Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto de los Estados Unidos desde 2022, admitió el lunes 22 de julio de 2024, que el intento de asesinato de Donald Trump -candidato del Partido Republicano y ex mandatario estadounidense, desde el 20 de enero de 2017 hasta el 20 de enero de 2021-, ocurrido el día 13 del mismo mes y año, durante un mitin del magnate neoyorquino en Pennsylvania, fue el “fallo operativo más significativo” de dicha agencia en décadas.
Cheatle compareció ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de EE.UU. Asimismo, la funcionaria federal estadounidense asumió toda la responsabilidad por los errores de la agencia que dirige, relacionados con el ataque en el mitin de Trump en Butler, Pennsylvania.
“Fallamos. Como directora del Servicio Secreto de Estados Unidos asumo toda la responsabilidad por cualquier fallo de seguridad […] El intento de asesinato contra el ex presidente Donald Trump el 13 de julio es el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas”, comentó Cheatle, quien, sin embargo, aseguró que la seguridad para el ex presidente estadounidense, por parte del Servicio Secreto de EE.UU., había crecido antes del atentado contra el magnate neoyorquino.
“El nivel de seguridad proporcionado para el ex presidente aumentó mucho antes de la campaña y se ha incrementado de forma constante a medida que evolucionan las amenazas […] Nuestra misión no es política. Es literalmente una cuestión de vida o muerte”, enfatizó la funcionaria federal estadounidense.
“Creo firmemente, directora Cheatle, que debería dimitir. El Servicio Secreto tiene miles de empleados y un presupuesto importante. Pero ahora se ha convertido en el rostro de la incompetencia”, expresó el republicano James Comer, miembro del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, durante la comparecencia.
Christopher Wray, director general del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), comparecerá el miércoles 24 de julio de 2024, ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes. Además, el presidente de la Cámara baja, Mike Johnson, tiene previsto presentar un grupo de trabajo bipartidista que serviría de enlace para las investigaciones del atentado contra Trump.
Esta fue la primera comparecencia de Cheatle ante legisladores, desde el tiroteo del 13 de julio de 2024, que dejó un espectador muerto. Además, Trump resultó herido en la oreja y otros dos asistentes resultaron lesionados después de que el joven Thomas Matthew Crooks, de 20 años de edad, disparó desde un edificio cercano, a 120 metros de distancia del templete.
Dos detonaciones, a las que siguió una ráfaga de disparos, desataron el pánico de los asistentes del mitin, mientras Trump hablaba del tema migratorio. El candidato reaccionó al sonido de las balas y se llevó la mano a la oreja derecha. Al darse cuenta de que le corría sangre se tiró al piso. Agentes secretos, al grito de “¡abajo!” corrieron a proteger al magnate neoyorquino, que estaba en el piso. Con el micrófono del atril del mitin abierto se escuchó decir a un oficial: “¿están todos bien?”.
Alguien respondió que el tirador había sido asesinado y se dio la orden de evacuar. “Dejen que me ponga los zapatos”, se oyó la voz de Trump caído. Un guardia le dijo que se recargara, porque tenía sangre en la cabeza.
Los agentes del Servicio Secreto ayudaron a Trump a levantarse, quien casi cargado, comenzó a gritar a su audiencia mientras bajaba las escalinatas del templete: “¡Peleen!”. La multitud respondió coreando “¡USA!”.
Los agentes apresuraron el paso y Trump, con el puño en alto y sin un zapato, arengaba. Luego, el candidato fue llevado a su camioneta, para salir escoltado por otros vehículos hacia un hospital.
Los agentes del Servicio Secreto mataron al tirador. “Supe inmediatamente que algo andaba mal porque escuché un zumbido de disparo e inmediatamente sentí la bala atravesando mi piel. Hubo mucha sangre y entonces me di cuenta de lo que estaba pasando”, aseveró Trump, en un mensaje en la red Truth Social, horas después del incidente.
Por su parte, el presidente Biden, quien hasta ese momento contendía con el republicano por la Presidencia de EE.UU., habló con Trump horas después del incidente, según informó la Casa Blanca. “No hay cabida en Estados Unidos para este tipo de violencia. Es enfermizo”, indicó más tarde el mandatario estadounidense.
