Oficialmente en Baja California Sur se han registrado cinco feminicidios en lo que va de 2024. El último ocurrió entre la noche del 27 y madrugada del 28 de julio, según un informe rendido de manera privada por la Mesa Estatal de Seguridad Pública al gobernador Víctor Castro Cosío.
El cuerpo de Leslie Desireé Agúndez Moyrón fue encontrada por un ciudadano que caminaba por la comunidad de Chametla en el municipio de La Paz el pasado 1 de agosto. Sus restos estaban semienterrados
“Un brazo estaba de fuera de la tierra está como mordido”, aparentemente expuesto por unos perros, según el reporte de llamada a los números de emergencia. El sitio tiene acceso por una brecha contigua a las oficinas de Caligas, entrando por las oficinas de la Organización Nacional de Protección al Patrimonio Familiar (Onappafa), a unos 400 metros en un lote baldío. Entre unas mojoneras de plástico estaban unas bolsas negras, y ahí se encontró a la víctima.
Su agresor presuntamente fue su hermano de nombre Andrés Armando Iwami Agúndez, de acuerdo con la investigación de la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJE),por “ser la persona que probablemente participó o cometió el delito de feminicidio” en agravio de quien era una joven comerciante de 30 años de edad.
Leslie fue reportada como desaparecida por su hermano desde el pasado domingo. “Llegó de trabajar y se puso a lavar la ropa, ya por la tarde-noche, sólo dijo que iba a salir y ya no regresó”, comentó el presunto responsable de feminicidio a los padres. La información fue entregada a las autoridades hasta el 30 de julio, cuando el padre de la joven llegó a BCS, dado a que vive en otra localidad.
Después de haber sido reportada como no localizada, el hermano desapareció, hecho que también fue reportado el 30 de julio; al igual que un automóvil propiedad de la madre de ambos, marca Spark, color gris, mismo que fue hallado con un choque del lado del conductor, lo que originó que de inmediato su fotografía circulara en las redes sociales. Los usuarios no tardaron en señalar que el auto había sido visto frente a una tienda en Loreto.
La búsqueda fue exhaustiva, hasta que la Agencia Estatal de Investigación Criminal confirmó a ZETA que Andrés Armando había sido ubicado y asegurado por los agentes. El joven vestía short azul marino, tenis negros con blanco y una playera deportiva negra del Inter de Miami con el “10” de Messi. Esto tuvo lugar la tarde del 31 de julio.
Hasta ese entonces, poca información fluyó al momento del aseguramiento del familiar de la víctima de desaparición; fue hasta las 5:30 de la mañana del 1 de agosto que una persona ubicó el cadáver de Leslie y llamó a los números de emergencia, y partir de ese momento la actitud del sospechoso cambió.
“No quería brindar información, hasta que se le comunicó que su hermana ya había sido localizada sin vida; a partir de ese momento recibimos más detalles, incluso obtuvimos datos de la ubicación del celular de la víctima, en un radio de un kilómetro alrededor de la casa donde ocurrieron los hechos”, narró uno de los agentes.
En el inter de localización de Leslie y su hermano, elementos de la Procuraduría acudieron al domicilio para recabar más datos. A simple vista “no había rastros de violencia” en la habitación o indicios de algún robo. Todas las pertenencias de la víctima estaban en su lugar; incluso se encontraba su perro, que estuvo encerrado en la habitación donde ocurrió el crimen.
Sin embargo, los hechos narrados en la audiencia inicial con capeta LPZ/5508/2024/NUC y Expediente: LPZ/029/HOM/2024, indican que entre las ocho de la noche del sábado 27 de julio y las siete de la mañana del domingo 28, en el domicilio ubicado en avenida Las Américas #301, entre República de Perú y República de Ecuador, de la colonia Las Américas, el agresor subió a la parte alta de la habitación, donde estaba su hermana, y trató de abusar de ella.
“Estaba obsesionado con ella. Aprovechó que estaba sola en la casa en su habitación del segundo piso, y que la mamá se encontraba fuera de la ciudad para agredir a la hermana, pero como ésta se resistió, la atacó con un cuchillo y la privó de la vida, para luego fuera a ocultar su cadáver, donde se localizó la víctima, trasladándola en los asientos traseros del vehículo de la misma víctima”, indicó una fuente de la Agencia Estatal de Investigación Criminal de la PGJE.
La información compartida con ZETA, señala que Andrés Armando presuntamente utilizó un cuchillo del tipo sierra, que cuenta con punta y dientes; la atacó varias veces en el cuello en el “paquete vasculonervioso bilateral del cuello”, además de múltiples heridas en el pecho de lado izquierdo y derecho, lesiones que “le provocaron la muerte por hemorragia aguda masiva”.
LA EVIDENCIA
Durante la revisión del caso los investigadores determinaron que el hermano estaba obsesionado con su propia hermana, y al tratar de abusar y ser rechazado por la víctima, éste la atacó con un arma blanca; después ocultó el cuerpo en un predio de Chametla, donde la abandonó junto con unas bolsas negras en cuyo interior había prendas, cojines y cobijas llenas de sangre.
Según los agentes de investigación, Andrés Armando subió a la víctima a la parte trasera de su propio automóvil, la enterró y regresó a casa para estacionar el auto en la vivienda; entonces tomó el carro de su madre y huyó de La Paz.
Los forenses de la Procuraduría ubicaron manchas de sangre en el auto de la madre, en el que se fugó hasta Loreto. Además, cerca de la palanca de cambios hallaron presuntamente el arma homicida, el cuchillo con el que privó de la vida de su hermana.
