos que dan un buen resultado. Esas obras reflejan estados de ánimo personales por la condición económica del país, sentimientos reflejados como un espejo de una situación anímica en algún tiempo”.

En “Libertad o Muerte” (1985) se aprecia un ser humano crucificado o clavado con pencas de maguey. ¿Podría hablarnos de esta obra?

“Es la condición de miles de campesinos olvidados por los gobiernos priistas, desde el alemanismo, con su pedazo de tierra sin un apoyo real para hacer producir su parcela con siembras de temporal; si llueve, tendrá buena cosecha, pero son explotados por intermediarios que son los que ganan, a veces. Los gobernantes hablaban de apoyos al campo, pero eran apoyos a acaparadores de tierras, amigos de gobernadores o caciques, apoyadores del régimen. Para el campesino pobre, el olvido o represión si protestaban. Ése es el tema: la Revolución que no cumplía sus ‘postulados’”.

¿Qué es lo más importante que quisiera destacar de sus obras, donde se refleja el drama, la tragedia, el dolor, en temas como la migración en series como “El Éxodo” o los campesinos olvidados en piezas como “Libertad o Muerte” (1985)?

“Lo más importante es la condición de miseria en que aún se encuentran miles de campesinos, ahora también afectados por los grupos de delincuentes que los aterrorizan para que abandonen sus tierras. Ya es una acción concertada en varios países a nivel continental para que narcos y grandes compañías mineras y agrícolas se apropien de sus tierras”.

Indiscutiblemente, el maestro Joel González Navarro tiene un lugar en la historia de la plástica tijuanense. Hacia el final de la entrevista para este Semanario, se le solicitaron a Joel González Navarro algunas consideraciones sobre pintura y el arte en Tijuana.

¿Qué es la pintura para Usted?

“Para mí la pintura es la manera en que puedo expresar lo que sucede en nuestro país y el mundo, la realidad. En el fondo, en ocasiones pinto temas amables, intento lograr un arte que nos muestre la belleza de la naturaleza o del ser íntimo, ahí utilizo colores brillantes”.

¿Qué opina Usted de la pintura tijuanense y cómo se ve dentro de toda la producción pictórica de los demás artistas plásticos de su misma época o generación?, como Manuel Varrona y Álvaro Blancarte, entre otros.

“Hay compañeros que realizaron obras de gran calidad. Hay quienes trabajaban bastante como Blancarte y Varrona que han destacado muy merecidamente. A su lado, he quedado rezagado, ciertamente. Van destacando nuevas figuras con ideas y temas renovados, y eso me parece necesario para lograr obras importantes”.

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Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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