El ataque a Trump fue el intento más grave de asesinar a un presidente o candidato presidencial, desde que le dispararon a Ronald Reagan, el 30 de marzo de 1981. Los legisladores habían expresado su enojo por cómo el atacante pudo acercarse tanto al candidato presidencial republicano, cuando se suponía que debía estar vigilado. El Servicio Secreto reconoció que, años antes, rechazó algunas solicitudes de la campaña del magnate neoyorquino para aumentar la seguridad durante sus eventos.
“El Servicio Secreto tiene una misión amplia, dinámica e intrincada. Todos los días trabajamos en un entorno de amenazas dinámico para garantizar que nuestros protegidos estén seguros y a salvo en múltiples eventos, viajes y otros entornos desafiantes”, dijo el portavoz principal de la agencia, Anthony Guglielmi, en una declaración enviada la noche del sábado 13 de julio de 2024, al diario The Washington Post.
“Existe una afirmación falsa de que un miembro del equipo del ex Presidente solicitó recursos de seguridad adicionales y que estos fueron rechazados […] Esto es absolutamente falso. De hecho, agregamos recursos de protección, tecnología y capacidades como parte del aumento del ritmo de viajes de campaña”, señaló Gugliemi, después, en una publicación realizada en su cuenta de la red social X.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, calificó lo ocurrido como un “fracaso”, mientras que varios legisladores pidieron la dimisión de Cheatle. El Servicio Secreto señaló que ella no tenía intención de renunciar a su cargo y, hasta el momento, conservaba el apoyo del presidente Joe Biden.
Según lo han reportado diversos medios y agencias, las autoridades estadounidenses habían estado buscando pistas respecto a lo que motivó a Crooks, pero hasta ahora no habían encontrado ninguna inclinación ideológica que pudiera explicar sus acciones.
Los investigadores que registraron su teléfono encontraron fotos de Trump, Biden y otros altos funcionarios del Gobierno estadounidense, y también descubrieron que había buscado las fechas de la Convención Nacional Demócrata, así como las apariciones del magnate neoyorquino.
“La semana pasada recibí un balazo por la democracia”, dijo el ex presidente, el 20 de julio de 2024, en medio de la ovación de unos 12 mil espectadores en Grand Rapids, Michigan, un “estado fundamental” que ganó en 2016, pero que Biden le arrebató en 2020.
Un informe, publicado el 20 de julio de 2024, elaborado por el congresista de Texas, Ronny Jackson, quien fue médico de Trump en la Casa Blanca, detalló datos de las heridas sufridas por el candidato republicano y el tratamiento que recibió inmediatamente después del ataque.
Según Jackson, Trump sufrió una herida de bala en la oreja derecha de un fusil de alta potencia, que llegó “a menos de un cuarto de pulgada [6 milímetros] de entrar en su cabeza e impactó la parte superior de su oreja derecha”.
La trayectoria de la bala, indicó el congresista texano, “produjo una herida de 2 centímetros de ancho que se extendió hasta la superficie cartilaginosa de la oreja. Al principio se produjo una hemorragia importante, seguida de una marcada hinchazón de toda la parte superior de la oreja”.
El 22 de julio de 2024, Mayorkas, el titular del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), por sus siglas en inglés, designó un panel bipartidista e independiente para llevar a cabo una revisión sobre el intento de asesinato contra el expresidente Trump.
Los integrantes de la comisión tendrán “una extensa experiencia en labores policiales y de seguridad para llevar a cabo una revisión independiente durante 45 días sobre la planeación y las acciones de los agentes del Servicio Secreto y las autoridades locales y estatales antes, durante y después del evento del pasado 13 de julio, así como las políticas y procedimientos actuales del Servicio Secreto”, detalló el DHS, en un comunicado.
Las primeras personas nombradas para formar parte del panel fueron la ex secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano; Frances Townsend, ex asesor de Seguridad Nacional en el gobierno del presidente George W. Bush; Mark Filip, un ex juez federal y subsecretario de Justicia durante el gobierno del presidente George W. Bush; y David Mitchell, ex secretario del Departamento de Seguridad Pública y de Seguridad Nacional para el estado de Delaware.