Inicialmente los elementos de la PGJE que habían acudido al dormitorio de Leslie a simple vista no encontraron evidencia del feminicidio. Al acudir el Servicio Forense, utilizando luminol (sustancia que permite ubicar manchas de sangre) se confirmó que el presunto agresor o alguna otra persona, trató de limpiar la evidencia del crimen.
Con el reactivo se detectaron rastros de sangre en las líneas entre el vitropiso y el colchón, confirmando que la escena del ataque fue en la habitación de la joven comerciante. También había cojines y cobijas en el sitio donde fue encontrado el cuerpo de Leslie.
En consulta con miembros de la Mesa de Seguridad acerca de si algún familiar estaba enterado de los hechos, como es una confesión del presunto responsable, aseguraron que seguramente una persona cercana a Andrés sí estaba enterada.
Sin embargo, en México, un familiar no está obligado a declarar contra el acusado, por la comisión de un presunto delito debido a la figura del “parentesco” establecida en la ley.
El Código de Procedimientos Penales Federal establece en su artículo 254 que no están obligados a declarar: el cónyuge o concubino; los parientes consanguíneos o afines en línea recta sin limitación de grado; ni los parientes consanguíneos o afines en línea colateral hasta el cuarto grado.
Esto significa que, al ser pariente del sospechoso, no se le obliga a declarar contra el imputado por feminicidio. Esta disposición busca proteger la unidad familiar y evitar conflictos de lealtad entre familiares. Aunque si la persona familiar de Andrés Armando tiene conocimiento de un delito y no lo denuncia, podría ser considerada cómplice o encubridora, dependiendo de las circunstancias específicas del caso.
AUTORIDADES NO ACTUARON
Mucha confusión fue sembrada las primeras horas después de la desaparición de Leslie, pues las autoridades de Baja California Sur tardaron más de 72 horas en hacer pública la ficha de su búsqueda, y a partir de las primeras horas del 31 de julio. 24 horas antes de la localización sin vida de la joven, se aplicó el protocolo de búsqueda.
Solamente la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) compartió la ficha de búsqueda y activación del Protocolo Alba para tratar de localizar con vida a Leslie Desireé, y lo hizo más de 72 horas después de que desapareció sin dejar rastro; ni la página del Gobierno del Estado, de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, y mucho menos de la Secretaría General de Gobierno (de donde depende dicha institución), difundieron la ficha de búsqueda para solicitar información para la joven de 30 años.
En otros casos las autoridades de seguridad sí han difundido las fichas o Protocolos Alba; en cuanto a este feminicidio la información apareció en las redes de la Procuraduría.
Ante esta acción, el Colectivo Búsquedas San José del Cabo hizo un posicionamiento declarando que las autoridades de Baja California Sur no hacen lo posible por localizar a una víctima de desaparición con vida, señalan que no existen estos protocolos.
“El posicionamiento personal y por parte de todas las familias que pertenecemos al Colectivo Búsquedas San José y Cabo San Lucas es de total repudio a los actos de violencia de todo tipo, y en particular total repudio a los actos de violencia de género. Exigimos justicia para todas las mujeres asesinadas y brindamos todo nuestro apoyo a la familia y amistades de Leslie. Solicitamos a las autoridades programas reales para protección a mujeres que manifiesten algún riesgo y actúen antes en prevención para cuidar y salvaguardar la vida. Siempre lo he comentado, y desgraciadamente el gobierno de Baja California Sur no cuenta con ninguna acción coordinada de autoridades para rescatar con vida a las personas desaparecidas”, declaró dicha agrupación.
LESLIE, UNA MUJER DE LUCHA
Todo lo que envolvió a la desaparición y muerte de Leslie generó comentarios y su caso trascendió a nivel nacional. Desde hace tres años era propietaria de una boutique de ropa ubicada en la colonia Centro en el municipio de La Paz; de ahí sostenía su casa en la que vivían su madre y hermano.
“Era una joven muy trabajadora, se notaba en sus actos que quería salir adelante, no me explico el porqué de la forma en que fue asesinada; ella era tan sencilla, tan amistosa y siempre preocupada por la gente: ella se sabía hasta los nombres de cada lavacoches de aquí afuera, decía ‘hoy se ve muy bien tal, acaba de salir del anexo y se mira más feliz, le hace bien haber dejado el mal camino’. Si llegaban sin comer o mucha gente de escasos recursos que pasaba por su local, ella les preguntaba si ya habían comido; y si no, les compraba o les pedía comida. Esa era la mujer que me dio tanto gusto conocer”, expresó a ZETA una de las comerciantes vecinas del comercio de Leslie.
A
gúndez Moyrón es descrita como una persona ordenada, que se mantenía fiel a sus convicciones, el ejercicio, su trabajo y su perrito “Chubi”.
“Ella siempre abría a las 11 de la mañana; si acaso llegara tarde, era porque andaba corriendo o caminando en el malecón, lo adoraba. Cerraba entre 7 u 8 de la noche porque se iba a entrenar al gimnasio, era una persona muy entregada al ejercicio y a los retiros espirituales; siempre tenía encendidos inciensos en su local, decía que la relajaba y le daban paz. Eso creo, ella estaba preparada espiritualmente, se fue en paz; su mente sobrepasaba a la espiritualidad, su cuerpo aquí está en la tierra, pero su espíritu ahora es libre. Me da mucho gusto ver a tanta persona que se ha acercado a su local a dar muestras de cariño, de gente que se acerca a orar por ella, encenderle una veladora”, recordó una de sus vecinas, quien también tiene un comercio aledaño al negocio de Leslie.
Apenas en abril la joven cumplió 30 años. A finales de agosto tenía planeado un viaje a París, Francia. Era su “sueño anhelado, quería celebrar en grande su cumpleaños, estuvo ahorrando mucho”, dijeron a ZETA algunos de sus conocidos.