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sábado, septiembre 7, 2024
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Los gigantes de Baja California

Soy muy amiguero y tengo la suerte de conocer a personajes extraordinarios a quienes admiro y estimo, junto con los que he corrido y recorrido interesantes y simpáticas aventuras.

Empiezo con Don Enrique Mier y Terán. ¡Ay! Enrique, buen amigo, voz y carácter de cantante de ópera. Tu presencia era insoslayable; tu simpatía y alegría llenaba espacios con ideas profundas y con tu gusto por el piano. Así de grandote como eras, tus hechos y tu vida no caben en el corto espacio de un artículo de periódico. Tu ausencia ha dejado un vacío que nadie ha llenado. Así que escribiré dos.

Cuando The Economist de Inglaterra o cualquier periódico internacional querían saber algo sobre la industria maquiladora, acudían a ti, y sin falta explicabas con inteligencia y sabiduría el fenómeno fronterizo del que prácticamente tu padre -Don Juan Mier y Terán- y tú habían engendrado con la primera maquiladora, y sin duda ellos te citaban.

En una ocasión, me invitaste a un viaje a Europa, a Estambul y a Módena, con nuestras respectivas esposas. Recuerdo con agrado que nos encontrábamos en el Bósforo en un velero con luna llena, teniendo a Europa a la izquierda y Asia a la derecha, y nos deleitaste al recitarnos con tu profunda voz el poema del pirata que alude a ese lugar y un momento similar, “La Canción del Pirata” (fragmento) de José de Espronceda:

Con diez cañones por banda/ viento en popa a toda vela/ no corta el mar, sino vuela/ un velero bergantín;

bajel pirata que llaman/ por su bravura, el Temido/ en todo mar conocido/ del uno al otro confín.

La luna en el mar riela/ en la lona gime el viento/ y alza en blando movimiento/ olas de plata y azul;

y va el capitán pirata/ cantando alegre en la popa/ Asia a un lado, al otro Europa/ y allá a su frente Estambul.

O sea, el poema escrito para ese espacio y para ese lugar que de pronto compartíamos con buena comida, y en el mar de luna llena con felicidad.

Cuando fuimos a Módena, lugar donde vivieron los míticos personajes de Romeo y Julieta y en una arena romana vimos por tres días consecutivos diferentes, bellas y formidables, producciones de las óperas “Nabucco”, “El Barbero de Sevilla” y “Aída”, una tras otra con cambios nocturnos de escenarios con barcos y caballos que aparecían y desaparecían, desde ese momento aprendí de ti a apreciar el “bel canto”.

En otra ocasión la secretaria de Trabajo de Estados Unidos estaba furiosa con las maquiladoras, pues decía que se explotaban y maltrataban a los obreros y pedía sanciones para el país. El gobierno de México solicitó tu intervención en un viaje de recorrido de Yucatán donde ella iba a deambular; ni tardo ni perezoso te lanzaste a la aventura, conseguiste ir en el camión de la comitiva, te sentaste junto a ella y en tres horas la convenciste de su ignorancia y lograste evitar un duro castigo para México.

Cuando entrabas a un salón era como fuegos artificiales: llegaba la alegría, la inteligencia y tu presencia se hacían notar como en una discusión que hubo con Rosa Luz Alegría (brillante y guapa) en que ambos analizaron las condiciones de vida de Tijuana. Añado con admiración los mil puestos y actividades en que has participado y comprometido:

Desde los 19 años has estado involucrado en el negocio industrial; fuiste gerente, operador, inversionista, promotor y consultor. Dedicaste más de 10 años a la apertura del mercado latinoamericano y europeo para productos electrónicos fabricados en Tijuana. También te dedicaste al desarrollo de bienes raíces industriales para las maquiladoras y a la consultaría en la implementación y operación de empresas de capital extranjero.

Presidiste el Grupo EMYT, dos inmobiliarias, el Parque industrial TECNOMEX, un grupo de consultoría y SAFEMEX, una empresa de servicios de emergencia para el turista en toda la República Mexicana.

También formaste parte del Consejo de la Administración Portuaria Integral de Ensenada, del Consejo Regional de Fianzas Monterrey, del Consejo Regional Financiera y de una cadena de periódicos.

Fuiste presidente y fundador de la Asociación Local de Maquiladoras de Tijuana y el primer presidente a nivel nacional de la Asociación Mexicana de la Industria Maquiladora (hoy Consejo Nacional).

Fuiste miembro fundador del Consejo de Desarrollo Económico de Tijuana (CDT) y presidiste la Comisión CENTRIS de Fomento Industrial; fuiste miembro activo de Tijuana Trabaja, del San Diego Dialogue y del Foro Fronterizo.

Además, fuiste presidente de Desarrollo Económico e Industrial de Tijuana. Promoviste y dirigiste el Fondo Tijuana de capital de desarrollo para la pequeña empresa exportadora o proveedora de maquiladoras, en sociedad con el BID y NAFIN.

En 1999 te distinguieron con el galardón “Forjador del Año” en Tijuana y tu experiencia como hombre de negocios fue reconocida al formar parte del Paseo de la Fama, instituido por Tijuana Innovadora.

Por tu experiencia en la industria maquiladora mexicana, diste conferencias y participaste en seminarios tanto en el país como en Estados Unidos, Japón, Corea, España, Argentina, Brasil y Venezuela.

En Estados Unidos, destacó tu participación activa en San Diego Dialogue, organismo de políticas públicas de la Universidad de San Diego que abordó temas binacionales, empezando por la disminución de los tiempos de espera de los cruces fronterizos.

Tu labor altruista en beneficio a la comunidad es digna de distinguir, así como tu labor en el tema educativo; por cinco años presidiste el organismo administrador del patronato de la Universidad Iberoamericana, unidad Noroeste.

Fuiste presidente del Club Campestre de Tijuana y miembro fundador y activo del Grupo de los Jueves.

Eso y muchas cosas más que hay que contar de ti, pues tu huella grande y generosa permanece en la ciudad como padre de la industria maquiladora y excepcional amigo. Sobresales como un súper papá de cuatro extraordinarios hijos y como un maravilloso esposo.

Te llamé por teléfono para decirte que si confiabas en mí y me contestaste “por supuesto”. Te pedí que adquirieras un boleto para Cabo donde estaba yo organizando un encuentro de intelectuales en el que deseaba que participaras, una hora después me llamaste para decirme que tu doctor te había pedido que no hicieras el viaje y al día siguiente pasaste a mejor vida; fue el último momento en que nos encontramos. ¡Ay! Enrique, hermano, haces falta…. Como dije arriba, tú no cabes en un artículo; va el siguiente.

Enrique Mier y Terán, si a la mar fuera, serías almirante o pirata y en tierra serías general…

 

José Galicot es empresario radicado en Tijuana.

Correo: jose.galicot@tijuanainnovadora.com

 

ETIQUETAS: Semanario ZETA, Opinionez, José Galicot, Tijuana,  Tijuana Innovadora, Enrique Mier y Terán, Rosa Luz Alegría, obituario, personajes bajacalifornianos

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