Estuve en Aguascalientes
en casa de mi hermanita;
lo recordaré por siempre,
Dios bendiga a su familia.
Visité Rincón de Romos
y me la pasé muy bien;
comí antojitos sabrosos
y un biónico degusté.
El biónico hecho con frutas,
nueces, amaranto y crema,
miel de abeja -¡qué ricura!-,
“chantilly”, guayaba y fresas.
Caminé por el jardín
justo enfrente de una iglesia,
las campanas pude oír
con su tañido de fiesta.
Fuimos a un rancho lechero
adornado por las vacas
y la inquietud de becerros,
mas no vi cuando ordeñaban.
Llovió aquel día de pronto
y miré por el balcón:
el chispoteo sonoro
cubrió mi alma de emoción.
Menos mal que aquella lluvia
no mojó el nido de barro
ni los bebés golondrinas
que a la orilla se asomaron.
Fui a la presa “Centenario”
de belleza impresionante;
cuadro al óleo, el escenario
fue eterno -al verla- el instante.
Esa presa pertenece
a otro bello municipio:
San José de Gracia es ése,
muy bonito el recorrido.
Hasta catedral llegamos
en ciudad de Aguascalientes;
su arquitectura, un regalo
para quienes verla quieren.
Rica nieve de “garrafa”
degustamos en Calvillo,
famosa nieve hecha en casa
que se disfruta entre amigos.
Saludé a algunas personas
a quienes gustan mis letras
y sus detalles me honran;
me hace feliz ser poeta.
Por vez primera mis nietas
vieron tierra mexicana;
mi hija y yo fuimos con ellas,
se sintieron como en casa.
A la tiendita del barrio
se acercaron con su tía,
y tomadas de la mano
escogieron golosinas.
Este viaje a Aguascalientes
lo llevaré en el recuerdo;
tierra de muy buena gente
que trabajan con empeño.
Mágico Rincón de Romos,
lugar de buenos amigos,
donde el sol es luminoso
y por Dios es bendecido.
Lourdes P. Cabral.
San Diego, California.